- Chava, esta noche no sales.
- Mamá no tengo la culpa
que a mí me gusten los bailes...
(que a mí me gusten los ba-ailes...)
...pero no estaba acá, y Chava se fue al baile... y lo llevaron a bailar, y —aunque usted no lo crea, amigo lector— hasta el Felipe Calderón, con todo y su tonito de merolico, le entró a la danza de las declaraciones y las exigencias que Televisa, desde su mullido sillón, ha encabezado como cruzada contra la impunidad: "Que Salvador Cabañas se recupere, y de la mano de su recuperación exigimos que haya justicia", dijo el Ticher López Dóriga con un cinismo propio de alguien que tiene los dientes chuecos y amarillos... ¡Faltaría más, ca'ón!
A mí, que el América y Televisa —que no es lo mismo, pero es igual— no me interesan mucho que digamos, este asunto me preocupa no porque sea Cabañas o sea jugador de futbol o pertenezca —literalmente— al América, sino porque es un hecho criminal que sucede a diario en todos lados, pero a diferencia de este caso, nadie se manifiesta públicamente ni levanta la voz ni el Calderón pierde su tiempo en hacer declaraciones superfluas sólo como parte de una campaña mediática... como todo lo que hace, por cierto.
Yo digo que en este caso Televisa —por voz de López Dóriga y demás calandrias— no puede exigir justicia y que se luche contra la corrupción no sólo en el Distrito Federal —gobernado por el PRD, curiosamente— sino en todo el territorio telcel mexicano, considerando que Televisa ha sido una empresa basada en esas oscuras relaciones que se dan dentro y fuera de la ley —sobre todo fuera, ni que fuera un secreto: México es un país de jodidos y nosotros hacemos una televisión para jodidos, dijo alguna vez, palabras más palabras menos, el Tigre Azcárraga, soldado del sistema... en turno, claro—, y el Tícher no puede ser juez y parte de algo a lo que le está tirando mordidas de burro.
Pero también me queda la duda sobre esa cuestión de que la bala quedó alojada en la cabeza del futbolista, lo que le provocó inflamación del cerebro, y aún así el sujeto estaba consciente cuando lo metieron al quirófano —yo creo que esta es una leyenda urbana, pero bueno vamos a darle crédito para seguir estas líneas—, y que hasta le dijo a su pareja: "Vamos a salir de ésta... háblale a mis padres... dile a Germán que lo amo... y al Chucho dile que digo yo que es un pendejo, que el América no está para jugar al contragolpe como si fuera un equipo mediocre... bueno sí es, pero que él es más mediocre que todo el equipo", y luego empezó a cantar el himno paraguayo... ¡y en guaraní!:
Tetã nguéra Amerikayguápe
tetãma pytagua ojopy,
sapy'ánte, japáy ñapu'ãvo,
Ha'evéma!... ja'e ha opa...