Trova y algo más...

martes, 23 de junio de 2009

Si supieras cuánto y cómo pienso en ti...

1. Siempre que cierro los ojos pienso en ti: te veo en el fondo oscuro de mi agonía solitaria recortando los bordes amarillos de la angustia con tu sonrisa cansada, con tus labios enrojecidos por la fatiga de ser mujer, por el transcurrir por las calles indefensa, temerosa, oteando cada rincón como gacela asustada junto al riachuelo de la desesperanza...
2. Siempre que cierro los ojos brotas de la oscuridad como agua blanquecina, lechosa, refulgente entre los párpados de la noche, y te instalas lentamente en el centro del silencio, y una a una deshojas tus prendas que caen a la nada como cáscaras suaves de cebolla blanca: te miro ir venir por la nostalgia, recoger los restos de mi rostro entre tus manos suaves; te observo desde el otro lado de la soledad, en este cuerpo animal y absurdo que porto, que siempre he soportado, y me duele que estés ahí, justo en la otra orilla del recuerdo, en esta hora oscura en que te sueño bajo la lluvia celeste del universo, bajo todas las estrellas sin nombre que te dan forma, silueta luminosa que brota de esta angustia aterrorizada por la soledad...
3. ¡Dios!: si supieras cuánto y cómo pienso en ti, vivirías horrorizada por la felicidad...
4. Siempre que cierro los ojos pienso en ti: llegas del otro lado de la ausencia y te paras en el centro de este pecho que no alcanza a respirar porque todo lo llenas, lo oxigenas con tu simple estar ahí, mirando con curiosidad las vísceras oscuras que palpitan en mis entrañas corroídas por la amargura, órganos inverosímiles que segregan fluidos malolientes, ácidos pépticos que destrozan con su lengua amarilla la poca paz del sólo estar, gases que punzan las paredes de los intestinos con su querer salir a morir a la luz de un sol cada vez menos nuestro, menos humanos, menos sol. Te observo en silencio con mis antiguos dolores grises mientras pasas del pecho infectado por las ganas de llorar al bajo vientre que cocina terrores diarios que se dirimen a solas...
5. Cuando cierro los ojos manas como agua transparente en la aridez de mi alma, y remojas con tus labios como vuelo de palomas la embocadura amarga del cántaro roto de mis sueños, sorbo de tus dientes el sabor café de tus tardes y despliego las velas de la angustia: navego alrededor del recuerdo de tu cuerpo, bajo por la placidez del vientre, me enmaraño en las algas de la entrepierna, me hundo en el azul amanecer boreal de tus entrañas y emergo húmedo a conquistar las rocosas aguas de tu pecho, desembarco en la turgencia rosa del temblor y coloco la bandera mis fantasías en ese territorio apenas descubierto, voy a mar abierto de nuevo y me estanco en la languidez de tu cuello blanco como hielo derretido por la noche, arribo a tu rostro y tomo de tu boca el aliento cálido que exhalas, y de tu nariz, la respiración que te da vida; planto un beso apenas umbrío en tu mejilla y regreso a la herida que soy, al dolor cotidiano que me punza el ventrículo izquierdo de mi alma: de nuevo soy yo, esa sombra que pasa como el viento de la canícula de la muerte...
6. Siempre que cierro los ojos, la vida adquiere sentido...
Obra: "Italian", 45 x 60 cm.
Precio: $600
Autora: Arely Zamora Ruiz (goth_cleo@hotmail.com)