El gran peligro que tiene la búsqueda de los 43 normalistas desaparecidos es que mientras que los padres los buscan (aunque estuvieran muertos) para darles más vida que nunca, la PGR los busca (aunque estuvieran vivos) para darles más muerte que nunca.
Y está comprobado históricamente que la PGR no se cansa nunca de sembrar muerte.
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