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jueves, 30 de junio de 2011

Que cojan, pero no mucho…

Héctor Aguilar Camín no es de mi particular agrado, pero hoy lo tomo como referencia.

Escribe en Milenio una entrega que titula “Que cojan”.

Así nomás.

Y se refiere a un tema que ya nos tiene hartos: al garrapatero y sus múltiples vicios que los medios y la Femexfut han convertido al futbol profesional en México.

Y dice el Camín de marras:

Comparto el argumento de la disciplina pero no la sanción draconiana, ni mucho menos el escándalo moral porque los jugadores de la selección mexicana invitaron a unas damas a sus cuartos de hotel en Quito.

Naturalmente que infringieron el reglamento de las concentraciones pero no faltaron al propósito mayor de ellas, que es jugar bien y ganar. De hecho, las muchachas estuvieron en sus cuartos dos noches. Una de ellas, la anterior al partido. Se fueron del hotel a las diez de la mañana.

Los seleccionados se levantaron ese día, al parecer muy mejorados deportivamente por sus excesos, pues por la noche ganaron a Ecuador 1-0.

Fue su primer buen juego y su primera victoria en una gira donde no habían hecho sino perder y empatar. Uno de los agasajados por las damas, Marco Fabián, metió un golazo. ¡Benditas damas!

Recuerdo a este propósito la revelación de Joe Namat, legendario quarterback de los Jets de Nueva York, en el sentido de que había pasado la noche anterior al Súper Bowl en compañía de dos mujeres.

“Me relajaron”, dijo, creo que a la revista Playboy, y en la tarde jugó el partido de su vida.

Uno entiende que hay que exigir disciplina y sancionar la indisciplina.

Lo que no se entiende es la pena draconiana de seis meses de suspensión a ocho jugadores cuya ausencia destruye lo que de por sí era un equipo endeble, en trabajosa construcción.

Todo el que anda en el medio del futbol sabe que lo de Quito se trata de una infracción de rutina que se castiga rutinariamente.

La sanción draconiana tiene más que ver con las pretensiones de impecabilidad de los directivos que con la gravedad del hecho.

Vieron venir el escándalo en los medios y le echaron unos cuerpos a Huitzilopochtli.

Nada menos que a los jugadores.

Se desató luego la moralina de baja denominación según la cual los seleccionados están obligados a dar el ejemplo, a portar con dignidad la camiseta de México, inspirar a la niñez y a la juventud, etcétera.

¿Qué es lo que quieren decir con esto? ¿Que los seleccionados no deben coger o que deben hacerlo sin que nadie se dé cuenta?

El que esté libre de mujeres durante las giras futbolísticas, que tire la primera piedra.

Medios y directivos incluidos.

Acaso contra los más altos intereses educativos de la juventud mexicana, aunque acaso en mejor servicio de ellos, yo voto porque los jugadores follen, templen o cojan cuanto quieran, y sean felices y jueguen bien y triunfen en la cancha y en la cama.

-o-

Aunque si hablamos de coger, debemos tener en cuenta que a los mexicanos, que estamos hartos de todo y de nada, el domingo próximo nos darán media cogida (siguiendo el argumento del Camín, pues) y el año que viene, la mitad que nos falta: el PRI ganará en el Estado de México y, de acuerdo al oráculo de Calderón, Peña Nieto llegará a la Presidencia.

¿Esto es bueno o es malo?

Es malísimo: es como haber amarrado a un perro bravo, loco y pendejo (no necesariamente en ese orden) y luego soltarlo peor, porque ahora, además de bravo, loco y pendejo, será un perro soberbio.

¿No me creen?

Nomás mírenle la cara al imbécil del Moreira y a todos los que le festejan sus burradas.

Y sí, que dios nos coja (porque él también coge, siguiendo de nuevo la lógica del Aguilar Mamín) confesados…

De hecho, dios siempre nos ha cogido, confesados o no…

Y mientras, yo, que veo venir el escándalo, no sé a qué Huitzilopochtli echarle lo que será el cadáver de esta nación…

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