El 31 de enero del presente año, en la colonia Villas de Salvárcar, de Ciudad Juárez, se celebraba una fiesta: el cumpleaños de un adolescente, estudiante de preparatoria. Al lugar llegó un comando armado y empezó a disparar indiscriminadamente.
¿Resultado? 15 personas muertas —la mayoría de ellas, jóvenes— y varias decenas de heridos.
Este acto criminal originó una inédita presión social en la frontera, que obligó el fin de la estrategia armada para combatir a la delincuencia y dio lugar al plan “Todos Somos Juárez. Reconstruyamos la Ciudad”, un programa de acción integral del Gobierno Federal con la participación del Gobierno del Estado de Chihuahua, el Gobierno Municipal de Ciudad Juárez y la sociedad juarense, que debería mostrar resultados concretos en menos de 100 días.
Pero la estrategia falló, como la mayoría de las acciones que ha puesto en práctica la presente administración federal en todos los rubros, y la historia se volvió a repetir:
La noche del viernes pasado corría de forma normal, decenas de adolescentes se congregaron en las viviendas 2063 y 2069 de las calles Arquitectos y Félix Candela para festejar un cumpleaños.
El convivio fue interrumpido súbitamente por un hombre de apenas unos 20 años que llegó hasta el centro de la concurrencia, a gritos preguntó por el propietario de un automóvil que permanecía estacionado en el exterior.
Aparentemente nadie le contestó, y preguntó por segunda ocasión. Al no haber respuesta, perdió la paciencia. De sus ropas sacó una pistola y comenzó a disparar a diestra y siniestra.
Los atacantes dijeron "¡Ah, ¿no van a hablar? Denles a todos!", relató un padre de un muchacho herido. Se dice que en la casa vivía una familia deportada tres meses antes de Estados Unidos.
Según el testimonio de familiares de sobrevivientes, el comando estaba formado también por jovencitos, unos "mocosos" que llegaron en varios coches, cerraron la calle, entraron a la casa preguntando por varias personas y, como nadie respondió, empezaron a disparar.
El lugar se volvió un caos; algunos intentaron correr, pero no pudieron dar siquiera unos pasos cuando otros tres o cuatro tiradores se apostaron en el sitio y abrieron fuego indiscriminado hasta que la mayoría de las personas reunidas quedó cubierta de sangre.
Once cadáveres quedaron tirados en el lugar, mientras que otras tres personas murieron en el hospital. Los fallecidos tienen entre 13 y 30 años.
“Un comando acribilló a los asistentes a una fiesta en un domicilio de la colonia Horizontes del Sur y dejó un saldo de al menos 14 muertos –seis mujeres y ocho varones– y 20 heridos, incluidos menores de edad, informaron Carlos Manuel Salas, titular de la fiscalía general del estado, y Graciela Ortiz, secretaria de Gobierno de Chihuahua.
Salas agregó que la fiscalía encabeza las pesquisas, en coordinación con las autoridades policiacas de los tres niveles de gobierno, así como con el Ejército.
La policía municipal –que atendió inicialmente la emergencia– informó que al llegar a la vivienda ubicada en la calle Félix Candela y Arquitectos, los vecinos dijeron que como a las dos de la madrugada de este sábado un convoy de unas siete camionetas y autos arribó al lugar y un comando atacó con rifles de alto poder y pistolas a los asistentes a la fiesta, la mayoría jóvenes, quienes celebraban el cumpleaños 15 de uno de los muchachos.
Los reportes policiacos indican que las víctimas celebraban en el patio de la casa cuando los sujetos, encapuchados y vestidos con ropa oscura, comenzaron a disparar indiscriminadamente. Uno de los asistentes logró correr por algunas azoteas, pero los sicarios lo persiguieron y asesinaron.
Personal del Servicio Médico Forense (Semefo) y de servicios periciales de la fiscalía general del estado localizaron en el lugar 70 cartuchos percutidos de gruesos calibres: 7.62 x 39 y .223.
Entre las víctimas adultas se encuentran Martina Arteaga Cereceres, de 30 años, madre del festejado y dueña de la vivienda, quien dejó seis hijos en la orfandad, y al menos otras tres mujeres, una embarazada. Dos niños de siete y 11 años resultaron heridos.
De las víctimas identificadas al menos cuatro eran menores de edad: Daniel Ríos Moreno, de 17 años; Luis Alberto Vital Martiniano, también de 17; Daniela Figueroa García, de 16, y Roberto Jacobo Vital, de 13. Eran estudiantes de secundaria y preparatoria.
Algunos heridos fueron trasladados por familiares y vecinos a la clínica 66 del Instituto Mexicano del Seguro Social, ubicada a unas cuadras del lugar del atentado, y otros a las instalaciones de la Cruz Roja. Varios lesionados se encuentran graves.
Las ambulancias no alcanzaron para trasladar a los heridos, por lo que algunos vecinos los transportaron en sus vehículos, y a dos en una camioneta del Semefo.
Horizontes del Sur se encuentra en el suroriente de la ciudad, a unos dos kilómetros de la colonia Villas de Salvárcar, donde sucediera la matanza de de enero.
Durante una conferencia de prensa que Carlos Manuel Salas y Graciela Ortiz ofrecieron en las inmediaciones de la colonia Horizontes del Sur, vecinos denunciaron que tres minutos después de la masacre una patrulla de agentes federales pasó por el lugar, y aunque les gritaron para que se acercaran, éstos regresaron casi media hora después.
Es decir, se agacharon y se fueron de lado, como unos cobardes. Felipe Calderón ya sabe a quién reclamarles su falta de valor civil, y no es precisamente a la ciudadanía, sino a sus propias fuerzas del orden, las que a través de la PGR debiera de seguir las instrucciones que el Ejecutivo gira… cuando hay un Ejecutivo que realmente se precie de serlo, por supuesto.
Mientras, Ortiz anunció que los secretarios federales de Salud, José Ángel Córdova Villalobos, y de Desarrollo Social, Heriberto Félix Guerra, viajarían de inmediato a Juárez, junto con Marcos Gutiérrez, subsecretario de Gobernación federal, para dialogar con el mandatario estatal, César Duarte.
¿Para qué?
Para que los funcionarios estén pendientes de que se dé a los heridos atención médica digna y pronta, así como de verificar la atención sicológica a familiares, apuntó.
Atención tardía, ciertamente. Sin sentido.
Ante cámaras de medios informativos locales y nacionales, el fiscal Salas, quien viajó de la capital del estado a Juárez para encabezar las investigaciones, se comprometió con familiares de las víctimas a esclarecer la situación y dar con los responsables.
Claro, no puede hacer menos. Pero tampoco hará más que eso. Tal vez atrapen a un par de chivos expiatorios antes de que le historia se repita.
Señaló que no es posible dar una fecha específica para tener a los responsable tras las rejas, y no quiso adelantar si la masacre está relacionada con el crimen organizado. Lamentó que entre las víctimas haya menores de edad.
Así, las autoridades han evitado especular sobre posibles móviles —no quieren incurrir en el error reiterado de Felipe Calderón de juzgar a la ligera—, en una ciudad donde se han producido este año más de 2 500 asesinatos asociados con el crimen organizado y el negocio de las drogas.
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