Trova y algo más...

lunes, 25 de julio de 2011

Una idea aproximada de vuestra estatura...

17 de marzo de 1995. El líder de la bancada del PRI, Humberto Roque,

celebró con una señal sexualmente obscena —la famosa Roqueseñal

la “victoria” de su propuesta de subir 50% el IVA (de 10% a 15%) para

tapar el hoyo de la crisis provocada por el entonces presidente Zedillo.

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En estos días de espesa actividad política, Gil sugiere que cada quien se adueñe de una o varias frases pronunciadas en nuestra vida pública y las traiga consigo para sacarlas a pasear cuando sea necesario.

A la hora de la discusión, vuelan las frases como arma letal; en el momento de fijar postura, frases como bofetadas; cuando ya nos tengan hasta el copete con la paparruchada como soporte del análisis político, abrimos la caja y salen las frases en tropel.

Repantigado en el mullido sillón del amplísimo estudio, Gamés respiró profundo y aliviado pues ya tiene sus frases.

Cuando la sobremesa suba de tono y la discusión se ponga al rojo vivo, Gilga dirá: “No soy un ambiciocillo vulgar, lucho por ideales y principios y no por cargos. No tengo obsesión por el poder”.

Esta frase es imbatible.

La percepción del lector es correcta: la palabra ambiciocillo se vuela las bardas.

Ciertamente, la pronunció Liópez al insistir en que no habrá problema alguno en la designación del candidato de la izquierda.

Ambiciocillo, genial.

Liópez pudo decir “ambicionete”, “ambiciozuelo”, pero nada, se impuso ambiciocillo.

Que nadie se ponga nervioso, tenemos maletas llenas de frases, de todos colores y sabores.

A ver si les gusta ésta que tenemos aquí: que la conversación toma el sendero de la necedad y nadie da su brazo a torcer, usted se pone de pie y dice esto: “No nos equivoquemos, la democracia mexicana es obra nuestra, factura y hechura de los gobiernos emanados de nuestro partido, una democracia construida codo a codo con nuestro partido y la ciudadanía”.

Lo dijo Humberto Moreira ante un auditorio abarrotado.

En consecuencia, el partido al que se refiere es el PRI.

Si usted profiere estas frases corre el riesgo de que le pongan el plato de sopa de sombrero.

Piénsenlo bien: la democracia mexicana es obra del PRI.

¿Qué tiene?

No se pongan así, hombre, Moreira dice muchos chistes.

Si estas frases no le acomodaron, ¿qué le parecen éstas: “hay que realizar tareas que no admiten demora, mucho menos podemos prestarnos a la puesta adversaria y falaz de nuestras diferencias”.

Muy buenas, la verdad; Moreira habla bonito.

La puesta adversaria y falaz de nuestras diferencias”, y usted se pone de pie y abandona el recinto de la disputa con pasos dignos.

No faltará quien afirme que si repetimos estas frases en distintos escenarios acabaremos en un teatro del absurdo.

No más absurdo, por cierto, que el que ofrece la vida pública de todos los días: “Aquí no hay adherencias multitudinarias ni cargadas y todos los panistas tomarán su decisión”.

¿No son buenas?

Las dijo Cordero de Dios, secretario de Hacienda, en una reunión con militantes y simpatizantes panistas en Yucatán.

Estas frases se pueden pronunciar en cualquier momento: al pedir la cuenta en un restorán, al comprar un boleto en la taquilla de un cine.

El problema es que la palabra adherencias no se oye bien, pareciera que hablamos del intestino delgado: aquí no hay adherencias, ni tampoco nódulos.

Se les pueden agregar estas palabras, al gusto: “Cuente usted con que la batalla que está librando el presidente Felipe Calderón por garantizarles a nuestros hijos un país seguro, continuará”.

Cordero, Cordero.

Gilga no se irá de esta página sin recordar las frases que pronunció la secretaria de Relaciones Exteriores, Patricia Espinosa, cuando se enteró del atentado terrorista y la masacre en Noruega: “Estamos siguiendo con mucha atención los detalles de lo que está ocurriendo allá, no hay una información clara sobre las causas de la explosión, pero seguimos muy pendientes y dispuestos a ayudar a Noruega”.

¿Que México ayude a Noruega?

¿Y cómo?

¿Enviándoles agentes de la AFI, policías municipales de Monterrey, efectivos de la Marina?

Es que de veras...

La frase de Antonio Machado apareció de pronto y espetó: “Huid de escenarios, púlpitos, plataformas y pedestales. Nunca perdáis contacto con el suelo, sólo así tendréis una idea aproximada de vuestra estatura”…

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Gil Gamés (Gilga) en LaRazón.

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