Apenas inició el 2010, las bombas de gasolina cambiaron el precio de los presuntos litros de combustible que expenden.
Un gasolinazo más en el curso de unas cuantas semanas.
Otra puñalada más en el lomo, diría uno de mis hermanos... el que usted quiera, amigo lector.
Así pasa con los gasolinazos, que vienen a ser el detonante de pequeños apretones al cinturón que se suman a la vieja crisis que venimos arrastrando desde hace décadas, gobierne quien nos gobierne y prometa lo que nos prometa, en una suerte de contubernio con los grupos de poder económico que mangonean estructuras sy demás teorías fantasiosas que sostienen la economía de la demagogia región cuatro que nos dan como atole con el dedo.
Ni más ni menos...
De hecho, los dueños más ambiciosos de las gasolineras cerraron temprano las estaciones para vender más caro el producto apenas el reloj marcara las 00:01 horas del uno de enero.
Y eso que estaba pactado que no habría amento a los combustibles ni a otros productos de primera necesidad. De la canasta básica, como le dicen los eufemistas incrustados en el gobierno y en las cámaras legislativas a la simpley cotidiana práctica de consumir rebanadas de aire para la sobrevivencia que Kafka nos tiene prometida...
Como bien dice Jaime Obrajero, en W Radio, los recientes aumentos al precio del litro de las gasolinas contravienen el acuerdo nacional en favor de la economía familiar y el empleo firmado el pasado 7 de enero de 2009 por el Felipe Calderón, los gobernadores, el congreso federal y los representantes empresariales y obreros.
Ese día reunidos en Palacio Nacional, todos los actores políticos, económicos y sociales del país se comprometieron a mantener el precio de estos combustibles durante todo el 2009.
Como lo dejó claro el propio presidente Calderón, aquel miércoles 7 de enero, y que repitió a las nueve de la noche en cadena nacional.
"El segundo pilar de este acuerdo nacional, se enfoca al apoyo a la economía familiar, para ello, el gobierno federal ha tomado las siguientes cuatro medidas: uno, se congelarán los precios de las gasolinas en todo el país durante todo el año", dijo Calderón.
Pero no sólo este acuerdo ha quedado sin validez en los hechos, pues también, muy formales los industriales de la masa y la tortilla, acordaron el 18 de enero del 2007 con el Calderón estabilizar el precio de la tortilla que se había ido a las nubes al pasar de 6 pesos a más de 10 pesos el kilogramo y en algunas zonas se elevó hasta 12 y 14 pesos, al aumentar el precio internacional del maíz.
En la Residencia Oficial de Los Pinos, Calderón aseguró que eran injustificados los aumentos, y logró el compromiso de mantener el precio en sólo 8 pesos con 50 centavos el kilo de tortilla.
Estas fueron las palabras del Felipe Calderón en enero del 2007.
"Este acuerdo, además asegura que cerca del hogar de cada familia mexicana, en más de 320 mil puntos de venta se ofrezca una tortilla a precio justo. La tortilla es el principal alimento de los mexicanos, constituye una parte fundamental de la dieta especialmente de los que menos tienen. No toleraremos a especuladores ni acaparadores, vamos aplicar la ley con firmeza y a castigar a quienes busquen aprovecharse de la necesidad de la gente", apuntó.
El Calderón regresará a sus actividades laborales la próxima semana con un mensaje de año nuevo, y es probable que haga algún pronunciamiento sobre estos aumentos a los precios las gasolinas y a las tortillas.
O sea, más cucharadas de demagogia, de la más rupestre, barata y guadalupana demagogia que ha vivido nuestro país los últimos años.
Y apenas vamos iniciando el año...
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