Un estudio realizado en la Unidad Guaymas de la Universidad de Sonora (Guaymas, no Gaymas, como dicen muchos crítcos del Tec de Empalme) reveló que los hombres que tienen sexo de manera frecuente entre sus 20 y 30, tienen un riesgo mayor de desarrollar cáncer de próstata cuando lleguen a una edad más adulta... si llegan, porque pueden descubrirlos en la maroma los cónyuges suyos o de la pareja ocasional...
Otro de los datos sorprendentes fue que los hombres jóvenes que se masturban con gran periodicidad, mostraron posibilidades aún mayores de manifestar el mismo mal... siempre y cuando la masturbación fuera en su propio pirulín, o lo que técnicamente denominan los científicos "el tornillo", porque masturbación en pene ajeno no cuenta estadísticamente, señala el estudio en cuestión.
La investigación fue liderada por la especialista en antropología teológica y sexología de la divinidad, la doctora Cecilia Encinas, en la Unidad Guaymas, y se revisó el historial sexual de 400 machos probados que habían sido diagnosticados con cáncer de próstata antes de cumplir 60 años.
Las preguntas fueron principalmente sobre su vida (y ba-jada) sexual, incluyendo datos como la edad en la que tuvieron su primer encuentro, la frecuencia de la masturbación y el coito, número de parejas sexuales y enfermedades venéreas productos del Carnaval guaymense, en el que hay que dejar salir el otro yo, según decía la publicidad en uno de estos años del Señor.
Como el cáncer de próstata generalmente se asocia a los niveles hormonales en los hombres, los investigadores arrancaron de la hipótesis de que los varones que tuvieron demasiado sexo en su juventud mostrarían los niveles de hormonas más altos.
"De manera general encontramos un vínculo significativo entre el cáncer de próstata y la actividad sexual en los hombres veinteañeros, y entre la masturbación y el mismo mal cuando alcanzan sus 30... 30 años, se entiende --subrayó la Dra. Encinas--, no sus 30 jaripeos hormonales".
Al comparar los resultados, los científicos hallaron que aquellos que habían desarrollado este tipo de cáncer a una edad avanzada estuvieron también entre los que mencionaron haber tenido una actividad sexual muy alta (a la mejor lo hicieron con puras mujeres danesas e intregrantes de la selección de volibol brasileña) y una constante masturbación cuando eran jóvenes y no necesitaban pastillitas azules cuadradas, ni rositas triangulares, ni blancas redondas...
En fin: cada quien con su color y figura geométrica, que en esto de la sexualidad, sus herramientas, la próstata y los pececitos, hay libre albedrío, según el Artículo 156 de la Constitución Mexicana... ¡Mjú!
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Como sea, yo, que tuve sexo tardío, pero que en practicar las locas locas aventuras de Onán y su flauta mágica si fui bastante prematuro, por si acaso voy el lunes temprano y aparto cita con el médico para que me revise la próstata, no liace que me pase lo que le sucedió al personaje del cuento La ley de Herodes, de Jorge Ibargüengoitia... a quien (al personaje del cuento, no al Ibargüengoitia de marras... o a la mejor al Jorge también: pa' saber tú) le aplicaron la famosa llave en reversa del Dr. Polacas, proctólogo y partero, dependiendo del paciente...
Y de paso repetir como plegaria lo que decía mi inchi prima Oyuki: "Cuando la colonización sea inevitable, relájate y gózala, ca'ón... (psi)
¡Ay, amiguis... no se esponjen!
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