Trova y algo más...

miércoles, 4 de noviembre de 2009

La alegría y la estupidez...

Un estudio elaborado por Michael "Cocodrilo" Dundee, un científico australiano, reveló que las personas con mal humor regularmente poseen una inteligencia más aguda que quienes se muestran alegres todo el día, al grado de lindar con los límites de la estupidez esquina con imbecilidad.
Y de ejemplo puso a Cerebro —el adláter de Pinky—, quien en una de esas efectivamente conquista el mundo y nos pega una friega a todos, porque argumentos para lo uno y lo otro no le faltan al cabezón...
"La tristeza y el mal humor mejoran la capacidad de juzgar a los otros y también incrementan la memoria", asegura el Cocodrilo Dundee, profesor invitado varias veces al Centro Ecológico de Hermosillo para impartir charlas a grupos de escolapios que se dan cita los meses más calurosos del año en ese zoológico.
"Mientras que un estado de ánimo positivo facilita la creatividad, la flexibilidad y la cooperación, el mal humor mejora la atención y facilita un pensamiento más prudente", explica Dundee en un artículo publicado en la última edición de la revista "Dónde y Cuándo".
"Nuestra investigación sugiere que la tristeza mejora las estrategias para procesar la información en situaciones difíciles", añade el australiano.
Dundee subrayó que las personas con un estado de ánimo más decaído poseen mayor capacidad de argumentar sus opiniones por escrito, por lo que concluyó que "no es bueno estar siempre de buen humor: uno corre el riesgo de que lo tachen de imbécil... o al menos de comediante de la Hora Pico, que es lo peor que le puede pasar a una persona que es risueña..."
La investigación del llamado "Cocodrilo" por reptiles razones que desconocemos, consistió en una serie de experimentos en los que se manipulaba el estado de ánimo de los participantes por medio de películas y recuerdos positivos o negativos.
A mí, por ejemplo, me pusieron a ver todo un día "Cinema Paradiso" y debo confesar que sí me puse triste, pero también terminé odiando al inchi Totó y al Alfredo por weyón... pero de que me volví inteligente pues no: es más, creo que hasta más bruto me volví, pero eso es naturalito en mí, sobre todo los sábados... así que digamos que científicamente mi caso no cuenta mucho...
En fin... así está el mundo...
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