Debido a la falta de oportunidades que hay en México en el campo de la investigación científica, pero sobre todo en lo laboral, muchos jóvenes que recién egresan de la universidad optan por enrolarse en las filas de la delincuencia organizada, alertó hace un par de días el diputado federal Reyes Silvestre Tamez Guerra, coordinador parlamentario del Partido Nueva Alianza (un experimento de la priísta Elba Ester que le permitió la normatividad electoral para que amparara a líderes despreocupados y brindar fuero legislativo a quien lo necesitara, adefesio político conocido en el bajo mundo como Pañal).
El también presidente de la Comisión de Ciencia y Tecnología de la Cámara de Diputados, y ex titular de la Secretaría de Educación Pública en el sexenio de Vicente Fox, se pronunció por una reforma a la Ley General de Educación.
El tipo dijo que dicha iniciativa permitiría una mayor vinculación con el sector laboral y así se podría incorporar a los miles de jóvenes que egresan de las universidades.
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Bueno, como sucede casi siempre con nuestros personajes políticos que cuando están en algún puesto no quieren que les muevan el tapete con reformas trabajosas que implican que deben trabajar un poco más... o al menos, que se deben poner a trabajar, Reyes Tamez se inclinó por esto justo ahora que no es titular de la SEP; es decir, a toro pasado, de la manera más cómoda, más facilona, más simple.
Con todo, parece temerario asegurar que los egresados universitarios optan por enrolarse en las filas de la delincuencia organizada, aunque es tan cierto como lo es que les resulta verdaderamente difícil encontrar un trabajo medianamente bien pagado.
Y en gran medida la responsabilidad la tienen funcionarios precisamente del tipo de Reyes Tamez, quien en lugar de economizar durante su paso frente a la SEP para crear otros puestos, prefirió gastar el presupuesto de manera innecesaria en viajes, al grado de que fue calificado como un “secretario Premier”.
Una investigación realizada por El Universal, concluyó que Tamez Guerra fue un viajero frecuente que en menos de cinco años como titular de la SEP visitó más de 20 países en cuatro continentes, además de un par de islas del Caribe; en sus giras se gastaron más de 2 millones de pesos; incluso, del 19 al 23 de noviembre de 2003 comprobó gastos de hospedaje en Madrid, cuando su agenda de trabajo registra reuniones con funcionarios en México el día 22.
En un apartado de la investigación, se señala que entre giras presidenciales, comisiones especiales, visitas a sus contrapartes, salidas injustificadas y reuniones cumbre, pasó lejos de México al menos 213 días entre enero de 2001 y diciembre de 2005. Fueron 31 semanas alejado de la realidad mexicana, contra 21 que dedicó a visitar los 32 estados de la República, que presuntamente le bastaron para conocer los contrastes que dividen en más de dos países a México según el nivel educativo de cada región.
Y todo ello con cargo al erario público.
Entre giras y viajes fuera de México se gastó tanto como lo invertido por la dependencia federal en mobiliario y equipo para apoyar las actividades culturales de las 32 entidades federativas del país durante 2005.
El mismo año, la SEP gastó dos veces más en boletos de avión, alimentos y hospedaje de las 45 salidas de Reyes Tamez al exterior que en la adquisición de infraestructura para fomentar la lectura a nivel nacional.
Y al menos seis de estas giras internacionales no fueron justificadas en la agenda de trabajo del secretario.
Por el gasto acumulado en pasajes aéreos, Reyes Tamez era un candidato perfecto a cliente platino de cualquier aerolínea.
Se compró boletos a tarifas por encima del precio de mercado: para trasladarse a Sydney, con el fin de responder a una invitación del Ministro de Educación australiano y conocer a los escasos 800 alumnos mexicanos de licenciatura que radican allá, pagó 133 mil 253 pesos; para ir a Ginebra, Suiza, donde se efectuó una reunión ministerial de la OCDE, gastó 65 mil 411 pesos, y para compartir tres días en Washington DC con su par estadounidense erogó 27 mil 242 pesos.
Entre los destinos más frecuentados por Tamez Guerra estuvieron París, Madrid, Washington, Londres y Cartagena. En estas ciudades se encuentran las sedes de organismos internacionales, como la UNESCO y la OCDE, donde se desarrollan reuniones ministeriales; y también, lo que podría pensarse, son sus lugares predilectos.
En octubre de 2001, Reyes Tamez aprovechó la Conferencia de la UNESCO en París para disfrutar tres días previos en Valladolid, España. Entre el domingo 14 y miércoles 17 de octubre su agenda de actos públicos entregados al IFAI por la SEP no registra actividades oficiales, pero su estancia corrió a cuenta de los contribuyentes: 15 mil 493 pesos en alimentos y hospedaje.
Repitió el esquema en 2005: partió el 1 de julio rumbo a París, pero los encuentros con la OCDE y de la UNESCO comenzaron siete días, después de una escala en Madrid. Su estancia en París costó a los contribuyentes 157 mil 501 pesos, equivalente a un mes de su sueldo.
La agenda de viajes del entonces secretario no sólo era ajetreada, sino en ocasiones hasta imposible: entre el 19 y el 23 de noviembre de 2003 comprobó gastos mayores a 11 mil pesos por concepto de hospedaje y alimentos en Madrid, mientras en su agenda de trabajo se consignó una reunión en México con secretarios de Educación el 22 de ese mes.
Del 7 al 9 de junio de 2001 cobró viáticos por 20 mil 993 pesos para viajar a Dallas, pero, siempre según la agenda de actividades públicas proporcionada por la Unidad de Enlace y Acceso a la Información de la SEP, presidió el Encuentro Internacional por la Naturaleza el 8 de junio en la ciudad de México.
Otros viajes —como los de Nueva York, en junio de 2001, y Londres en febrero de 2004— no corresponden a sus labores como secretario: de su gira neoyorquina no existe registro alguno en su agenda, ni boletines de la dependencia; mientras que las visitas a "diversas instituciones educativas" en Londres -como se justifica en su agenda- no fue oficial.
Durante sus primeros cuatro años como secretario, Tamez Guerra recorrió más de 300 mil kilómetros, suficientes y de sobra para darle la vuelta al mundo por medio de puntos acumulados y sin pagar un solo centavo: bastan 224 mil kilómetros para obtener dicho privilegio en cualquier programa de viajeros frecuentes.
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Y este individuo es, pues, el coordinador de los diputados del Pañal, el que quisiera que la Ley de Educación se reformara, justo ahora que parece que sí calentará curul y que nomás tiene que estar picando cebolla para que los demás hagan el trabajo que él pudo haber hecho hace más de seis años.