Trova y algo más...

martes, 6 de diciembre de 2011

Y todo por un pinchi saludo...

“Un saludo a toda la bola de pendejos, que forman parte de la prole y sólo critican a quien envidian!”, microescribió en Twitter José Luis Torre (@JojoTorre), novio de Paulina Peña Pretelini (@Pau_95Pena), hija de Enrique Peña Nieto.

En su miope y torpe visión de yerno, Torre trató de ponerle un alto a los detractores del precandidato del PRI a la presidencia de la república, quien se puso de copete y de pechito en la Feria Internacional del Libro de Guadalajara al no saber responder a la pregunta: “¿Cuáles son los tres libros que han marcado su vida?” y en medio de un chapaleo indigno se hundió en su propia estupidez, pues no atinó a dar los títulos de libros y confundió nombres de autores.

Paulina, quien recientemente cumplió 16 años, retuiteó ayer lunes la publicación de su novio, y desató una tormenta de críticas y expresiones de descontento, lo que obligó a que las cuentas de los brillantes y selectos novios fueran canceladas.

Y todo por un pinchi saludo.

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Al respecto, un lector de Milenio, que se identificó sólo como Alfonso, escribió:

La neta es que, ustedes, los juniors de cualquier figura política siempre han sido el dolor de muelas instantáneo; y que la solución es esperar que una cortina de humo se lleve el malestar de los medios. ¿Acaso no fue molesto a Gustavo Díaz Ordaz ver que su hijo Alfredo organizara el concierto de Avándaro en 1971? ¿O de Avecita López Mateos cuando organizo en 1962 una tardeada en su casa de Tlalpan y fue a cantar Enrique Guzmán? ¿O que Margarita Romano subiera el piano siete pisos cuando fue a Paris, o cuando mandó quemar la Cineteca en Churubusco?

Es la prole, señorita Paulina Peña Pretelini, la que tiene la costumbre de ser una piedra de molino que debe cargar el político balconeado, ese prócer (wikipoedia it, missie) quien ha de tragar gordos para explicar las violaciones a los códigos urbanos ya tarde despues del suceso aciago, y cuál Sísifo, volver a cargar la piedra montaña arriba para volver a verle rodar cuesta abajo.

En México, nos decimos ser laicos pero le rezamos a la morena de la Villa, al niño de Atocha, al Juan Malverde sinaloense y hasta el legionario de Cristo.

Nos decimos chivas pero vemos como se cae el América con un doble emoción, de alegría y de pena ajena (escribí, srita. Peña, pena sin eñe ¿OK? ¿Sa va?).

Las clases nos dividen, los jodidos contra los peladitos (consulte a su Octavio Paz para explicar este doble parto), los nacos contra los juniors, los milusos como Genaro García Luna contra los dobles y triples doctorados que tiene Alejandro Poiré, los vochos contra los Lamborghinis, los mariguanos contra los metaanfetamínicos, los espurios contra los legítimos.

Que una persona no quiera, no pueda o de plano no guste de la lectura de libros "cultos" debiese ser un derecho constitucional como lo es hoy el derecho a calumniar e insultar usando feisbú o tuit'er.

El problema es que los que más tienen, son omisos de la mayoría, del 99 por ciento, de la ciudadanía quienes somos jodidos por ganar algo menos de seis mil pesos mensuales, no diarios.

Que tú nos insultes al criticar a tu papá, es echar sal a la herida, la forma de los ricachones de afrentar aún más a los hambrientos.

Nada parece evitar que tu pá, desde su carterota que le construyeron los Moreiras endeudadores, los fideles, los Marín, los Mouriño campechanos, los Gordillos charros de los maistros mapaches, de los niños verdes corruptos, et al; nos llegue a gobernar desde los Pinos y desde las cámaras de Televisa y los mayores poderes fácticos.

Pero los políticos, como tu padre, quienes nos gobiernan desde el PRI desde 1929 que lo fundó Plutarco Elías Calles, 82 años de abuso, saqueo, impunidad y olvido, nos han hecho el hazmerreír de todo el mundo, que han cargado a cada mexicano con una deuda de once mil dólares desde el momento de nacer, que equiparan al mexicano con un migrante violador de leyes civiles, etc.

Tú, princesa del sistema y futura cara en revistas sociales, gozarás de los improperios y saqueos de tu padre.

Pero el resto de los mexicanos, 110 millones te odian en tu soberbia, en tu ignominiosa ignorancia, en tu absurda insolencia, en tu desfachatez insultante, en tu riqueza inexplicable derivada del sueldo de tu padre como gobernador del estado más importante.

Con el lujo, viene lo insulso; y a ti te toca cargar con el oro y la mierda.

Goza tu posición social derivada de varios crímenes; pero no ignores de dónde vienes.

Doble quimera te pregunta: ¿quién eres?

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