Así como que me fascina el cine, pues no... prefiero leer un buen artículo sobre ciencia aplicada o ver una comedia de amor, pero en la televisión, porque me permite afodongarme a todo lo que da la cotidianidad y derretirme sobre un sofá mientras me río o echo una lagrimita porque los personajes van y vienen, suben y bajan, se caen y se levantan, viven y mueren en el transcurso de la historia cinematográfica...
Ni modo.
Y quizá por eso me llamó la atención la noticia de que una película de 240 horas (o sea, ¡diez días, ca'ón!), presentada como la más larga jamás realizada, comenzó a ser proyectada el miércoles 23 de marzo en Helsinki, la capital de Finlandia, y finalizará el 30 de marzo... "Si dios quiere", diría el Ezequiel...
En la cinta se muestra el deterioro que causa el paso del tiempo en un edificio de oficinas de Helsinki.
A una velocidad acelerada, cientos de siglos son condensados en los diez días diez que dura la vista.
La película, "Modern Times Forever" ("Tiempos modernos para siempre"), se proyecta en una pantalla de 40 metros cuadrados en una plaza céntrica de Helsinki, junto al propio edificio —el Stora Enso— con ocasión de la feria de arte IHME.
El creador de esta locura es Superflex, un grupo de artistas daneses conocido por sus obras satíricas, entre ellas "Visita de una cucaracha al Museo de Ciencia", y la campaña que empapeló Copenhague, la capital de Dinamarca, con carteles rojos en los que se leía en inglés: "Extranjeros, por favor no nos dejen solos con los daneses".
Nuestro corresponsal en Finlandia, Óscar "Polacas"© Holguín, le preguntó en yaqui a Rasmus Nielsen, uno de los miembros de Superflex, si alguien dispuesto a ver los diez días de película podrá irse tranquilo al baño sin perderse un momento trascendental.
"Sí, cabe la posibilidad de que te puedas perder un instante clave —respondió Nielsen—, pero si tienes que ir, lo mejor es que no te contengas... te puedes miar en la ropa..."
Y precisamente ésa es una de las ventajas que ofrece ver películas en la tele: que puedes detener el reproductor dvd e ir a platicar un ratito con dios, o aprovechar los comerciales para asomarte al refri para ver qué puso la cochi... sí, señor...
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