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sábado, 3 de octubre de 2009

Gordos pobres, pobres gordos...

En México hay 55 millones de pobres y 70 millones de gordos. De los pobres se ocupa la Sedesol y de los obesos la Secretaría de Salud, ¿quién se ocupa de la relación entre gordura y pobreza?
Esto parece una pregunta rutinaria para Freakonomics, pero es un tema serio que ocupa a algunos académicos y es objeto de políticas públicas en Europa y América del Norte.
La pobreza produce gordura y la obesidad produce pobreza. Las personas con sobrepeso tienen una desventaja económica. Los kilos de más están asociados a malestares y enfermedades que se traducen en menos días laborables, menores ingresos y mayor gasto en medicinas y cuidados.
La pobreza produce gordura. La alimentación y hábitos de esparcimiento de los más pobres hacen muy difícil el desarrollo de cuerpos como los de William Levy o Jacqueline Bracamontes. El cuidado del cuerpo requiere tiempo y dinero para practicar alguna actividad física o deportiva.
Las personas de mayores ingresos tienden a consumir comida más sana, que casi siempre es más cara: frutas, vegetales, panes ricos en fibras y hasta golosinas low fat. Decir esto es políticamente incorrecto y no saldrá de la boca de un secretario como Ernesto Cordero o José Ángel Córdova.
Es incorrecto, pero cierto. Hay decenas de estudios que apuntan en esa dirección.
Una de las primeras investigaciones sobre el tema data de 1989. Albert Skunkard y Jeffery Sobal estudiaron la relación entre nivel socioeconómico y masa corporal de las mujeres. Llegaron a una conclusión que es difícil decir en voz alta, frente a personas de hablar correcto: las más pobres tienden a ser más gordas. ¿qué fue primero? Es la cuestión del huevo o la gallina.
Las obesas ganan 9% menos en el mercado laboral y tienen 20% menos posibilidades de casarse, dice un estudio hecho por Paul Ensberger, de la Universidad de Case Western Reserve.
El matrimonio es una institución muy eficaz cuando se trata de crear patrimonio, lo demostró hace más de tres décadas el Nobel de la Universidad de Chicago, Gary Becker.
El género sí importa, cuando se trata de relacionar obesidad y pobreza. Skunkard y Sobal no pudieron demostrar con tanta nitidez que el patrón de riqueza y delgadez fuera tan válido en el caso de los hombres.
En las clases altas, la delgadez de la mujer es más valorada que la del hombre.
Puede ser el colmo de la incorrección y la injusticia, pero más vale no confundir lo que las cosas son con lo que deberían ser. La posesión de un cuerpo más delgado forma parte de eso que el francés Pierre Bourdieu llama capital.
Este sociólogo afirma que el estatus no sólo tienen que ver con el dinero. La delgadez forma parte de esos atributos adicionales que distinguen a las que están en la parte más alta de la escala.
Unos 55 millones de pobres, 70 millones de obesos. ¿Cuál es la relación entre obesidad y pobreza en México?
Las tendencias observadas en estudios de sociedades del primer mundo son válidas para países en vías de desarrollo, dice Lindsay McLaren de la Universidad de Calgary que en el 2007 concluyó una amplia investigación. La pobreza produce gordura y viceversa.
Es terrible, pero necesitamos saber más del tema.
Lo bueno es que el conocimiento no engorda… ni empobrece.
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Tomado de Cosapública.com
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Antes de que me tundan debo decir lo siguiente: el gato que encabeza esta entrega es ciertamente gordo, pero pobre no es: los pobres no beben Bud Ligh, si acaso cerveza Corona al tiempo... y bajo la sombra de un árbol semiseco, no viendo la televisión, según me han dicho.
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