Y entonces, en la Universidad de Sonora, otra vez se escucharon las voces de los estudiantes...
como en los viejos tiempos de la esperanza...
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No es que las historias cotidianas sean las más difíciles de vivir: se dice que son las más difíciles de contar... por eso estamos aquí. Compartamos esas historias. (armando.zamora@gmail.com)