No. No eran aquellos famosos chicles bomba de la niñez los que tronaron anoche: fueron granadas de fragmentación que hicieron estragos en ls inmuebles, pero sobre todo en la tranquilidad del electorado en reposo, que somos todos.
Anoche, hasta donde se sabe o hasta donde nos han dicho, tronaron como siete granadas en el estado de Sonora —Navojoa, Hermosillo y Cananea— en un movimiento concertado: casi todas tronaron a la misma hora, más la que no tronó porque traía hora de California, supongo.
Yo creo que, de acuerdo al imbécil comercial de televisión que propone escoger un día para dedicarlo a algo que nos guste, como el "pénalti del elevador" o chatear con los amigos, al crimen organizado se le ocurrió dedicar un día a hacer explotar granadas en Sonora, y así lo hicieron.
¿Qué significa eso? ¿a dónde se dirige tanta violencia?
No hay que ser un genio para adivinar las respuestas posibles: desestabilización, desestabilización y desestabilización.
Pero ¿qué pueden desestabilizar los capos de la sangre en un país donde la desestabilización social es el literal pan nuestro de cada día? ¿un país en el que las mismas autoridades federales han demostrado no sólo su incapacidad para gobernar lo que medianamente deberían gobernar, sino también proponer soluciones a los problemas que cada día crecen más y más, y que ciertamente no se pueden achacar al actual mandatario —mediocre, sí ; charlatán, sí; mentiroso, sí... pero mandatario al fin—, ni siquiera al anterior, sino a la suma de dos más otro montón que estuvieron y deshicieron a gusto y placer las estructuras sociales de un país rico pero empobrecido por la corrupción y la impunidad.
Los bombazos de anoche —y ahora sabemos que al filo del mediodía de hoy siguió la fiesta en Cananea— son una mediana muestra de pulsar fuerzas entre quienes quieren mandar y quienes quieren gobernar, que no es lo mismo, pero es igual.
Por desgracia para nosotros, al día de hoy en todo México van ganando los que quieren mandar, porque los que quieren gobernar están muy ocupados peleándose contra los partidos políticos de oposición en lugar de hacer un frente común.
De hecho, ni siquiera en el interior de los mismos partidos políticos se ponen de acuerdo en cómo van a colaborar con el gobierno en turno porque se están metiendo zancadillas entre ellos, pues todos quieren seguir trepados en la dirigencia o tener agarrado el sartén por el mango, como si la ciudad, el estado y/o el país fuera un utensilio de cocina...
Ni más ni menos...
--
--