Trova y algo más...

miércoles, 8 de septiembre de 2010

Hechos, no palabras...

Honestamente, yo estaba convencido que no había gente socialmente más imbécil que los organizadores de la Exposición Ganadera que año con año se celebra en Hermosillo, quienes permiten y fomentan el consumo indiscriminado de bebidas alcohólicas dentro de sus instalaciones, sobre todo en el palenque; seguidos muy de cerca por los dueños del equipo de beisbol Naranjeros cuando juegan en el Estadio Héctor Espino, que en esos días (y ya próximamente iniciará la liga) se convierte en la cantina más grande de Sonora...

Pero no: les ganó, y por mucho, Vidal Figueroa Soto, alcalde del distrito de Chacabamba, en la región de Huánuco, Yarovilca, a unos 400 kilómetros al noreste de Perú, según el mapa de Google que consulté.

Resulta que al Figueroa Soto de marras se le ocurrió celebrar el aniversario del distrito —y de paso postular su reelección como alcalde, apoyado por el Movimiento Regional Hechos y No Palabras: ¡qué ironía!—, y no tuvo mejor idea para promover su candidatura que organizar la competencia denominada "¿Quién toma más que yo?", que ofrecía 150 soles (unos 50 dólares, unos 600 pesos bicentenariamente mexicanos) al vecino que aguantara más tragos de una bebida preparada con aguardiente.

El certamen desató la alegría desbordante de los pobladores, y ni tardos ni perezosos diez chacabambeños o chacabambitas —o como buenamente se diga— se apuntaron en el torneo y se prepararon como nunca para salir victoriosos: sí, igual que los asistentes al palenque de la Expogan y al estadio Héctor Espino, que el que no se embriaga, se embrutece, y para el caso es exactamente lo mismo.

Tras vencer a sus nueve rivales al vaciar 13 vasos de la bebida, y ya en calidad de bulto, Hernando Lorenzo, de 50 años, fue declarado ganador del concurso en medio de vivas, aplausos y confetti peruano, que es muy parecido al ceviche, según nos ha ilustrado durante años y años la señorita Laura Bozzo: "¡Que paseeeeeel infeliiiiiiiiiizzz!"

Después de la premiación de rigor y la post celebración, realizada con bebidas alcohólicas —como dios manda cada sábado en la noche—, en Chacabamba se quebró una taza y todo mundo se fue a su casa a dormir la mona, la remona y la requetemona.

Sin embargo, horas después, el tal Hernando falleció en su casa como verdadero cosaco por el exceso de alcohol que había ingerido; o sea, de intoxicación etílica, como dicen los médicos en su jerga tan pulcra como la bata que utilizan para dar consultas antes de rebanarnos los dedos con la factura: ¡hijosdesu...

Pero como lo malo siempre viene en paquete, la cosa no paró ahí, pues otros cinco concursantes también resultados intoxicados y requirieron de asistencia médica.

El fiscal en turno, Alberto Garay, ordenó el levantamiento del muertito y su traslado al centro de salud de Chavinillo para someterlo a la necropsia de ley.

¿Resultado? Vidal Figueroa Soto ya es investigado, junto a otros organizadores del evento, por orden de la autoridad, que ha señalado: “Estamos frente a un hecho que califica como delito de homicidio culposo”. ¡Palo, ca'ón!

Ni modo: el que por su gusto bebe, hasta la muerte le sabe a aguardiente.

Y sí: esos son hechos, no palabras.

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Y, bueno, pues en paz descanse el Hernando: ya no le queda de otra...

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