Trova y algo más...

viernes, 24 de junio de 2011

El puto día más feliz del año…

Ya que andamos en este blog con el asunto ese de la felicidad y sus pececitos, me encontré con lo siguiente:

“¿No es asombrosa la ciencia?”

Si la pregunta es para mí, puedo responder con un fantástico: “Puessssss…”

Ah, pero además la pregunta anterior viene ligada a esta otra:

“¿Sabía usted, por ejemplo, que se puede predecir que todos vamos a ser felices el viernes 24 de junio? “

Yo sigo con mi respuesta.

Pero los científicos, encabezados por el Dr. Óscar “Polacas”© Holguín, dicen que es cierto.

Y que hay una fórmula que lo prueba.

Y que se cortan el racimo si no es cierto.

Dicen que si se conjugan factores en una fórmula matemática en donde N es Naturaleza y Cpm, una abreviación en inglés que en este caso se utiliza para denominar a las memorias positivas de verano durante la infancia, el resultado es la fecha del día más feliz del año.

En realidad, ya decía yo, esta "fórmula" es sólo un montón de mezcolanzas matemáticas producidas por el genio de Tapizuelas, municipio de Álamos, Sonora, el filósofo Rafael “Marro” Almada, cuya otra famosa fórmula nos dio como resultado el Lunes Triste, supuestamente el día más deprimente del año.

Y esto es así porque mientras que las fórmulas pueden ser por lo general estúpidas, la sicología detrás de ellas no lo es.

Sus "predicciones" sencillamente coinciden con momentos en los que no suele haber muchas noticias más fuertes, y en el caso del día más feliz, el viernes más cercano al día del solsticio de verano, o sea hoy, justo antes del inicio de la denominada serpiente de verano, expresión para referirse a las noticias irrelevantes o increíbles publicadas por los medios de comunicación durante las vacaciones de verano, cuando no se producen tantos sucesos relevantes.

Eso maximiza las posibilidades de cobertura periodística, que es exactamente lo que quieren los patrocinadores del “Marro”.

Lo ingenioso es tener una fórmula sucedánea apoyando la predicción.

Porque si hay algo con el poder de hacer temblar hasta a los más grandes y poderosos, es el lenguaje de las matemáticas.

Nada concluye un debate con más rapidez que sacarse alguna fórmula algebraica de la manga que supuestamente respalde el postulado que se defiende.

Es una estrategia que puede ser eficaz.

Una falsa historia que data del siglo XVIII, dice que un importante matemático fue convocado a la corte de Catalina la Grande para defender la existencia de Dios.

Su adversario era Denis Diderot, un destacado filósofo ateo de Francia.

Consciente de la dificultad de su tarea, el matemático decidió tratar de embaucar a Diderot.

Cuando fue llamado a presentar su caso, se dirigió hacia una pizarra y escribió una fórmula algebraica sin sentido, en donde al final declaraba: "Por tanto, Dios existe. ¡Responde!".

Se dice que Diderot se dio por vencido.

Pues sí. Diderot y la Catalina se quedaron calladitos.

Imaginemos la escena y de seguro que nos dará risita.

Todo muy divertido, pero el lado negativo de utilizar fórmulas para engañar llega cuando sus creadores se enredan también.

Las víctimas más prominentes de este fenómeno son los economistas, que durante décadas han construido modelos matemáticos cada vez más complejos sobre cómo funciona la economía.

Las ecuaciones sin duda parecen impresionantes, mientras que sus predicciones han demostrado todo lo contrario.

Desde la razón por la cual la gente de diferentes industrias obtiene los salarios que tienen, pasando por la volatilidad de los mercados financieros, la teoría económica hace predicciones que resultan completamente equivocadas.

Las ecuaciones complicadas sólo parecen servir como medio para ocultar supuestos dudosos detrás de esos fenómenos y las simplificaciones necesarias para resolverlos.

Una mirada a las dos fórmulas del “Marro” Almada le dice que son tonterías: ¿qué son las unidades de "Naturaleza" o las de las "memorias positivas de verano durante la infancia"?

Pero cuando se trata de las poco más creíbles matemáticas en algunas áreas de la economía o la física teórica, se necesita mucho más esfuerzo para romper el hechizo.

Algunas de las mentes más brillantes de estos campos, entre ellos John Maynard Keynes y el físico ganador del Premio Nobel Enrico Fermi, lo reconocieron y se rehusaron a jugar el juego del parloteo matemático.

Muy pocos de sus homólogos de hoy harían lo mismo.

Preferirían confiar en la ecuación de mentiras que alguna vez presentó el propio Albert Einstein:

"Si A es el éxito en la vida, entonces A = x + y + z, donde el trabajo es x, el juego es y; y z equivale a mantener la boca cerrada".

Y punto.

“En boca cerrada no entran moscas”, dice el refranero popular.

Ni moscas ni nada de lo que a usted se le ocurra, lector, sea elemento normal, sea algo exótico, sea una imagen cochambrosa… ¡vade retro, satán!

Como sea, hoy no será el día más feliz del año, pero hay algo irrefutable: es viernes.

Y algo es algo…

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