Desde el sábado pasado, por la radio y la televisión, se difunden spots de 30 segundos y de dos minutos y medio, que difunden los logros del actual sexenio, así como reflexiones del Felipe Calderón Hinojosa sobre lo que ha sido su ¿gobierno?
El próximo sábado, 1 de septiembre, el Felipe –por conducto del secretario de Gobernación, Alejandro Poiré Romero– entregará al Congreso de la Unión su sexto y último informe de ¿gobierno?
Se dice que al día siguiente, el domingo 2 de septiembre, dirigirá un mensaje a la nación desde Palacio Nacional.
Será, probablemente, la última vez que el Calderón Hinojosa tenga la oportunidad de usar la cadena nacional para dirigirse a los mexicanos, defender a su administración e incluso comenzar a despedirse.
Antes de llegar a ese momento, el gobierno federal prepara el terreno con una lluvia de mensajes, que han inundado esta semana a los medios de comunicación.
La producción no le hace el favor. En todos aparece un Calderón solitario, lacónico e incluso cansado.
Para no variar, en uno de esos spots destaca cómo su ¿gobierno? ha enfrentado al crimen organizado y los resultados: “Actuamos firmemente, sin titubeos. Hoy tenemos un México que no se arrodilla frente al crimen y que se juega el alma por cuidar a su gente. Por ti, por tu familia y por México, esta lucha vale la pena”, dice en el anuncio titulado “Informe Seguridad Emociones”, donde un pensativo Calderón recorre Palacio Nacional.
En otro más, denominado por el propio gobierno federal en YouTube como “Informe Economía SEP”, hace un recorrido, también en solitario, por su despacho en Los Pinos y habla de la economía: “Frente a la crisis mundial más grave de la historia, México está de pie”, afirma el Felipe.
Hay algunos más como éstos. Todos tienen ese aire melancólico de quien se está despidiendo pero que, también, busca convencer que cumplió con la ¿misión?
Ese ha sido el objetivo de Calderón en todo este año (y en todo el sexenio, diría Joe): convencer a los mexicanos de que cumplió. Convencerlos de que hizo lo que hizo porque era necesario. Convencer a todos de que, más allá de los miles de muertos y la violencia exacerbada con que se despide su administración, “la lucha vale la pena”.
La pregunta que se hace por estos días es cuánto más, de lo ya gastado en la imagen presidencial, cuesta este despliegue mediático y económico. Cuánto se pagó por esta campaña de despedida a México y si, dadas las condiciones en las que se encuentra el país, había necesidad de tanta parafernalia.
El 28 de marzo pasado, cuando las campañas presidenciales estaban arrancando, Calderón Hinojosa se armó un mini informe en el Auditorio Nacional de la Ciudad de México, donde diversos medios dieron cuenta del “acarreo” de miles de burócratas y donde el Felipe informó sobre las ¿obras? que había entregado a la población, incluyendo la defensa de su guerra.
Aquella vez se le criticó también por “el gasto innecesario”, por el “protagonismo” –un reflector lo iluminó sólo a él durante todo su discurso– y por el “oportunismo electoral”, pues al menos el PRI y el PRD amenazaron con presentar una queja frente al IFE.
Ahora, a sólo tres meses de dejar el poder, Calderón no ha dejado escapar la oportunidad de despedirse como un gran jefe de Estado… de cualquier otro país del mundo, claro está.
Sin embargo, lo que se observa en los spots no es la imagen de un estadista sino de un tipo solitario, quien encerrado entre las paredes de Palacio Nacional y Los Pinos habla de los ¿logros? alcanzados para bien del país, algo que tampoco se observa en las calles ni en los hogares de la mayoría de los mexicanos.
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