Trova y algo más...

viernes, 29 de abril de 2011

La verdad, la justicia y los valores gringos ya no son suficiente...

Como respuesta a las revoluciones financiadas por los gringos en el Medio Oriente, ahora se les está revirtiendo el sartén a los hijos de Sam.

Resulta que la revolución empezó en el mundo del comic en inglés, específicamente el cómic norteamericano.

Y es que, bilivitornat, Supermán quiere dejar de ser estadounidense.

El personaje, símbolo de la fortaleza y protección de la nación de las barras y estrellas, está cansado de que el gobierno en turno use sus actos como un instrumento político.

“Quiero hablar en las Naciones Unidas mañana e informarles que renuncio a mi ciudadanía estadounidense. Estoy cansado de que mis acciones se interpreten como instrumentos de la política de los Estados Unidos“.

Así habla el Hombre de Acero en el último número, el 900, de la franquicia de DC Comics titulado “El incidente”.

En la historieta, la andanada de Clark Kent ante el consejero de seguridad de la Casa Blanca llega a raíz de su participación en una manifestación pacífica en Teherán contra el régimen de Mahmud Ahmadineyad. Una presencia que el Gobierno iraní entiende como un acto de guerra de los Estados Unidos y que podrían tener consecuencias terribles.

“Permanecí 24 horas en la Plaza de Azadi. No me moví ni hablé. Sólo me quedé ahí”, se defiende Supermán ante el dirigente estadounidense.

Harto de que se le considere un instrumento de la política de la Casa Blanca, el superhéroe estalla: “La verdad, la justicia y los valores estadounidenses ya no son suficiente. El mundo es demasiado pequeño, está muy conectado”.

La renuncia a su país de adopción —no olvidemos que Supermán, un ‘inmigrante alienígena’ venido de Kripton— es la última vuelta de tuerca que la editorial le ha querido dar al personaje.

Desde que en 1938 fuera creado por Jerry Siegel y Joe Schuster, el personaje ha vivido en universos paralelos, ha perdido sus poderes, se ha casado con Lois Lane, ha tenido un hijo e, incluso, murió una vez a manos del villano Doomsday.

Y ahora, ya harto, quiere ser ciudadano del mundo, no un instrumento más de los gringos… algo así como Facundo Cabral, pero sin tantas barbas…

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