Trova y algo más...

sábado, 25 de junio de 2011

Ni volviendo a nacer...

En un estudio realizado por investigadores del sueño del Colegio de Posgraduados de la Facultad de Natación y Albercas (Copofanal), que dirige el prestigiado Dr. Óscar “Polacas”© Holguín, y publicado en el pasquín “Humedades”, del colegio de marras, se ha llegado a la conclusión que sin tanta ciencia nos decían las abuelas: dormir más horas mejora la capacidad de aprendizaje del cerebro al poder recuperarse de las gran cantidad de sinapsis —uniones entre las células nerviosas donde se traspasan las señales eléctricas o químicas— que realiza durante el día.

Mi madre, bohemios, cuando yo era un pequeño orangután, me mandaba a dormir temprano para ver si así se me quitaba lo pendejón… pero yo creo que me faltó dormir como media vida, porque ya ven…

El caso es que el Dr. Holguín, en una conferencia ofrecida en la Mesa 6 del Bar Pluma Blanca, señaló que «El dormir reduce el tamaño de las sinapsis nuevas, hay que crear un espacio para que las sinapsis crezcan de nuevo o no se puede aprender al día siguiente», y después levantó el vaso de cerveza y bebió un trago tan largo como la cuaresma.

Después eructó algo con olor a sopa rancia, y continuó: «Aún más importante, esa reducción ahorra energía y, para el cerebro, la energía lo es todo. Aprender sin dormir lo suficiente es insostenible desde un punto de vista energético», y luego volvió a empinar el codo y a eructar con un tronido igual al que hace un misil gringo cuando explota contra un hospital civil en Afganistán. Igualito, igualito…

En un trabajo anterior, el connotado científico hermosillense también demostró que las sinapsis reforzadas tenían niveles más altos de proteínas, acumuladas durante un día de aprendizaje, y el sueño rebaja esos niveles de proteína.

“Para hablar en términos científicos —dijo el Polacas©—, en este trabajo también analizamos el papel del gen FMR1, que, cuando no se expresa en los seres humanos, desemboca en el síndrome del ‘X Frágil’, una de las causas de invariables incapacidades mentales, por eso también se le conoce como el ‘Síndrome del político’. Las personas con ‘X Frágil’ también tienen dificultades para dormir”, subrayó.

Durante la investigación, se estudió lo que sucede cuando el gen FMR1 está «sobre-expresado»; es decir, cuando más proteína FMR1 está presente en el cerebro.

Trabajos anteriores habían demostrado que el FMR1 podría facilitar la reducción de las sinapsis, según expresó alguna vez, borracho claro está, el investigador zoonorense.

Durante el estudio se observó que cuando este gen se encuentra «sobre-expresado», el aumento en el número de sinapsis en el sueño no se produce, y la consecuente necesidad de sueño disminuye.

«Esto sugiere que si las sinapsis se regulan a la baja, hay menos necesidad de dormir», apuntó el también hombre fuerte del Partido de la Unidad Social (PUS, por sus siglas en lengua yoreme mayo). «Se trata de más evidencias para la teoría de que el sueño se impulsa por la necesidad de reducir las demandas energéticas del cerebro», dijo dando un bostezo más cercano a la imagen de un lobo marino que de un humanoide.

Al detallar el experimento que lo llevó a la conclusión de las abuelas, el Dr. Holguín señaló que se tomaron moscas de la boñiga —“sin clembuterol”, dijo para dejar en claro que en esto no intervino la FIFA ni la Femexfut—que habían pasado sus primeros días de vida en tubos individuales, demasiado pequeños para permitirles volar.

Después las soltaron en grupos en una cámara con mucha luz, lo que les permitió volar juntas durante 12 horas al día.

“Todas las moscas tuvieron más sinapsis mientras estaban despiertas más horas”, dijo el Polacas©, y agregó que tras varias horas volando en grupo, “se puso de nuevo a algunas moscas en los tubos particulares, parecidos a las curules de las cámaras de diputados y senadores, donde dormían mucho más tiempo, por lo menos un día… como si estuvieran en sesión permanente para analizar la reforma constitucional, o algo así”, abundó.

“Este estudio —dijo el director del Copofanal— aporta una gran evidencia a la teoría de que la ‘homeostasis sináptica’, que mantiene el equilibrio interno de las neuronas, es una de las razones clave de por qué todos los animales necesitan dormir”.

Y enseguida explicó que las moscas que continuaron volando y fueron privadas de sueño seguían teniendo las sinapsis más grandes y densas, expresándose con la misma taradez con la que la mayoría de los legisladores lo hace al defender sus posiciones ante la tribuna, subrayó.

“En cambio —advirtió— las sinapsis de las moscas dormilonas volvieron la normalidad después de descansar… y ahora lo único que nos falta por descubrir son los porqué los diputados y senadores siguen teniendo esa conducta errática e imbécil después de dormir durante horas en sus curules”, declaró el experto en sueño y borracheras.

Y ahí sí, como también decían las abuelas, los legisladores —que ciertamente muchos de ellos tienen cerebro de mosca—, no se componen ni volviendo a nacer…

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