Hoy salió en la prensa una nota que a muchos les puso los pelos de punta (a mí no, debo decirlo con cierta pena, considerando que mis pelos ya difícilmente se pueden poner de punta, porque son tan escasos que prefieren quedarse echados, no vaya a ser que les pegue un mal aire y se los lleve volando, como a Remedios "La Bella", y que al elevarse, en medio de la nada, vayan diciendo adiós con sus manitas de pelos, entre el deslumbrante aleteo del otoño y de las hojas secas que habrán de subir con ellos inevitablemente y abandonar para siempre el aire de grillos y campamochas y de las lilas, dalias y petunias, y pasar con ellos a través del aire donde terminen las cuatro de la tarde y se pierdan con esos pelos menguantes para siempre en los altos aires donde no puedan alcanzarlos ni los más altos pájaros de la memoria). ¡O témpora, o mores, o greñeros!
Bueno, pero esta entrega lleva otro rumbo, que no es el capilar, ciertamente, y les decía que hoy dice el periódico que 21 universidades en México están en bancarrota (o sea: no tienen lana) y que ya no hayan l a puerta en la cuestión de pagar pensiones y jubilaciones a sus empleados.
Leí la nota y díjeme: "¡En la máuser...! Y a mí tan poquito que me falta para pasar a retirarme... oh, y ahora, ¿quién podrá ayudarme?"
Ya sé que en estas cuestiones no hay Chapulín Colorado que cuente, pero el caso en sí mismo no deja de ser un jirón de la radiografía lamentable del estado de cosas que guarda nuestro país, tan bocabajeado...
La nota de marras dice:
Diez universidades del país —dice la nota— están en una situación financiera “insostenible”, derivada de la carga que enfrentan por el pago a trabajadores jubilados y pensionados; en otras 11 instituciones el déficit de recursos las coloca en condiciones “críticas o muy críticas”, revela un estudio actuarial realizado a petición de la Secretaría de Educación Pública (SEP).
(N. R. Hay que decir también que si este estudio lo mandó hacer el mero padrote de la SEP, entonces podemos respirar tranquilos: ese tipo es un verdadero pendejo, y todo lo que manda hacer o que hace él mismo resultan cosas "tontas, muy tontas o insosteniblemente tontas": es el precio que debe pagar por estar en un gabinete de imbéciles que, como empresarios, podrán ser unos genios, pero como funcionarios metidos a cuidarle la espalda a su jefito, son una verdadera nulidad. En fin).
Frente a este panorama, la SEP recomendó (con ese nazismo ilustrado que tiene la derecha más derechista que en este mundo ha existido: el Yunque y sus yunquitos: o sea, la administración federal mexicana) a las universidades establecer una edad de 65 años y 40 de trabajo como mínimo para el retiro; “suspender o disminuir las pensiones a quienes se las hayan otorgado sin razón alguna”, y emprender reformas a los contratos colectivos para pagar compensaciones a trabajadores que aun al estar ya en condiciones de retiro decidan seguir en sus labores.
El estudio actuarial asegura que la deuda o pasivos por jubilación en todas las universidades públicas del país asciende a 449.5 mil millones de pesos, recursos con los que se podría financiar a 300 mil estudiantes, académicos e investigadores de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) durante los próximos 16 años.
La “Evaluación del ahorro y diagnóstico de los resultados obtenidos por las reformas a los beneficios que otorgan a sus trabajadores”, que realizó por encargo de la SEP el actuario Carlos Jorge Soto Pérez entre 33 universidades públicas estatales, afirma que la situación que viven 21 de ellas no sólo puede desestabilizar la economía de las instituciones, sino también la de los estados y la del gobierno federal.
A partir de un seguimiento hecho a esta situación desde 2000, la SEP encontró que el déficit acumulado en las universidades públicas por concepto de pensiones y jubilaciones ascendía (a valor de 2008) a 701 mil 143 millones 749 mil pesos.
Pero... decimos casi todos: si le hubieran metido los 3,000 millones de pesos que supuestamente costarán las fiestas del Bicentenario de la Independencia (con sus monos inútiles y sus himnos a un futuro que ya no sabemos si llegará) y del Centenario de la Revolución, fácilmente hubieran dejado las cosas en las universidades como "tranquilas, muy tranquilas o exageradamente tranquilas", para decir lo menos.
Pero no podemos esperar eso de Lujambio ni de sus especialistas en maquillar la realidad: de hecho, ya algunas universidades estatales, como la Universidad de Sonora, han dicho que el estudio actuarial realizado por la SEP, a través de un consultorio de amigos, maneja información incorrecta, pues esta casa de estudios no maneja el sistema de pago de pensiones y jubilaciones, sino el Instituto de Seguridad y Servicios Sociales para los Trabajadores del Estado de Sonora, Isssteson, con apoyo del Gobierno del Estado y fondos especiales.
La Asociación Nacional de Universidades e Institutos de Educación Superior, Anuies, avala lo dicho al colocar a la Universidad de Sonora en el grupo 4 de universidades, que es el que tiene menos problemas de pago de pensiones.
Y al final de todo, los resultados de este estudio actuarial fueron presentados por la SEP a los rectores de las 33 universidades. Las recomendaciones que hicieron fueron:
• Realizar una reforma para ampliar el esquema para el retiro de los trabajadores.
• Establecer una edad mínima de 65 años y 40 de servicio en la institución.
• La creación de estímulos a la permanencia, es decir, entregar una compensación salarial de 10% a quienes en lugar de jubilarse sigan laborando.
• Eliminar las dobles pensiones fomentará que los trabajadores realicen aportaciones a su fondo de retiro y se desligarán los aumentos a las pensiones de los incrementos contractuales, para atarlos al aumento del salario mínimo o al del Índice Nacional de Precios al Consumidor.
El reporte considera que “estas modificaciones, seguramente poco populares entre los afectados, corresponden a una postura realista, pues si no es posible garantizar en el largo plazo los beneficios pactados, es necesario ajustarlos a los niveles que permitan su adecuado financiamiento”.
Advierte que se deberá “crear conciencia” en la sociedad sobre el “futuro sumamente crítico” que les espera a las instituciones y al país por el envejecimiento poblacional.
El análisis prevé que con estas medidas “haya una fuerte y cerrada oposición gremial”.
Dicen algunos que han visto a Lujambio gritar en su oficina en la SEP: "¡No contaban con mi astucia!"
Pues sí: "¡Valiendo máuser... valiendo máuser..."!
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