Tendría escasos cuatro años cuando inicia con el maestro José Eskurra sus primeras lecciones formales de piano, y es en 1894 que sorprende a su familia y amigos con su primer recital. Después de estudiar algunos años con el maestro Ezkurra, y una vez cumplidos los ocho años de edad, sus padres la inscriben en la Academia Municipal de Música de Pamplona para continuar sus estudios con el Maestro Joaquín Maya, acreditando para ello la materia de solfeo, condición necesaria para su ingreso. Paso siguiente era el obtener el reconocimiento del Real Conservatorio de Música y Declamación de Madrid, sede máxima del quehacer musical de España.
En París tuvo la suerte de ingresar sin examen de admisión en la prestigiada Schola Cantorum, escuela fundada en 1869 por Vincent D'Indy, Charles Bordes y Alexander Guilmant. Con el maestro D'Indy toma clases de composición musical y con Blanche Selva las de piano. En este mismo lugar entra en contacto con la melodía medieval gregoriana y trovadoresca. Al lado de estos maestros parisinos se reconoce el acercamiento y admiración que la maestra desarrolla por la música de Juan Sebastian Bach, Ludwig van Beethoven, Maurice Ravel, Claude Debussy, Isaac Albéniz, Enrique Granados, y de su maestro Vincent D'Indy.
Emiliana vuelve a Pamplona a finales de 1908 donde crea una academia de música que llevará su nombre. Durante más de diez años imparte clases de piano y dedica parte de su tiempo a la preparación de sus giras de presentación por diversos países europeos, como Francia, Bélgica, Suiza, Alemania, Italia, Austria, y al interior de España. Es en este momento que compone piezas románticas para las damas de sociedad de la ciudad de Pamplona firmadas con el seudónimo de Emily Bydwealth.
Emiliana contrae matrimonio con Joaquín Fuentes Pascal, doctor en química, en ceremonia religiosa oficiada por su hermano Néstor Zubeldía en la catedral de Pamplona el 9 de julio de 1919. Matrimonio que termina tres años después con su partida a París en 1922, donde cursa estudios superiores de composición. Es aquí donde compone sus canciones españolas más reconocidas: Berceuse, Guajira, Coplas Gitanas, La Gitanilla, Jota y Zortziko.
Recorre nuevamente casi toda Europa y en 1928 viene a América, donde se presenta primeramente en Brasil, después Uruguay, Argentina y la ciudad de Nueva York donde conoce al científico mexicano Augusto Novaro, inventor de instrumentos musicales, y de quien Emiliana aprende y desarrolla, a través de la composición, su teoría musical.
El 21 de julio de 1933, por primera vez, Emiliana de Zubeldía pisa suelo mexicano; contratada por Empresarios de Mérida, Yucatán, hace su presentación en el teatro "Peón Contreras" y en un extenso reportaje publicado por Jaques de Borgues en el Diario del Sureste de Mérida, Yucatán, en 1933, se hacían los siguientes comentarios relacionados con los detalles de la llegada de Emiliana de Zubeldía a México:
"Está aún fresca la impresión de la llegada. En el muelle del Progreso, el remolcador atraca a la enorme marimba que se mece sobre las aguas y arenas progreseñas: Una joven, garbosa y alegre brinda sus dos manos cordiales a Rendón Muñoz, que se quiebra en impaciencias incontenibles, nervioso y agitado. En el hotel, al siguiente día, la notable artista espera en un amable rincón de aspecto conventual, hay un encanto tan irresistible en la conversación amena de Emiliana de Zubeldía. En Buenos Aires, en el teatro de la ópera dirigió las famosas masas corales de la gran metrópoli de Plata, más tarde, bajo su dirección, la Orquesta Filarmónica de La Habana interpretó su poema sinfónico 'Euzkadi', hecho sobre motivos de la patria lejana".
Un mes después, el 18 de agosto, se presenta ante el exigente público de la Ciudad de México, que tuvo como escenario el Teatro Hidalgo. Una vida intensa de aprendizajes y producciones realiza Emiliana de Zubeldía antes de llegar a Sonora a ocupar la dirección de la Academia de Música de la Universidad de Sonora en 1948. Ante su dolor y pesar más profundo por la muerte de sus hermanos Eladia y Alejo, compone la “Sinfonía Elegíaca”, dedicada a su hermana, con la que obtuvo el Premio Nacional de Composición en 1956 por la Unión de Cronistas de Música y Teatro de la Ciudad de México. Otra de sus grandes composiciones fue la obra coral “La Misa de la Asunción”, dedicada a su madre y a la Catedral de Nuestra Señora de la Asunción. En su haber se encuentran cuarenta y dos obras de piano; tres para instrumentos solistas; siete conjuntos de cámara; catorce obras orquestales; treinta y dos para voz y piano; diecinueve composiciones y treinta y nueve armonizaciones para coro.
Emiliana llega a Sonora en enero de 1948 invitada por el entonces rector Manuel Quiroz Martínez para formar grupos corales en la Universidad. Durante su primer año, se hospeda en el aquel entonces conocidísimo y prestigiado Hotel Laval; una vez contratada y decidida a quedarse en Sonora, vive en la habitación 114 del Hotel San Alberto hasta su último día.
La Academia de Música, convertida hoy en la Licenciatura en Arte, opción Música, de la Universidad de Sonora, conserva, básicamente, la estructura original de enseñanza que impartió la Maestra. Las temporadas de conciertos clásicos y corales han continuado, ya que para ella "la música es el alma de las cosas", frase célebre con que se le recordará siempre.
Emiliana de Zubeldía murió el día 26 de mayo de 1987. El teatro del Museo y Biblioteca y la plaza ubicada entre ese edificio y la Rectoría llevan su nombre.
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Fuente: Cartas a Emiliana. Isabel Quiñones Leyva y María Isabel García Alegría, compiladoras.
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