Pregunta el compañero, —licenciado, defensor de los derechos humanos, líder de las mayorías oprimidas y últimamente presentador de libros— Óscar Polacas© Holguín lo siguiente: "¿Qué tienen de diferencia Inés Sainz y Marisol Valles García...? Pues que una —se responde a sí mismo himself— tiene unas chichotas y la otra tiene unos huevotes". Punto, set y partido.
Ya sé que el chascarrillo es bastante imbécil, pero da la idea de cómo masca la iguana en nuestro México lindo y querido: por un lado triunfa la vaciedad, representada en la asqueante vanagloria de una belleza relativa; mientras que por el otro, el miedo se impone como marca en casi todo el país, y en ese marco surgen voces como la de Marisol para intentar hacer algo que muchos —incluidos muchos lectores, quien esto escribe y quienes ni esto escriben ni esto leen— no nos atrevemos a hacer: enfrentar responsablemente una realidad macabra para intentar darle rumbo a un país que unos pocos —el club de Tobi en Los Pinos, y los otros clubes con cuernos de chivo— tienen patas arriba.
Como vemos, a diferencia del bodrio televisivo aquél, aquí la cosa si tiene matices encontrados: dos mujeres, dos caminos, destinos opuestos, visiones fundamentalmente contrarias de un México hecho de mierda y fantasía, de esfuerzo y demagogia, de esperanzas y realidades politizadas... escoja usted, amigo lector...
Recordemos que hace apenas un par de semanas, la Sainz de marras —que a sus 32 años ya no se cuece a la primer proposición indecorosa—, buscando el rating necesario para los conductores de programas de televisión, hizo público el hecho —imaginario o no— de que un par de negrones —"¡Amalayón!", dicen que gritó desde los bleachers el Porfirio "La Jacaranda" Jiménez, presidenta del club de fans del Polacas©—, jugadores del equipo de futbol americano Jets de Nueva York, hicieron lo que más de medio México quisiera hacerle al menos con la vista y de cerquita, y que incluso hubo uno más que la invitó cordialmente a ponerle Jorge al niño.
Yo no sé si esto sea verdad: ella nomás lo sabe, pero de que le ha levantado el rating, se lo ha levantado, dicen en TV Azteca. Y la vida de la Sáinz sigue en esa esfera de cosas que no existen pero que ahí están, aunque esto parezca un contrasentido: "Cosas de la televisión, mi estimado", dicen los egresados de Ciencias de la Comunicación, sin reflexionar, obviamente, en lo dicho.
Y en la otra punta de la realidad, en la antípoda, dicen los cosmógrafos, está el rostro cotidiano de México, el que nos despierta todos los días con sus ráfagas inevitables, bombazos sangrientos, decapitados y muertos inocentes en el cruce de fuego de lo que va del sexenio de las babas limpias...
Ya sé que esta entrega se muestra más conductista que de costumbre, pero a mi ver no puede ser de otra forma, así que permítanme continuar:
La joven Marisol Valles García, de 20 años, casada y estudiante de Criminología, asumió bajo un clima de miedo la jefatura de la policía del municipio Praxedis G. Guerrero, en Chihuahua, ubicado en una de las regiones más violentas de México.
"Aquí toda la gente tiene miedo..., todos tenemos miedo", dijo la nueva titular de Seguridad Pública de Praxedis, quien prometió cambiar ese clima por uno de seguridad.
"Vamos a cambiar ese miedo por seguridad", afirmó durante una entrevista, y aseguró que su tarea será preventiva, al recordar que por ley la policía municipal no persigue delitos relacionados con el crimen organizado.
Marisol Valles asumió este martes la titularidad de Seguridad Pública, que cuenta con 19 policías municipales, nueve de ellos mujeres.
La nueva funcionaria, que ha llamado la atención de los medios por su valor y juventud, dijo que su proyecto es "evitar los delitos con la atención humana, conviviendo con la familia, atendiendo las necesidades y viendo por un mañana para los niños".
El alcalde de Praxedis G. Guerrero, José Luis Guerrero, dijo que Marisol cumple con el perfil y que, aunque es joven, tiene "valores y los principios" necesarios para ocupar el cargo.
Agregó que además tiene experiencia porque "está por terminar la carrera de Criminología".
Praxedis está unos 100 kilómetros de Ciudad Juárez, la urbe más violenta de México, con más de 6,000 asesinatos desde 2008. Esta semana fueron asesinados el comisario municipal de El Porvenir (que pertenece a Praxedis), Rito Grado Serrano, de 59 años, y su hijo Rigoberto Grado Villa, de 37 años.
En la zona del crimen, peritos de la fiscalía del estado de Chihuahua hallaron 22 casquillos percutidos de fusil AK-47, usado habitualmente por las organizaciones criminales en el país.
En México hay más de 200,000 policías municipales, y en la cadena de las fuerzas de seguridad del país son el eslabón más vulnerable de la cadena.
Autoridades federales han reconocido que bajo la amenaza de "plata o plomo" (dinero o muerte), miles de policías municipales han colaborado con los narcotraficantes, dejando pasar cargamentos de droga, alertándoles sobre operativos de fuerzas federales o actuando como sus sicarios.
En el país hay municipios en los que no hay policías adscritos, otros tienen unos cuántos y mal armados, y los menos cuentan con varios cientos, de acuerdo al número de sus habitantes, pero la mayoría de esos agentes municipales tienen un salario promedio de 4,000 pesos mensuales (320 dólares).
¿Cuánto ganará Marisol? No lo sabemos.
¿Vale la pena ponerse en riesgo todos los días por ese salario desconocido? No, no vale la pena. Pero uno supondría que aquí la toma de decisión no es por el sueldo, sino por la esperanza de cambiar un poco el rincón de patria en el que nos tocó vivir y que, por extensión, nos toca cuidar.
Aunque, como dicen los abogados, "nadie está obligado a lo imposible", pero el intento hay que hacerlo, fuera de cámaras, sin micrófonos y sin que estén alrededor la bola de imbéciles vitoreando cada paso que se da... con el fin de vender los programas a un público cada vez más perdido en el laberinto de mierda, y demagogia y realidades politizadas...
Y en ese marco, precisamente en ese marco, ¿cuánto ganará la Sainz? Tampoco lo sabemos. Hay que preguntarle a los que pagan, ¿no?
Ya ven que con la realidad y sus misterios no se juega...
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