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domingo, 14 de noviembre de 2010

El bajo nivel de lectura no sólo lo sufre México…

Con el permiso de nadie tomé este texto de la sección “Perfiles” de El Imparcial, de Hermosillo, Sonora.

Lo hago porque aparece aquí una entrevista realizada por Gerardo López al escritor reconocido por el ISC en el marco de la celebración de la Feria del Libro Hermosillo 2010, Sergio Valenzuela, conocido en el bajo mundo de los nadies como “Mañuel”, la mismísima güina, quien afirma, entre un montón de cosas más, que el poco interés de los padres por inculcar el hábito es determinante (y auqnue en el diario de marras no dicen para qué es determinante, me imagino que determina los bajos índices de lectura que padece nuestra ciudad, región, estado, país, continente y mundo… nomás por no meter las narices en los otros planetas del universo).

Dice ahí, en el periódico, que los bajos niveles de lectura no son privativos de México, el descenso en dicho hábito han disminuido en todo el mundo, relató el escritor Sergio Valenzuela.

Parlanchín, dicharachero y sonriente (y más mentiroso que el Gilberto Escoboza), así es Sergio Valenzuela, el escritor que dice padecer tecnofobia y que no mira la televisión porque le produce urticaria.

Así es el escritor que promueve la lectura en el estado y que sus obras le han valido el reconocimiento como uno de los artistas que ha puesto en alto el nombre de Sonora.

En una agradable conversación, Valenzuela abordó el tema de sus novelas “La Niña de los tomates” y “De púrpura encendida” pero también de la persona, el ser humano, de sus gustos y disgustos.

El autor habló de su sencillez como persona y de su repulsa al protagonismo y a la tecnología pero también del orgullo que reviste haber sido reconocido durante el evento organizado para promover la lectura de los jóvenes y niños en Sonora.

¿Qué significa para Sergio Valenzuela haber sido reconocido por el Instituto Sonorense de Cultura durante la Feria del Libro Hermosillo 2010?

Significa una intensidad, una emoción tan intensa como estar enamorado, yo he estado muchas veces enamorado, desde la Penélope Cruz hasta la Nicole Kidman (incluido de él mismo: aunque no lo dijo por modestia) pero esta es una de las intensidades más enormes que han desbordado mi corazón, eso significa para mí haber sido el reconocimiento de la Feria del Libro Hermosillo 2010.

¿Qué le pareció la organización de la feria?

He tenido un poco de experiencia en la organización, he coordinado ferias, yo organicé una feria, yo solo en la Unikino.

Es una feria que sale de todo esquema convencional, es una feria que rompe con los cánones de rigidez de estar en ciertas partes porque va a todos los ámbitos, se dirige a niños, a todas las instituciones educativas, a la escuela de Letras de la Universidad de Sonora, al Colegio de Sonora. Yo leí el programa mientras me encontraba en Yécora y me quedé patidifuso y me dije ¿pero qué es esto? y pensé “me tocó bailar con la más bonita”.

¿Usted fue director de comunicación social de ISC?

Sí, cómo no.

¿En ese tiempo se hacían ferias del libro?

No es por nada, pero si buscas en los archivos en “Dos siglos de periodismo en Sonora” ahí dice Moncada que la coordinó el escritor Sergio Valenzuela, yo me la eché toda en la cuestión de logística, vino mucha gente de México, fue una gran feria pero eran otros tiempos, era casero, no existían los medios que se tienen actualmente en cuestiones de electrónica, tecnología de punta; es otra época, sigue siendo una feria que es toda una oportunidad para que la gente nos acerquemos a los libros.

¿Qué son los libros para Sergio Valenzuela?

Nos guste o no nos guste, los libros son parte de nuestra vida, si no leemos no nos va a pasar nada, pero es que la vida es para que nos pasen cosas y muchas cosas pasan a través de los libros, desde “Las mil y una noches”, “Harry Potter” por decirte algo, hasta un libro de química o física cuántica; o sea son letras, son libros.

No nos podemos escapar a eso, por eso es que tenemos que meternos al proceso de la lectura, a eso yo le llamo ejercicio de la lectura para que finalmente lleguemos a lo que todo mundo desea, a la lectura de comprensión.

A usted le han manejado como promotor de la lectura y ha trabajado con jóvenes pero también se ha manejado que en Sonora y en México tenemos un bajo nivel de lectura, ¿qué cree que esté fallando?

No está fallando nada, el nivel de lectura está bajo en todo el mundo, mis hijos son españoles y en España que es por antonomasia un Estado de la capital de las editoriales donde está Bruguera, Planeta y otras más, bajó el índice de lectura.

Yo pienso que hay que tener y estar conscientes de nuevos mecanismos, a los niños ya no hay que sacarles conejos blancos porque eso ya no funciona, ahora hay que sacarles conejos amarillos, no sé, tienes que sorprenderlos, persuadir, tienes que seducir, hechizarlos para entrar en la lectura.

Hay que realizar un proceso de la marcha de la lectura, como yo lo estoy haciendo ahora y lo digo con mucho orgullo, en una escuela primaria de la etnia Pima en Yécora; los niños me tienen arrobado a mí y yo a ellos.

Son niños de primaria, yo nunca había dado cursos en primaria, pero se puede, con amor, con paciencia, con muchas cosas que se tienen que inventar sobre la marcha porque hasta ahora lo que inventan no funciona, pero eso no quiere decir que perdimos la guerra, la guerra no está perdida.

¿Su actividad está integrada en el programa Sonora Lee?

Sí, me enviaron y me enviaron libros para jóvenes, porque también hay que ver qué libros son para jóvenes, a los jóvenes no hay que darles libros extensos o gordos, como dicen ellos, hay que buscar lenguajes y tipografía para que no les dé flojera.

Hay una serie de circunstancias que tienes que ofrecerle al adolescente que es el que adolece de todo para que le entre al rollo, y poco a poquito lo vayas envolviendo, lo vayas hechizando, lo vayas seduciendo y poco a poco; y lo que nos interesa es que a través de la fabulación y de la narrativa, entren a la lectura de comprensión que es lo que les queda para que entonces pueda ampliar el lenguaje, va a poder sustituir una cosa por otra porque va a tener el acervo cognitivo, entonces la lectura de comprensión es la meta deseada porque inmediatamente el nivel académico va para arriba, comprenden todo, sin aprendérselo de memoria.

Aprenderse las cosas de memoria no se vale, así como las tablas de multiplicar, no se vale; porque les preguntas cuánto es 3 x 9 y te responden y 9 x 3 no lo saben porque lo aprendieron de manera mecánica, porque no han comprendido que a la inversa significa lo mismo.

Se dice que los jóvenes están leyendo, ¿qué opina de que estén leyendo obras como Harry Potter o Crepúsculo?

Que lean lo que sea, hasta las palmas de las manos, es que todo se lee.

¿Recuerda alguna obra que se haya leído tanto como Harry Potter o Crepúsculo?

Mira, voy a hablar de mi época de maestro, tanto de Cobach, Cecytes o Conalep; se leyó mucho Aura de Carlos Fuentes, funcionó muy bien, no la entendían muy bien pero les fascinaba el sortilegio, la magia.

Aura se leyó masivamente entre mis grupos, me va a dar vergüenza lo que diré pero lo tengo que decir, a los jóvenes les gusta mucho “La niña de los tomates”, mi novela.

¿“La niña de los tomates” es su obra más famosa?

No tengo ninguna obra famosa, yo tengo obras que se han leído, yo no soy famoso, no empieces (se carcajea), es un libro muy bien, conecta.

¿Sergio Valenzuela les habla a sus alumnos sobre el significado de escribir?

Por supuesto, pero yo les hablo más de la lectura; cuando doy clases doy la vida.

¿Cuánto tiempo vivió en España?

Casi doce años.

¿Qué diferencia hay entre un español y un mexicano con respecto al hábito de la lectura?

Es un país que tiene las grandes editoriales de la lengua castellana, pero ya no leen los jóvenes en España, a los adolescentes ya no les interesa.

¿Tendrá algo que ver el uso de la Internet?

Tiene mucho que ver el vértigo existencial que vivimos, los jóvenes tienen mucha información de muchas partes y se confunden, están en caos, entonces ahí tiene que intervenir la familia, el maestro; hay muchas cosas y en España es peor porque tienen maquinitas hasta en los bares. Los jóvenes ya no quieren estar decodificando ya lo quieren todo decodificado en la cuestión visual.

Entonces ¿actualmente es raro ver a un joven leyendo?

No, no es raro, mis hijos leen; lo que quiero decir es que el problema no es privativo de México ni de ningún país como no es privativo de que en Sonora no tengamos agua, se está acabando el agua en todo el mundo.

¿Los libros ahora son multimedia, le parece bueno?

No porque eso sigue siendo visual, el libro tiene vida propia, tienen olor, calidad de papel y tersura, son muchas las cosas que tiene un libro impreso.

No creo que sea malo leer de manera virtual, pero a mí no me interesa, el libro es irrepetible y único, no es un producto, no es una herramienta, es un libro, un libro que encierra todas las ideas desde hace muchísimos años antes de que se inventara la imprenta, porque ya se leían los astros, se escribía en la arena, existían los oráculos.

Antes de la imprenta, la lectura ya existía, se leían las aguas, los astros y las huellas, para poder sobrevivir, para alimentarse.

A partir de Gutemberg tenemos los libros que aunque hayan cambiado las formas de impresión siguen siendo en esencia libros.

¿Qué cree que vaya a resultar de los programas implementados a nivel nacional para promover la lectura, así como el Sonora Lee?

Desde luego que va a resultar algo positivo aunque el proceso es muy lento. Si a ti como padre de familia no te gusta leer porque no te lo inculcaron, pues tú inculca, disimula que estás leyendo, que vea el niño que tienes un libro en mano.

México es un País increíble, con un futuro amplio y luminoso, obviamente vienen generaciones pero la línea sigue, la civilización Maya era de las más avanzadas del mundo pero llegaron los españoles y todo cambió, debieron haber llegado los japoneses y mis hijos fueran japoneses (carcajea nuevamente).

¿Sus hijos escriben?

No, se volvieron informáticos y todas esas cosas; mis hijos no saben que su papá anda en este rollo, no trato de envolverlos porque van a creer que soy un Vargas Llosa y no, yo no soy un Vargas Llosa, soy Sergio Valenzuela y está bien así.

Mis hijos no están clavados con la lectura, están clavados con la Internet, los cuatro; la última vez que los miré estaban leyendo, deben de leer pero no creo que tengan la pasión del padre por la lectura.

¿Ya se ‘aventarían’ “La niña de los tomates”?

Sí, están muy pendientes de mí.

¿Cómo le va con las redes sociales, las maneja?

¿Qué son las redes sociales?, no, yo no me meto en eso; yo tengo tecnofobia y es generacional, desde siempre, hace muchos años, me dijeron “vamos a comprar una licuadora” y fuimos a una tienda. Me mostraron una que tenía diferentes funciones y solamente escogí una que traía dos opciones: On y off y eso fue hace como 30 años.

Las redes sociales se me hacen inhumanas, a mí me gusta hablar viendo a los ojos de mi interlocutor; las redes sociales se me hacen frías, no tiene calidez; hemos perdido todas las personas los valores en cuanto al humanismo, el cual debemos rescatarlo, somos seres insensibles, hemos perdido la capacidad de llorar.

¿Puede hablar sobre su actual trabajo denominado “Novela como tú”?

Por supuesto, la estoy haciendo pero no me la paso todo el día escribiendo; la inicié a raíz de mi estancia en Pachuca, donde con un grupo de jóvenes estábamos viendo novelas cuya narrativa versara sobre injusticia, sentimiento de culpa, adulterio.

En eso andaba cuando leí en La Jornada sobre un incendio en Hermosillo, compré el periódico, la noticia me conmovió, me dio vergüenza y les dije a mis alumnos: “¿Saben lo que acaba de pasar en mi tierra?, y empecé a juntar material, en periódicos.

En televisión no me informé porque la televisión me da urticaria, desde la BBC hasta la que sea, no veo televisión, nunca he visto televisión, bueno a la Magaly Romano sí porque la quiero mucho (mucho ojo: niños, nunca se queden solos porque pueden terminar como el Sergio y sus querencias: agggghhhh).

Ahí empezó a fraguarse el rollo, tuve que regresar a Hermosillo por cuestiones personales, y empecé a hacer borradores y borradores, en una máquina mecánica que se llama Amapola.

No se trata sobre el incendio, no se trata sobre la cuestión ideológica ni política; se trata del efecto que causó y que seguirá causando en la sociedad que todavía no nos recuperamos.

Éste trauma para digerirlo van a pasar muchos años, es muy parecido a los de la niña de los tomates; el trauma de una niña secuestrada, es el mismo proceso, va a quedar en la memoria colectiva.

Es lo mismo, lo que pasó en 1955 y lo de la guardería, es una conmoción tremenda porque en esa fecha lo de la niña de los tomates conmocionó a la sociedad, no vamos a decir que ahora fueron 49 niños, en el fondo es la misma historia, es una conmoción, una cuestión que se queda en las personas, que duele como sociedad.

Es un hecho que marca, que deja cicatrices, en un momento pensé llamarlo “Memoria herida” pero se llama “Novela como Tú”, porque la novela como género es una introspección que se hace el lector.

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Algunas de las obras de Sergio Valenzuela:

Hierba verde, evocación a Walt Whitman

Los verdaderos cuentos de una revolución frustrada

De oráculos dispares

La putación

Últimas formas de amar

Tiempo de soltar palomas

Carmen

Crónicas de Eva

De púrpura encendida

La niña de los tomates

(más las que se acumulen en la semana, je)

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Salud, Sergio… y que los libros te concedan el cariño de la humanidad, que tenerte aquí es un agasajo para nosotros, los descendientes directos, indirectos y no naturales de los agrotintanes de Sonora…

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