Trova y algo más...

viernes, 31 de agosto de 2012

La Universidad, fuente de cultura...


Hasta antes de la creación de la Universidad, las actividades culturales estaban a cargo de las compañías de teatro --carpas incluidas--, cantantes, músicos, declamadores de diversa calidad que llegaban a Sonora esporádicamente; fotógrafos, pintores y escultores que de cuando en cuando creaban obras de mérito, pero vivían gracias a sus habilidades artesanales; conferenciantes que el gobierno invitaba un par de días para que disertaran sobre temas históricos; sobre todo, la actividad cultural era sostenida por grupos de aficionados que ofrecían funciones a beneficio de causas sociales.

La Universidad nació con la misión fundamental de poner la cultura al servicio de la colectividad, según el Artículo 6-III de la Ley de Enseñanza Universitaria, por conducto de un Departamento de Acción Social (Artículo 9). En el artículo 34 se detallan el concepto social de la cultura, la obligación del Departamento de contribuir a la investigación científica, el deber de llevar la cultura a organizaciones obreras y campesinas, así como a la población indígena; en fin, el de VII. Ofrecer a los centros de población sus conocimientos universitarios mediante organización de brigadas culturales, fundación de centros de lecturas y conferencias, organización de concursos literarios, musicales y exposiciones artísticas.

En el Artículo 6 fracción VIII de los Estatutos se reiteran esas tareas como atribuciones del Consejo Administrativo y se añaden conciertos de música sinfónica y edición de obras dé mérito literario y de positivo interés de cualquier ramo del saber, prefiriendo las de autores sonorenses. La obligación de publicar libros no comenzó a cumplirse sino varias décadas después.

Para realizar la ambiciosa tarea, al principio el Departamento de Acción Social sólo existió en la letra de la ley; luego se nombró jefe al profesor Medardo Tirado Arámburu, que era jefe de sí mismo pues no tenía a su lado secretaria ni ayudante alguno. Hombre culto, entusiasta y laborioso, había sido director de la Escuela Secundaria de Navojoa; escribía artículos de prensa y producía y trasmitía programas culturales por radio, pero no recibía ningún apoyo, ni siquiera un buen sueldo, que sólo era de $500.00 al mes.

Hizo lo que pudo. Sin elementos a la mano, organizaba ceremonias cívicas y eventos artísticos para consumo de la familia universitaria. Pero, finalmente, el 20 de octubre de 1949 estalló en una carta de nueve cuartillas que dirigió al Rector Quiroz Martínez y al presidente del CAUS en la que dice, con amargura, que ante la escasez de elementos sólo había podido realizar actividades que no suponían el mínimo gasto.

Vi que mi profesión de maestro se trocaba y disolvía en las más disímbolas ocupaciones que, lo confieso, alegran y contentan tanto mi ánimo cuando las recuerdo, que no resisto a puntualizar seguidamente: organizador de ceremonias, articulista, cronista, locutor, charlista, orador, encargado de rifas, mecánico, catedrático y mozo.

Se queja de que le exigían la preparación de actos diversos, aunque no se contaba con artistas, a excepción de los alumnos de la maestra Emiliana de Zubeldía y propone, todavía esperanzado, que le permitan realizar cursos de retórica, danza y teatro, y que le asignen un sueldo de $ 700.00, una secretaria y mobiliario adecuado. Su voz cayó en el desierto.

Los espacios para el arte
No hay indicios de que haya preocupado de manera especial la construcción de espacios idóneos para actividades artísticas a la Directiva del Comité. El primero con el que se contó, y que se conserva a la fecha con algunas modificaciones que no cambiaron su fisonomía original, fue el llamado Teatro al Aire Libre, es decir, el patio de la que fue al principio Escuela Secundaria y Normal, y hoy es el Departamento de Letras y Lingüística (antes Escuela de Altos Estudios). Es un buen espacio para ciertos meses del año, pero no para el invierno o el tiempo de lluvias, porque no está techado.

En 1944 el Departamento de Acción Social y Cultural del Gobierno del Estado, a cargo de doña Enriqueta de Parodi, convocó un concurso de plástica y resolvió exponer los cuadros participantes --de Jorge Othón, Ernesto Pruneda y Roberto Parodi, entre otros-- en la Universidad. Pero como no había una sala de exposiciones, se colocaron en una de las aulas, del 17 de febrero al 27 de marzo.

Se daba el nombre de biblioteca al salón del edificio de la Secundaria donde habían sido colocados unos cuantos centenares de libros. Luego se cambiaron a un salón de la planta baja del edificio principal porque los secundarianos necesitaban el espacio y ahí estuvo hasta principios de los cincuentas. En su informe de 1950, el gobernador Soto expresaba con orgullo que se había comprado estantería para la biblioteca, la cual contaba ya con 9,859 volúmenes para consulta y 1,285 para préstamos a domicilio.


Uno de los primeros edificios que se construyó fue el destinado a almacén, hacia el costado norte del principal (edificio donde hasta hace unos meses estuvo la imprenta universitaria). En marzo de 1947 el Comité decidió convertirlo en salón de actos porque no había espacios para recitales y conferencias. Se instaló allí un piano y se siguió dándole el uso descrito incluso cuando ya se contaba con el auditorio de la Biblioteca y Museo. La mole que conocemos con este nombre fue construida por la administración del gobernador Abelardo L. Rodríguez, en parte con dinero de su bolsillo, en parte con aportaciones de la sociedad, e inaugurada por el presidente Miguel Alemán el 5 de abril de 1948. Según mis investigaciones, el primer evento musical que tuvo lugar en el auditorio fue el concierto de piano que vino a dar el maestro jalisciense Fausto García Medeles, el 27 de septiembre de 1949.

Varía suerte de los proyectos
Algunas propuestas culturales presentadas a la consideración del Comité fueron rechazadas y quedaron en el limbo de las buenas intenciones; otras, aunque con lentitud, maduraron y se convirtieron en realidades.

En noviembre de 1947, el rector Manuel Quiroz Martínez propuso la creación de la Escuela Secundaria de Artes y el Bachillerato Musical, lo que traería como consecuencia la posterior creación de un Conservatorio de Música.

Durante el periodo del rector Aureliano Esquivel Casas se celebraron, con el apoyo del Gobierno del Estado, juegos florales en los que resultó premiado el periodista y escritor yucateco Wilberto L. Cantón. Fue una actividad aislada. En abril de 1949 el licenciado René Martínez de Castro propuso que se instituyeran los Juegos Florales Universitarios cada 5 de abril, aniversario de la Biblioteca y Museo. Era una propuesta coyuntural para halagar al general Rodríguez, y aunque se vio con simpatía, no prosperó.

En julio de 1949 el pianista Samuel Martí, que en compañía de su mujer solía venir a Sonora a tocar, periódicamente, propuso la creación del Centro de Bellas Artes del Noroeste. Era una idea espléndida y ambiciosa. El Centro estaba concebido como organismo autónomo aunque coordinado con la Universidad y los Departamentos de Acción Cultural y de Turismo del Gobierno del Estado. Contaría con 14 profesores especializados y 14 auxiliares que darían cursos de música, danza, teatro, tap y folklore. Necesitaba un presupuesto de $150,000.00 que el CAUS ni por asomo estaba dispuesto a aportar.

El licenciado Guillermo Ibarra, político y periodista que vivió la mayor parte de su existencia en la ciudad de México, siempre trató de hacerse útil a la Universidad, aunque sus propuestas pocas veces fueron apoyadas. En octubre de 1952 recomendó un pintor de la capital para que creara un mural en la Escuela de Agricultura (que todavía no se construía), a razón de $500.00 el metro cuadrado. El doctor Olivares lo informó a sus compañeros de la Directiva, que no hicieron eco a la sugerencia.

Todos estos proyectos se quedaron, pues, en el mundo de los sueños. Pero hubo algunos que a mediano o largo plazo, con titubeos o retrasos, sí se realizaron:

Ya hemos visto en estos envíos cómo en octubre de 1943, Manuel R. Canale propuso la instalación de una radiodifusora.

En la sesión del 5 de abril de 1944, el doctor Olivares propuso la creación de una orquesta y su idea fue recibida con beneplácito. Pero en sesiones posteriores, con el presupuesto a la mano, que ascendía a $10,989.00, aflojó el entusiasmo y se acordó resolver posteriormente este asunto. En el presupuesto se consideraba la compra de ocho violines, ocho violas, dos cellos, tres flautas, tres clarinetes, una batería, tres trompetas, dos trombones, dos saxofones, un saxo tenor, un saxo barítono y los atriles necesarios. En febrero de 1949 se autorizó la compra de instrumentos y en septiembre de 1949 fue contratado por $300.00 al mes, sueldo que le subieron antes de terminar el año a $500.00, el mayor Isauro Sánchez Pérez, que no creó una orquesta sino la Banda de Música de la Universidad, presencia indispensable en los actos relevantes de la Casa de Estudios.

En la sesión del 3 de mayo de 1945, cuando la Biblioteca y Museo no se concluía aún, Fernando Pesqueira propuso, sin éxito, que pasara a depender del CAUS. Sin embargo, era lógico que se resolviera, aunque más tarde, la anexión a la Universidad porque el enorme edificio es el complemento de sus actividades artísticas y académicas. El Comité había tomado la previsión de enviar a Pesqueira a los Estados Unidos, para que estudiara el funcionamiento de algunas bibliotecas de ese país.

En febrero de 1946 se dio el visto bueno para que el profesor José Sosa Chávez formara el Orfeón Universitario. Su labor fue continuada por la profesora Emiliana de Zubeldía, que se incorporó a la Universidad a fines de 1947 y creó los Coros Universitarios, una institución en la que ella sigue viviendo. El profesor Sosa, que fue fundador de la Casa de Estudios, era hombre de genio polifacético: compositor, ejecutante, maestro, fotógrafo y excelente nadador. El Coro Infantil que siguió dirigiendo fuera de la Universidad fue escuchado en numerosas ciudades de la República.

En marzo de 1948 el profesor Francisco Castillo Blanco, también maestro fundador, sometió a la consideración del Comité un plan para crear la Escuela Libre de Artes Plásticas. Aunque no recibió el apoyo solicitado, sembró las inquietudes que luego, a fines de 1950, hicieron posible la aprobación de la Escuela de Dibujo y Pintura propuesta por el maestro catalán Higinio Blatt.

Si bien la enseñanza de este profesor se orientaba hacia la pintura decorativa, enseñó los fundamentos del dibujo y organizó cuando menos dos exposiciones colectivas por año, entre 1951 y 1953; tuvo la virtud de atraer a su clase no sólo estudiantes sino también adultos de diversos sectores sociales, que hallaron así una forma de ligarse a la Universidad. En ese tiempo comenzaron a destacar Marco Antonio Félix, Roberto Parodi, Judith Romo y Leopoldo Cons, entre otros que siguieron cultivando la plástica toda su vida.

En febrero de 1949 se acordó apoyar a la Revista de la Universidad de Sonora --que con ciertos lapsos de recesión no ha dejado de publicarse--, con el 50% de su costo, esto es, $800. Pero el año se perdió en discutir su contenido y en formar el directorio responsable, para desesperación del titular del Departamento de Acción Social, Medardo Tirado Arámburu, primer director que, no obstante, había logrado sacar el primer número en diciembre de 1948. Pasarían nueve años para que reapareciera.

Al final del periodo que se reseña en este volumen comenzaron a organizarse con fines culturales los estudiantes. Un ejemplo fue el Ateneo Sor Juana Inés de la Cruz, dirigido por Raymundo Galván Ibarra (Comercio), Miguel Ángel Moreno Cota, Carlos Moncada Ochoa y Gerardo Alonso Morales (Preparatoria), que editaron la revista Inquietudes y produjeron durante varios meses un programa cultural radiofónico con el concurso musical de la maestra Emiliana de Zubeldía.

Espaciadas, pero no faltaban las actividades culturales
De manera sucinta, enumero algunos de los eventos culturales con artistas e intelectuales que visitaron a la Universidad en aquellos años. Uno de los primeros fue el doctor Francisco Carmona Nenclares, que durante varios días de 1942 dictó un curso de filosofía.

A partir de 1944 el violinista Samuel Martí y su esposa, la pianista Gunhild Nilsson, hicieron vereda hacia Sonora, donde ofrecían al menos una temporada al año; si bien aceptaban contratos de clubes de servicio, su escenario natural era el Teatro al Aire Libre de la Universidad; en ocasiones acompañaron a grandes cantantes de ópera, como June Preston. En 1951 trajeron al joven pianista Francisco Savín, que andando el tiempo sería director de la Orquesta Sinfónica Nacional.

En 1945 visitó la Casa de Estudios el rector de la Universidad de Sinaloa, Raúl Cervantes Ahumada, destacado jurista, para dictar algunas conferencias. Fue la primera de varias ocasiones en que vino a compartir su sapiencia con los universitarios. En abril de ese año, los Coros de los Madrigales Ingleses, bajo la dirección del compositor Luis Sandi, conquistaron a los sonorenses.

También el licenciado Salvador Azuela, presidente del Seminario de Cultura Mexicana, recibido en la Universidad en 1947, se volvió un visitante periódico a lo largo de varios lustros. El pintor Alejandro Pardiñas, que estuvo varias semanas en Sonora, disertó el 30 de abril sobre la tercera dimensión en la pintura; el 8 de mayo, la Banda de Artillería de la Secretaría de la Defensa Nacional ofreció un concierto de música clásica. En diciembre de ese año nos honró también la presencia del antropólogo Juan Luna Cárdenas que trató, entre otros temas, el origen del hombre en Sonora; y en enero de 1948, el científico Raúl A. May, profesor de La Sorbona, disertó sobre biología.


En 1951 iluminó el Teatro al Aire Libre la personalidad de la gran cantante Fanny Anitúa, que aunque retirada de la escena, se hizo acompañar por sus alumnas, la contralto Belén Amparán, la soprano dramática Matilde Urrutia y otras que alcanzaron un sitio de privilegio en la ópera mexicana.

Paralelamente a estos eventos, enunciados como botones de muestra, los miembros de la comunidad universitaria desarrollaban actividades en la medida de sus posibilidades; destacaba el Grupo Cultura, en el que se hallaban las escritoras Enriqueta de Parodi, Aída Lerma y Armida de la Vara; la pianista Leonor Montijo y otras damas. Al integrarse la Corresponsalía del Seminario de Cultura Mexicana y la delegación de la Sociedad de Geografía y Estadística, ingresaron a esas agrupaciones varios profesores de la Universidad.

Sin embargo, la enseñanza sistematizada del arte no era prioridad en la mente de los miembros del Comité. En oficio que dirigió el rector Quiroz Martínez a la Directiva, con fecha 4 de diciembre de 1948, informaba que la única (plaza) que falta de cubrir, Danza y Teatro, lo será si encontramos persona capacitada y que acepte los $30.00 que el empleo tiene asignado. No la encontraron.

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Fuente:
Carlos Moncada. Historia General de la Universidad de Sonora. Tomo I.

jueves, 30 de agosto de 2012

De marranada en marranada...


El Tribunal Electoral de la Federación dijo esta noche 30 de agosto de 2012 que es infundada la demanda de anular la elección presidencial, presentada por el Movimiento Progresista y su candidato Andrés Manuel López Obrador.
 
De manera unánime, los siete magistrados apoyaron el proyecto que desecha todas las presuntas pruebas presentadas por la izquierda. Ni una sola de las querellas fue considerada válida, y todavía más: fue una especie de fallo con bofetada: tanto la ponencia como la argumentación critican duramente la demanda, desde su redacción hasta las supuestas pruebas, presentada por la izquierda.
 
Después de más de 5 horas exposición de argumentos, el Tribunal votó en contra de todos los argumentos que hizo la izquierda sobre el financiamiento encubierto a la campaña de Enrique Peña Nieto a través de Monex, la compra y coacción del voto a través de tarjetas Soriana, o el uso o compra encubierta de espacios en medios y/o de encuestas para orientar el voto a favor del PRI.

Los magistrados expresaron su respaldo al proyecto de sentencia presentado por una comisión del Tribunal que rechaza los argumentos presentados por las izquierdas.

Expusieron ampliamente sus consideraciones jurídicas en respaldo al proyecto de sentencia, que sostiene que el pasado 1 de julio se celebraron elecciones libres y auténticas.

En sus intervenciones señalaron que la demanda presentada por el Movimiento Progresista y su candidato, Andrés Manuel López Obrador, no logró demostrar con pruebas fehacientes que hubo violaciones a la la Constitución y a la legislación electoral para invalidar la elección.

La izquierda afirmó que los comicios del 1 de julio estuvieron marcados por la inequidad, la compra de votos, el rebase de los gastos de campaña, la parcialidad de los medios y la manipulación de encuestas en favor del candidato del Partido Revolucionario Institucional (PRI) Enrique Peña Nieto.

Según el escrutinio oficial, Peña Nieto obtuvo 38.21 % de los votos en las elecciones del 1 de julio, seguido por el candidato del Movimiento Progresista, Andrés Manuel López Obrador, quien logró el 31.59 % de los sufragios.

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Doctorados Honoris Causa otorgados por la Universidad de Sonora...

“Honrar, honra”, dijo José Martí.
 
Honrar es, además, una demostración de reconocimiento, una prueba de humildad y un acto de fe en los frutos generosos de la humanidad, esos que aportan nuevos y buenos motivos para seguir viviendo con la esperanza de un mundo mejor.
 
Honrar es, también, sembrar la semilla para fortalecer las relaciones entre las personas y las instituciones, entre el presente y el futuro y, ¿por qué no decirlo?, entre la inteligencia y el corazón.
 
Por ello, la Universidad de Sonora se siente honrada al entregar el máximo galardón que confieren las universidades del mundo: el Doctorado Honoris Causa, a los personajes que gozan de grandes méritos académicos, científicos y humanos, siempre en favor de nuestro país y de la juventud mexicana que busca ampliar sus horizontes desde las aulas del conocimiento.
 
La estéril discusión de quién es realmente quien se honra con la entrega de un reconocimiento de este tipo, si la persona que lo recibe o la institución que lo ofrece, aquí no tiene cabida porque en la relación que muchas personas de valía han sostenido con la Universidad de Sonora, un acto de este tipo es consecuencia natural que no se presta a malinterpretaciones.
 
Y para la Universidad de Sonora, otorgarle un Doctorado Honoris Causa es un elemental acto de justicia.
 
Lo más importante para la institución no es el total de las acciones realizadas durante tantos años, sino los móviles, las ideas y los valores que como faro en la noche ha orientado el quehacer científico o humanístico de los personajes que hemos honrado.
 
Es la disciplina, la honestidad intelectual, el trabajo serio, la pasión y entusiasmo que han impreso en todas esas acciones, que reflejan un gran sentido de solidaridad para con sus semejantes, y que por ello pueden ser considerados como verdaderos modelos para los jóvenes; en general, para cualquier persona que desea desarrollarse en el campo de la investigación y la docencia.
 
En todos aquellos individuos que han recibido el título Honoris Causa por parte de la Universidad de Sonora se concentran los requisitos fundamentales de todo gran humanista: el deseo de ir más allá de los límites que se han impuesto para lograr metas que beneficien a la sociedad.
 
Así, como institución responsable de la sensibilidad y la inteligencia, la Universidad de Sonora se honra al reconocer los méritos de destacados investigadores que nos ha servido de guía para conocer y reconocernos en las grandes causas de la humanidad que son siempre el bienestar de los menos afortunados y la esperanza realizable por un mundo mejor en el marco inquietante del presente.
 
Nuestros galardonados son casos de excepción, pues son producto de una formación integral que no desprecia ningún resquicio de la curiosidad y la creación humanas, y cumplen con propiedad con la más alta intención del espíritu universitario: “Saber más para ser mejores”.

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(Fragmentos del discurso del rector Pedro ortega Romero en la ceremonia protocolaria de entrega del reconocimiento al Dr. Saúl Álvarez Borrego)

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Los Honoris Causa otorgados por la Universidad de Sonora:


Jaime Torres Bodet, el 12 de octubre de 1962 por sus méritos científicos.

Ignacio Chávez, el 21 de enero de 1963 por sus méritos científicos.

Ignacio González Guzmán, el 23 de enero de 1963 por sus méritos científicos.

Ignacio Burgoa Orihuela, el 23 de enero de 1963 por sus méritos filosóficos.

Alfonso Ortega Martínez, el 23 de enero de 1963 por sus méritos filosóficos.

Arturo Rosenblueth, el 25 de enero de 1963 por sus méritos científicos.

Víctor Bravo Ahuja, el 25 de enero de 1963 por sus méritos filosóficos.

Silvio Zavala, el 25 de enero de 1963 por sus méritos científicos.

Edmundo Valadés, el 14 de mayo de 1987 por sus méritos literarios.

Pablo Latapí Sarré, el 15 de mayo de 2002 por sus méritos filosóficos.

Onésimo Hernández Lerma, el 5 de marzo de 2003 por sus méritos científicos.

Pablo González Casanova, el 24 de febrero de 2005 por sus méritos filosóficos.

Saúl Álvarez Borrego, el 27 de febrero de 2009 por sus méritos científicos.

Héctor Fix Zamudio, el 29 de septiembre de 2010 por sus méritos filosóficos.

Eugenio Filloy Yagüe, el 28 de febrero de 2011 por sus méritos filosóficos.

Omar Guerrero Orozco, el 9 de noviembre de 2011 por sus méritos científicos.

 
En la sesión del Colegio Académico del 9 de diciembre de 2008, realizada en el campus Navojoa de la Unidad Regional Sur, y presidida por el rector Pedro Ortega Romero, se acordó otorgar el grado de Doctor Honoris Causa a Héctor Fix Zamudio, Saúl Álvarez Borrego, Carlos Fuentes, por sus méritos literarios, y a Mario Molina, por sus méritos científicos. Los dos primeros ya recibieron sus reconocimientos en ceremonias protocolarias.

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miércoles, 29 de agosto de 2012

Radio Universidad: La voz cultural del noroeste de México...


 En octubre de 1943, Manuel R. Canale, radiotelefonista de primera, según se lee al lado de su firma, presentó el proyecto de una radiodifusora que podrá servir como pieza experimental y de laboratorio en caso de que la técnica radioeléctrica fuera agregada a las disciplinas profesionales que la Universidad imparte.

Estimaba que con un equipo de 10 kilovatios en la banda normal de entretenimiento, con otro equipo de un kilo en la banda corta de 31 metros sería suficiente para cubrir todo el Estado.

Primero se instalaría el sistema de onda corta con un costo de $15,000.00. En cuanto al mantenimiento, en ocho horas diarias de trasmisión el gasto normal de energía eléctrica, unos 1000 kws-hora, sería de $80.00, más los sueldos del gerente, $300.00; un oficinista, $200.00; tres locutores, $400.00; dos operadores, $300.00 y un guardacasa, $75.00.

Si bien el proyecto no fue aceptado, el autor lo realizó años después bajo el rectorado de su hermano, el doctor Moisés Canale Rodríguez.

El 27 de febrero de 1962, el presidente del Patronato, Ignacio Soto, y el ingeniero Manuel Canale firmaron un convenio mediante el cual se entregaron a este profesional 15,200 dólares para la adquisición de dos transmisores, sistema de antenas, consola para control de estudio, amplificador, tornamesa y micrófonos, para dar forma a Radio Universidad.

El 8 de octubre de 1962 fue inaugurada, ante la presencia del escritor Max Aub, director de Radio Universidad Nacional, por el gobernador Luis Encinas. Se le debía ese honor, pues durante su rectorado se reunió la cantidad necesaria, en el maratón organizado por la FEUS, para arrancar el proyecto. La inversión total fue de $300,000.00.

El ingeniero Canale había propuesto años atrás al rector Manuel Quiroz Martínez la creación de una radiodifusora. Era hermano del rector Canale, motivo por el cual debe haberse estipulado en el convenio que no cobraría honorarios por su trabajo. Sin embargo, fue incorporado al personal de la nueva dependencia como director. XEUS trasmite en la frecuencia de 850 onda larga, con potencia de mil watts; el 5 de mayo de 1963 se agregó XEUDS en onda corta (hoy, en frecuencia modulada). El 14 de diciembre de 1966 se inauguró XHUS-TV canal 8.

Tanto la radio como la televisión eran operadas por estudiantes. Las cabinas de transmisión y el estudio se ubicaban en la planta alta del edificio principal. Luego fueron instalados en la planta baja, lado norte, de la Biblioteca y Museo.



Una voz para todas las voces

Una iniciativa estudiantil, la participación de académicos, intelectuales, autoridades universitarias y un radioaficionado, propiciaron el surgimiento de Radio Universidad en octubre de 1962, dos décadas después de la fundación de la Universidad de Sonora.

Hoy, transformada en una Red Estatal Universitaria de radio en Frecuencia Modulada, Radio Universidad es un canal de expresión de los universitarios y de representantes de los distintos sectores de la sociedad civil.

Y con la caracterización de estación permisionaria de tipo cultural avalada por la Secretaría de Comunicaciones y Transportes, Radio Universidad se da a la tarea de crear espacios que contribuyan a extender los beneficios del conocimiento científico, tecnológico y humanístico que coadyuven en el enriquecimiento de nuestra cultura y fortalezca nuestra identidad regional y nacional, así como el patrimonio artístico universal.

Radio Universidad es un medio auditivo que difunde, promueve y divulga la cultura, la ciencia, la tecnología y las artes a nivel nacional e internacional.

La misión de Radio Universidad es constituirse en el medio radiofónico más importante de la entidad en materia educativa, informativa y de entretenimiento, alentando siempre la vinculación con los diversos sectores de la sociedad, a nivel local, nacional e internacional y con ello fortalecer la identidad, pertenencia, orgullo y valores universitarios.

Objetivo general
Difundir y promover el conocimiento y las expresiones científicas, humanísticas y artísticas producidas por la comunidad universitaria, con el fin de incrementar y consolidar logros en materia de difusión del conocimiento, vinculación social, cultural y artística.


Actualmente Radio Universidad cuenta en su programación con programas de contenido académico, y musical, conducidos por estudiantes universitarios, además de  programas externos y de carácter informativo.

La barra musical consiste en una selección de obras representativas de los más diversos géneros musicales, incorpora un vasto repertorio de épocas y estilos diversos, que van desde las expresiones populares hasta la música de arte contemporánea.

Radio Universidad produce y transmite programas informativos, académicos y de entretenimiento desde diversos puntos de la ciudad, promueve los trabajos de las diferentes instancias académicas y administrativas de la institución y difunde activamente, a través de sus tres repetidoras, la producción cultural y artística que se realiza en las ciudades donde está presente la institución.

Radio Universidad trasmite desde Hermosillo, Sonora, a través de la frecuencia de 107.5 MHz bajo las siglas de XHUSH- FM.

Cuenta con tres repetidoras ubicadas en las unidades foráneas al norte y sur de Sonora que transmiten en frecuencia modulada.

Las tres primeras frecuencias se encuentran en el campus de las unidades regionales correspondientes de la Universidad de Sonora. Las estaciones que forman la Red Estatal Universitaria son: XHCAB-FM, 94.5 MHz en Caborca, XHNVS-FM 93.7 MHz en Navojoa, XHNTA-FM, 89.1 MHz, en Santa Ana.

En febrero del 2002, el rector Pedro Ortega Romero declaró inaugurada la Red Estatal Universitaria.

Diez años después, en febrero de 2012, Radio Universidad cambió sus instalaciones al edificio que ocupara el jardín de niños Caperucita Roja, frente al edificio del Museo y Biblioteca.

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Fuente:
• Carlos Moncada. Historia General de la Universidad de Sonora. Tomos I y III.

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martes, 28 de agosto de 2012

El adiós de un tipo solitario...


Desde el sábado pasado, por la radio y la televisión, se difunden spots de 30 segundos y de dos minutos y medio, que difunden los logros del actual sexenio, así como reflexiones del Felipe Calderón Hinojosa sobre lo que ha sido su ¿gobierno?

El próximo sábado, 1 de septiembre, el Felipe –por conducto del secretario de Gobernación, Alejandro Poiré Romero– entregará al Congreso de la Unión su sexto y último informe de ¿gobierno?

Se dice que al día siguiente, el domingo 2 de septiembre, dirigirá un mensaje a la nación desde Palacio Nacional.

Será, probablemente, la última vez que el Calderón Hinojosa tenga la oportunidad de usar la cadena nacional para dirigirse a los mexicanos, defender a su administración e incluso comenzar a despedirse.

Antes de llegar a ese momento, el gobierno federal prepara el terreno con una lluvia de mensajes, que han inundado esta semana a los medios de comunicación.

La producción no le hace el favor. En todos aparece un Calderón solitario, lacónico e incluso cansado.

Para no variar, en uno de esos spots destaca cómo su ¿gobierno? ha enfrentado al crimen organizado y los resultados: “Actuamos firmemente, sin titubeos. Hoy tenemos un México que no se arrodilla frente al crimen y que se juega el alma por cuidar a su gente. Por ti, por tu familia y por México, esta lucha vale la pena”, dice en el anuncio titulado “Informe Seguridad Emociones”, donde un pensativo Calderón recorre Palacio Nacional.

En otro más, denominado por el propio gobierno federal en YouTube como “Informe Economía SEP”, hace un recorrido, también en solitario, por su despacho en Los Pinos y habla de la economía: “Frente a la crisis mundial más grave de la historia, México está de pie”, afirma el Felipe.

Hay algunos más como éstos. Todos tienen ese aire melancólico de quien se está despidiendo pero que, también, busca convencer que cumplió con la ¿misión?

Ese ha sido el objetivo de Calderón en todo este año (y en todo el sexenio, diría Joe): convencer a los mexicanos de que cumplió. Convencerlos de que hizo lo que hizo porque era necesario. Convencer a todos de que, más allá de los miles de muertos y la violencia exacerbada con que se despide su administración, “la lucha vale la pena”.


La pregunta que se hace por estos días es cuánto más, de lo ya gastado en la imagen presidencial, cuesta este despliegue mediático y económico. Cuánto se pagó por esta campaña de despedida a México y si, dadas las condiciones en las que se encuentra el país, había necesidad de tanta parafernalia.

El 28 de marzo pasado, cuando las campañas presidenciales estaban arrancando, Calderón Hinojosa se armó un mini informe en el Auditorio Nacional de la Ciudad de México, donde diversos medios dieron cuenta del “acarreo” de miles de burócratas y donde el Felipe informó sobre las ¿obras? que había entregado a la población, incluyendo la defensa de su guerra.

Aquella vez se le criticó también por “el gasto innecesario”, por el “protagonismo” –un reflector lo iluminó sólo a él durante todo su discurso– y por el “oportunismo electoral”, pues al menos el PRI y el PRD amenazaron con presentar una queja frente al IFE.

Ahora, a sólo tres meses de dejar el poder, Calderón no ha dejado escapar la oportunidad de despedirse como un gran jefe de Estado… de cualquier otro país del mundo, claro está.

Sin embargo, lo que se observa en los spots no es la imagen de un estadista sino de un tipo solitario, quien encerrado entre las paredes de Palacio Nacional y Los Pinos habla de los ¿logros? alcanzados para bien del país, algo que tampoco se observa en las calles ni en los hogares de la mayoría de los mexicanos.

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www.sinembargo.com

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lunes, 27 de agosto de 2012

Tercer rector: Manuel Quiroz Martínez...



Hombre de amplia cultura y don de gentes, de ética ejemplar, recto y fiel al cumplimiento de sus deberes, el profesor Manuel Quiroz Martínez es considerado como uno de los más importantes educadores mexicanos. Su personalidad se distinguió por su mentalidad abierta y una visión amplia y tolerante de la vida.
 
Nació en Villa de Tamazulapan, Alta Mixteca, Oaxaca, el 25 de diciembre de 1888. Sus padres fueron Benigno Quiroz Martínez y Antonia Quiroz. Cursó la educación primaria en la ciudad de Oaxaca, de 1899 a 1905.
 
Se inscribió en la Escuela Normal del Estado de Oaxaca, en donde estudió de 1906 a 1910. Durante ese tiempo se hizo merecedor de una beca mensual por la cantidad de quince pesos, la cual mantuvo gracias a que en los cinco años de estudio se mantuvo en el primer lugar de calificaciones entre sus compañeros.
 
Motivado por un fuerte deseo de superación y decidido a ampliar los horizontes de su vida profesional, escribió cartas a algunas entidades del país ofreciendo sus servicios. En octubre de 1912 recibió una propuesta para desempeñar el cargo de Inspector de Zona en Baja California Sur.
 
Tomó posesión de ese empleo el 7 de diciembre de ese año. Este primer nombramiento en el servicio escolar federal fue firmado por don José María Pino Suárez, vicepresidente de la República y ministro de Educación en el gobierno de Francisco I. Madero. En esa región aislada del país se enfrentó a muchas dificultades. En esa época no había carreteras, por lo que tenía que hacer sus recorridos y visitas a las escuelas a lomo de mula o a caballo.
 
En 1919 obtiene su primer cargo en Sonora como secretario de la dirección general de Educación. En 1920 viaja a la Ciudad de México como representante de la entidad en el Primer Congreso Nacional de Educación.
 
Durante su estancia en Sonora conoce a la profesora Rosario Velázquez Raggio, originaria de La Dura, municipio de Álamos, entonces maestra en la población de Naco, con quien contrajo matrimonio el 15 de junio de 1921. Hicieron coincidir su viaje de recién casados con una excursión de maestros a la Ciudad de México.
 
De 1925 a 1933 trabajó como Inspector Escolar de Zona y posteriormente como director general de Educación en el Territorio de Baja California Norte, coincidiendo parcialmente con el período de Abelardo L. Rodríguez en la gubernatura de esa entidad, y totalmente con el del general José María Tapia Freidig.
 
Con ambos cultivó una sólida amistad que perduraría muchos años. Con residencia en Mexicali, fundó en esa ciudad la Escuela Normal (1927) y la Preparatoria, preparando con ello el camino a la creación de la Universidad en el territorio de Baja California Norte. Él fue el primer director de la Escuela Normal, de la que egresaron valiosos educadores que prestaron importantes servicios en ese ramo a Baja California.
 
Entonces era presidente de la República el Gral. Abelardo L. Rodríguez (1932-1934), de quien siguió recibiendo amistad y apoyo.
 
En 1935, por comisión expresa del secretario de Educación, planeó la organización de los internados para Hijos del Ejército e igualmente para el Instituto Politécnico Nacional, una valiosa iniciativa de gran trascendencia para la niñez mexicana.
 
El 13 de septiembre de 1946, por gestiones del gobernador del estado de Sonora, Gral. Abelardo L. Rodríguez, fue nombrado Rector de la Universidad de Sonora.
 
En alguna ocasión se había referido a los fundadores de esta institución como "grandes ciudadanos", en reconocimiento a tan loable labor en una tierra en la que ya se requería una gestión de esa magnitud.
 
Desde los inicios de su rectorado se encargó de incorporar a las aulas de la Universidad a maestros y maestras de gran prestigio y amplio conocimiento en diversas disciplinas, cada uno de los cuales dejaría una profunda huella en la historia universitaria: el destacado deportista Miguel Castro Servín, participante en la Olimpiada de Berlín en 1936; el contador público Agustín Caballero Wario, que organizó la Escuela Superior de Comercio; la musicóloga y concertista Emiliana de Zubeldía, que tan valiosa labor realizó en la Universidad en beneficio de la cultura musical; Isauro Sánchez Pérez, director de Bandas Musicales del Ejército Nacional y destacado clarinetista, que organizó la Banda de Música de la Universidad de Sonora.
 
En el área cultural la labor del profesor Quiroz Martínez fue muy valiosa: en 1947 salió a la luz el primer ejemplar de Axios, órgano periodístico de los estudiantes universitarios, dirigido por el doctor José Jiménez Cervantes; en 1948 se creó el departamento de Acción Social de laUniversidad, que después se convirtió en Dirección de Extensión Universitaria; en 1951 inauguró la Academia Libre de Pintura y Dibujo bajo la dirección del maestro español Higinio Blat.
 
Un acontecimiento de relevancia nacional fue la celebración, en marzo de 1950, de la V Asamblea Nacional de Rectores en la ciudad de Hermosillo, presidida por el rector de la Universidad de Sonora. En el marco de esa reunión se instituyó legalmente la Asociación Nacional de Universidades e Instituciones de Educación Superior (ANUIES).
 
En el verano de 1953, después de una prolífica labor en beneficio de la Universidad, renuncia a su cargo como rector.
 
Sobre el carácter transitorio de los cargos había dicho una vez a un amigo: «Todo cargo que se desempeñe, por elevado que sea, siempre será temporal».
 
En 1955 regresó a las aulas de la Universidad impartiendo cursos sobre Lengua Castellana e Historia de México en la Escuela Secundaria, donde permaneció hasta que dicha escuela fue separada de la Universidad a mediados de la década de los setenta.
 
Entre los numerosos reconocimientos recibidos durante su labor profesional destaca el que dos escuelas primarias del país llevan su nombre: una en el Ejido Hermosillo, Valle de Mexicali, Baja California, y otra en el Distrito Federal.

Hombre optimista y que siempre vio con fe el futuro, solía expresar con plena convicción la siguiente frase: "Ayer estuve sembrando y la cosecha fue abundante".
 
Falleció en un lamentable accidente el 14 de diciembre de 1976.


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Principales avances de la Universidad de Sonora
durante el rectorado de Manuel Quiroz Martínez

• Se creó una Escuela de Ingeniería, con las especialidades de Topografía e Hidrografía.

• Se constituyó la Academia Libre de Pintura y Dibujo y la Dirección de Extensión Universitaria.

• Elaboró proyectos para la creación de la Escuela de Agricultura y Ganadería, la construcción de una estación radioemisora, una propuesta sobre seguridad social de maestros y empleados, la fundación de una escuela normal nocturna para maestros y la creación de un conservatorio regional.

• El maestro Quiroz Martínez presidió la VI Asamblea Nacional de Rectores en 1950, en cuyo seno se creó la Asociación Nacional de Universidades e Instituciones de Educación Superior (ANUIES).

 
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Fuente: Nuestros rectores. Edición conmemorativa del 61 Aniversario de la Universidad de Sonora.

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