Trova y algo más...

domingo, 31 de enero de 2010

La felicidad y los cuernos...

Lo que son las cosas.

La vida da muchas vueltas, y como es redonda, a veces estás arriba; a veces, abajo… sin que esto necesariamente sea un albur… es decir, sin referirnos a posturas a la hora de hacer chaka-chaka…

Hace poco menos de un año, Gael García Bernal, una de las joyas del cine mexicano de la actualidad, decía:

"Para los que ya son padres los felicito y para los que no son todavía, prepárense porque se les viene lo más maravilloso del mundo: La paternidad es el lugar común de la felicidad, y ahora tiene un significado tremendo, me siento muy contento, muy feliz…"

"Lázaro —el hijo que tuvo con su pareja, la argentina Dolores Fonzi— me ha cambiado la vida de mil maneras, a raíz de tener un hijo todo lo que hagas va a ser distinto".

Sin embargo, no todo es miel sobre hojuelas cuando se impone la realidad, y lo que se dice se lo lleva el viento. Psí…

Y es que a finales del 2009, una de las noticias que más sorprendió al medio del espectáculo fue la separación de Gael García y Dolores Fonzi, quienes a pesar de tener un hijo de un año decidieron seguir sus vidas por separado.

Tras la inesperada decisión comenzaron a surgir diversos rumores de las causas que habrían provocado el distanciamiento, llegándose a saber hace unos días que la ruptura de la relación se debió a las constantes infidelidades de Dolores, quien no tomaba en serio al actor.

Eso generó las dudas de Gael sobre la paternidad del pequeño Lázaro, y está dispuesto a pedir que se le haga una prueba de ADN al niño para estar seguro de que él es realmente el papá del mocosín.

Así que aquello de que la paternidad es el lugar común de la felicidad tiene que ver con los resultados de una prueba de ADN, no con las desveladas, los pañales y los biberones…

¿En serio los actores son tan volubles en la realidad?

Pues sí, si son… sobre todo cuando les ponen los cuernos…

Y es que la felicidad no se lleva con los cuernos... y ahí tienen al Gael que no nos dejará mentir...

--

--

sábado, 30 de enero de 2010

Francamente, me importa un bledo...

"Son Naranjeros campeones", reza el encabezado de El Imperial...
Y una vocecilla se viene flotando desde la película "Lo que el viento se llevó" y dice letra a letra: Frankly, my dear, I don't give a damn...
--
--

Pues fuera del Tetris, mmm...

No sé... fuera del Tetris, yo nunca he sido muy aficionado a los videojuegos, pero a la mejor conviene probar los nuevos controles nomás para saber, método científico al fin, cuántos niveles se pueden alcanzar con esos botones... brrrr...!
--
--

jueves, 28 de enero de 2010

Yo siempre digo mentiras...

Tengo una bronca digamos que existencial: Una vez que le dije a mi entrañable y extrañada amiga Karlangas la expresión "Yo siempre digo mentiras" como respuesta a un reclamo suyo sobre un vago aspecto laboral que no recuerdo, se quedó con una expresión en el rostro como de Cinta de Moebius, y después se fue a inscribir a la Maestría en Literatura Hispanoamericana.

Yo, que ya estaba instalado en mi propia nube de enredos filosóficos, me quedé asombrado de mi propia lucidez —epidérmica, pero lucidez al fin— que nomás me ha servido para flotar por la vida río arriba como un gavial, con ese aspecto prehistórico del cual sobresale una extraña nariz, ya carroceada en mí con sapiencia y paciencia por la doctora Irma Dick, larga vida y gloria eterna. Amén.

Yo siempre digo mentiras, he repetido a lo largo de mis años más recientes, que no sé si serán los últimos —ya les contaré en mi próxima reencarnación, siempre y cuando no reencarne en ocelote o en ornitorrinco, porque pues estaría medio difícil establecer comunicación con los lectores: sería más fácil conectarse con el espíritu de Houdini y ganarse el millón de dólares prometido—, y ahí voy repitiendo mañana, tarde y noche, como coreábamos las tablas de multiplicar en la antigua infancia: “Yo siempre digo mentiras… yo siempre digo mentiras… yo siempre digo mentiras…” y una cierta sensación de dirigente del Panal me invade como tropa gringa en Haití. En fin…

La “Paradoja del mentiroso”, le han llamado a esto. Y la “paradoja del mentiroso” es quizás una de las más antiguas que se conocen. Sus orígenes se remontan al siglo IV a. C.; fue en esa época cuando el filósofo griego Eubúlides de Megara la enunció por primera vez. La paradoja sufrió desde entonces muchas reformulaciones; una de las más conocidas se debe a Epiménides de Creta, por lo que en no pocos libros esta paradoja es llamada la “paradoja de Epiménides”. ¿Quién lo diría, no?

(Como mera cuestión anecdótica, no olvidemos que la formulación de la paradoja dada por Eubúlides de Megara se reduce a la pregunta “¿Mientes cuando dices que mientes?” Cualquiera que sea la respuesta que demos a la pregunta, caeremos en una contradicción. La formulación de Epiménides se refiere a un cretense que afirma que todos los cretenses son mentirosos. Sabiendo que él mismo era cretense, ¿decía Epiménides la verdad? Si dice la verdad, está mintiendo; si está mintiendo dice la verdad, pero entonces si dice la verdad está mintiendo, y así infinitamente… pero ese es otro asunto que no dilucidaremos aquí, más bien se lo dejaremos a los cretenses… si es que queda alguno por ahí).

Sin embargo no es la formulación de Epiménides la que ha motivado esta entrega, sino una de mucho más reciente cuño y que reza del siguiente modo: Consideremos la frase “Yo siempre digo mentiras”; o mejor, “Esta frase es falsa”: ¿Decir siempre mentiras hace que la frase sea mentira, y que al ser mentira sea verdadera? o ¿La frase es verdadera o falsa? Que contesten los aliancistas del PRD-PAN, que vendrían a ser una versión posmoderna de la paradoja, según los priistas y demás seres castizos.

Antes de responder las preguntas debemos aclarar que uno de los principios capitales de la lógica (el principio aristotélico del “tercero excluido”) afirma que toda frase es o bien verdadera o bien falsa (no hay tercera opción, de allí lo de “tercero excluido”). Bueno, fuera de cualquier fanatismo naranjero, que es otra versión de la paradoja de marras, a la luz del principio promovido por Aristóteles y demás secuaces de la antigüedad, analicemos la veracidad de la frase “Esta frase es falsa”.

a) Supongamos primero que la frase fuese verdadera. Entonces lo que ella nos dice es correcto, luego la frase resultaría ser, al mismo tiempo, falsa. Conclusión: la frase sería verdadera y falsa a la vez, lo cual es imposible.

b) Si por el contrario suponemos que la frase es falsa, entonces leyendo su propio texto veríamos que éste se ajusta a la realidad, por lo que la frase sería también verdadera.

En resumen, la frase no puede ser verdadera porque entonces resultaría ser también falsa. Tampoco puede ser falsa, porque entonces sería a la vez verdadera. Tenemos aquí una frase que no puede ser ni verdadera ni falsa; o, si se quiere, que tiene ambas condiciones a la vez. Explota así la paradoja pues ¿cómo se explica esta flagrante violación a los principios básicos de la lógica?

La solución generalmente aceptada (Bertrand Russell, de hecho abogaba por ella) dice que las frases tales como “Esta frase es falsa”, que se refieren a su propia veracidad o falsedad (las llamadas frases autorreferentes, que vienen a ser como los discursos del Felipe Calderón cuando intenta introducir una anécdota ligera y termina en un bodrio francamente grotesco, como eso de la cola de las tortillas y el olor del gas) no son en lógicamente admisibles. Expresiones tales como “Esta frase es falsa” o “Esta frase es verdadera o falsa” serían, digámoslo así, pseudofrases (“sin-sentidos”, los llamaba el señor Russell) y toda pregunta acerca de su veracidad o falsedad carece por tanto de valor.

Pero si le damos un giro de 90 grados a la perilla de la lógica, podemos entonces enfocar el asunto con una claridad que ni el Polacas llegaría a tener sobre la formulación de Epiménides: llamaremos a este argumento la “solución negativa” de la paradoja, que consiste en negarle la entidad de oración a la afirmación problemática “Esta frase es falsa”. Esta solución negativa crea lo que puede definirse como un cerco dentro del cual se colocan las frases admisibles, a la vez que se dejan fuera todas las frases paradójicas.

El mentado Polacas plateó la paradoja inconscientemente —en realidad la vida del licenciado Holguín es una inconsciencia total, sobre todo cuando trae el gorilón a todo lo que da, ya porque natura anda de ociosa, ya porque trae atravesada una docena de cahuamas, por lo que la acotación anterior es un vil recurso redundativo— utilizando un referente que tiene más de deportivo que de filosófico, considerando el personaje tomado como verbigratia... o sea, como ejemplo, pues, para los que no entendieron la licencia yaqui-latina. Ja.

“¿Ya llegó el Rubio?”, repite el Polacas cada mañana, llueva o truene o haga un calor endemoniado, cuando pregunta por su biógrafo particular y asesor en el difícil arte de jugar beisbol como dios y Gustavo Hodgers mandan, sobre todo el segundo, quien era un verdadero maestro en el bateo, corrido de bases, barridas en home y demás asuntos que hacen de este viril deporte un juego de hombres que no permite más casualidades que el viento y se basa en un principio universal que se puede extrapolar hasta para asumir poses soberbias: “Contra la base por bolas no hay defensa… ¡y alégale al ampayer, ca’ón!”

“Bueno —dijo el Polacas, cruzadito de piernas al plantear la paradoja—: si yo te pregunto ‘¿Ya llegó el Rubio?’, tú de inmediato te imaginas a un güero, pero si el Rubio fuera negro —y hasta aquí se escuchó un sonido gutural de alguien que tiene la cruz gamada tatuada en You Tube: chico de hoy, finalmente—, ¿en qué color de piel pensarías: en un fulano güero o en un negro, sabiendo que el Rubio es negro… sabiendo que el negro se apellida Rubio…? A ver, pues dime rápido que le tengo que llevar unas gacetas a la Rosalina —dijo como si fuera cierto, y luego adoptó un tonito como de Lucero dirigiendo el Teletón y díjome­—: préstame diez pesos para un café…” y luego extendió su pecaminosa mano derecha que —según ha mencionado Porfirio “La Jacaranda” Jiménez, presidenta de su club de fans— es con la que construye diariamente el templo de Onán en la tierra… frase que me resulta una paradoja que hasta hoy no he resuelto porque no le entendí qué quiso decir con eso… Mjú, claro…

Bueno, el caso es que como yo siempre digo mentiras, no sé si esto mismo que he compartido hoy es una larga, espantosa y filosófica mentira: lo que pasa es que la nostalgia me agarró los dedos en la puerta cuando me acordé de la Karlangas, de su expesión como Cinta de Moebius y de mi espíritu de gavial prehistórico…

--
--

miércoles, 27 de enero de 2010

¿Qué les cuesta escribir así, eh...

Pues de seguro me dirán que soy un hijo de la tzingada... y a la mejor tienen razón, pero a mí el caso Cabañas me tiene sin cuidado. Se los juro.

Pero con tanta basura que se ha escrito sobre el tema, ya no haya uno para dónde volver la vista: que ya reconoce hasta a su perro, que le gusta el suero de fresa, que piensa ponerle nombre a la bala, que el papá desayunó comida mexicana, que la mamá quiere ir a la Basílica, que la esposa no se ha bañado, que las autoridades se empacharon, que se equivocaron y confundieron a los delincuentes, que si las arañas... en fin, con tanta basuridad parece que a uno lo traen en tira y tira...

Pero no todo está perdido en el periodismo, y justamente hoy me encontré esta notita, perdida, como todo lo bueno, entre tanta imbecilidad, y díjeme a mí mismo myself: ¿y si la comparto con el gentil auditorio de las gradas de sol?

Y me gustó la idea de poner aquí un pedazo del buen escribir que todavía queda en el periodismo en México, que no todo es López Dóriga, Alatorre y el Loret de Mola...

No, señor: también hay quienes de repente escriben cosas de manera inteligente.

¿El tema? El tema, lo siento, es una basura, pero acuérdense de aquello de fondo y forma: aquí fíjense en la forma.

--- o ----

Se aterrorizó. Veía su imagen en el video. Era ella, la rubia de vestido entallado que platicaba cordialmente con el hombre fornido frente al baño del bar en el que fue baleado el futbolista Salvador Cabañas.

Entró en pánico.

De inmediato hizo varias llamadas a diversos amigos en busca de consejo, de ayuda.

Por fin uno de ellos le dijo que tendría que decidir qué quería ser, testigo o encubridora.

La chica le respondió que en cualquiera de los dos casos tenía miedo de que le hicieran algo.

El hombre le pidió unos minutos, se comunicó con algún funcionario de la Procuraduría General de Justicia del Distrito Federal.

Finalmente, ya en la madrugada de ayer, la mujer se presentó a dar su testimonio.

Dijo lo que sabía de los dos personajes.

Contó también que con dos amigas estuvo sentada con ellos, cerca de la mesa en la que estaban Salvador Cabañas y sus acompañantes, uno de los cuales, un joven, su cuñado, la miraba con insistencia y en algún momento le tomó una foto, por lo que ella le reclamó enojada.

Horas antes, durante la tarde del lunes, uno de los empleados del bar, durante uno de los interrogatorios la identificó, dijo su nombre, y que es de nacionalidad cubana, bailarina, que parece que está en México sin los documentos reglamentarios.

.

Versiones contradictorias

Difícil labor la de tratar de que empleados, meseros y guardias respondieran con verdad a las preguntas que les hacían.

Una persona cercana a las investigaciones de la Procuraduría comentó que era evidente que tenía o tienen miedo.

Por ello, hubo quienes dijeron que no conocían al agresor ni a su escolta, pero también dieron variadas y contradictorias descripciones de ellos por lo que fue imposible la elaboración de un retrato hablado confiable.

Todos los que se hicieron eran muy distintos a los rostros que aparecieron en el video tomado por las cámaras de seguridad del Bar Bar.

Una y otra vez, uno tras otro escuchaban las preguntas de los investigadores, respondían titubeantes o guardaban silencio.

Se contradecían no sólo entre ellos sino a sí mismos.

Finalmente, un funcionario de la Procuraduría de Justicia del DF les advirtió que hasta ese momento estaban como testigos, pero que podrían incurrir en el delito de encubrimiento por dar declaraciones falsas.

Fue hasta entonces cuando comenzaron a colaborar.

Y uno de ellos la identificó. Y ella se vio en el noticiario nocturno de Joaquín López-Dóriga, se asustó, hizo llamadas...
--
--

martes, 26 de enero de 2010

Chava, esta noche no sales...

El caso es que a Salvador Cabañas le pegaron un tiro en la frente, casi como a Rosita Alvírez (quien el día que la mataron —según dice el corrido— andaba de suerte: de tres tiros que le dieron nomás uno era de muerte... ¡mtamá...!)
Si doña mamá del Cabañas hubiera estado acá con él, de seguro le hubiera dicho:

- Chava, esta noche no sales.

- Mamá no tengo la culpa

que a mí me gusten los bailes...

(que a mí me gusten los ba-ailes...)

...pero no estaba acá, y Chava se fue al baile... y lo llevaron a bailar, y —aunque usted no lo crea, amigo lector— hasta el Felipe Calderón, con todo y su tonito de merolico, le entró a la danza de las declaraciones y las exigencias que Televisa, desde su mullido sillón, ha encabezado como cruzada contra la impunidad: "Que Salvador Cabañas se recupere, y de la mano de su recuperación exigimos que haya justicia", dijo el Ticher López Dóriga con un cinismo propio de alguien que tiene los dientes chuecos y amarillos... ¡Faltaría más, ca'ón!

A mí, que el América y Televisa —que no es lo mismo, pero es igual— no me interesan mucho que digamos, este asunto me preocupa no porque sea Cabañas o sea jugador de futbol o pertenezca —literalmente— al América, sino porque es un hecho criminal que sucede a diario en todos lados, pero a diferencia de este caso, nadie se manifiesta públicamente ni levanta la voz ni el Calderón pierde su tiempo en hacer declaraciones superfluas sólo como parte de una campaña mediática... como todo lo que hace, por cierto.

Yo digo que en este caso Televisa —por voz de López Dóriga y demás calandrias— no puede exigir justicia y que se luche contra la corrupción no sólo en el Distrito Federal —gobernado por el PRD, curiosamente— sino en todo el territorio telcel mexicano, considerando que Televisa ha sido una empresa basada en esas oscuras relaciones que se dan dentro y fuera de la ley —sobre todo fuera, ni que fuera un secreto: México es un país de jodidos y nosotros hacemos una televisión para jodidos, dijo alguna vez, palabras más palabras menos, el Tigre Azcárraga, soldado del sistema... en turno, claro—, y el Tícher no puede ser juez y parte de algo a lo que le está tirando mordidas de burro.

Pero también me queda la duda sobre esa cuestión de que la bala quedó alojada en la cabeza del futbolista, lo que le provocó inflamación del cerebro, y aún así el sujeto estaba consciente cuando lo metieron al quirófano —yo creo que esta es una leyenda urbana, pero bueno vamos a darle crédito para seguir estas líneas—, y que hasta le dijo a su pareja: "Vamos a salir de ésta... háblale a mis padres... dile a Germán que lo amo... y al Chucho dile que digo yo que es un pendejo, que el América no está para jugar al contragolpe como si fuera un equipo mediocre... bueno sí es, pero que él es más mediocre que todo el equipo", y luego empezó a cantar el himno paraguayo... ¡y en guaraní!:

Tetã nguéra Amerikayguápe

tetãma pytagua ojopy,

sapy'ánte, japáy ñapu'ãvo,

Ha'evéma!... ja'e ha opa...

.

Bueno, ahora sabemos que la bala está alojada en el lóbulo frontal izquierdo de su cerebro y, de acuerdo con los especialistas, el que se quede ahí no generará mayores problemas, pues es una región del cerebro que se encarga de funciones asociadas a la capacidad intelectual (¡okelatzingada!), así que digo yo que si los daños fueran mayores, digamos que después de que pasen todas las crisis y al final el Cabañas nada más pueda articular doce palabras juntas, Televisa lo podría contratar como comentarista deportivo o como editorialista en el noticiario de López Dóriga... ¿que no?

Creo que toda esta parafernalia generada por el balazo le ha caído de maravillas a Televisa para seguir usufructuando su imagen y mantener a la gentil perrada en una especie de limbo estupidizante en el que Cabañas y su estado grave pero estable es sólo una estrella más del canal de las estrellas, y de paso le sirve al Ejecutivo Federal para seguir echándole airecito a la leña verde para que la cortina de humo no cese...
¿Que si por qué sucedió la trifulca y el balazo?
Eso no importa, diría López Dóriga: lo verdaderamente importante para los medios no es saber si el Chava inició el ataque y los otros se defendieron —porque así pudo haber sucedido, claro que sí—, o fue al revés —que también pudo haber sido—, sino sacarle raja a todo esto y mantener idiotizado a un pueblo que con un poquito más se convierte en zombie... ni más ni menos...
Ay, mis hijos, Rosita Alvírez...
--
--

sábado, 23 de enero de 2010

¿Qué pretenden... emponzoñar al país...

La dirigencia nacional del PRI, gobernadores de ese partido y sus legisladores externaron su repudio a la inminente alianza del PAN y del PRD para la elección gubernamental en Oaxaca y los acusaron de buscar la polarización del país a cambio de un triunfo electoral.
La presidenta nacional del PRI, Beatriz Paredes Rangel, acusó al PAN y al PRD de emponzoñar y confrontar el ambiente político del país.
"Enfrentar, emponzoñar el ambiente del país y deteriorar la relación con quienes representamos la fuerza mayoritaria no es una fórmula inteligente, ni siquiera es una fórmula, es un desatino. ¿Qué se busca, qué se busca, polarizar al país, qué se busca o qué se pretende?".
-
Al margen de los fuegos artificiales y de las ambiciones partidistas que nada tienen que ver con el bienestar de la ciudadanía, convendría recordarle a la Paredes que, al menos en Sonora, quien enfrentó, emponzoñó el ambiente, deterioró las relaciones sociales y polarizó a la ciudadanía fue precisamente un gobierno priista, cuya soberbia, tráfico de influencias y corrupción dejó que ocurriera aquel 5 de junio la peor tragedia de que se tenga memoria en México: el incendio de la Guardería ABC, que provocó la muerte de 49 niños menores de tres años, además de las secuelas que de por vida arrastrarán varias decenas de infantes más.
Sí: esa es una fórmula inteligente para destruir cualquier credibilidad y esperanza en los partidos y en los políticos, incluyendo por supuesto a la misma Beatriz Paredes...
--
--