Trova y algo más...

lunes, 6 de septiembre de 2010

Lo último que debe morir es la esperanza

33 que esperan la luz del día...

Ayer fue domingo, y según las enseñanzas de mi infancia, coscorrones de por medio —de ahí la tonsura y la mirada de fray Escoba que llevo a cuestas, cual estigma de Cristo— es el día dedicado al Señor Dios... a diosito, pues... y ayer que fue domingo, también fue el día en que los 33 mineros chilenos cumplieron un mes atrapados a más de 700 metros de profundidad, en el yacimiento de oro y cobre San José, distante 880 kilómetros al norte de Santiago.

No sé si ellos, los 33 mineros chilenos, son admiradores de Pablo Milanés, pero conviene aquí y ahora recordar, como la más humana solidaridad que puede haber entre un jodido y otro, fragmentos de la canción Yo pisaré las calles nuevamente, porque en este caso es, más que un canto de esperanza, un canto de vida… una promesa de vida:

Yo pisaré las calles nuevamente
de lo que fue Santiago ensangrentada
y en una hermosa plaza liberada
me detendré a llorar por los ausentes.
 
Yo vendré del desierto calcinante
y saldré de los bosques y los lagos
y evocaré en un cerro de Santiago
a mis hermanos que murieron antes.
 
Un niño jugará en una alameda
y cantará con sus amigos nuevos
y ese canto será el canto del suelo
a una vida segada en La Moneda.
 
Yo pisaré las calles nuevamente
de lo que fue Santiago ensangrentada
y en una hermosa plaza liberada
me detendré a llorar por los ausentes…

De acuerdo con las estimaciones del jefe de los rescatistas, “a finales de octubre, no antes”, se podría producir el rescate de los mineros a través de alguno de los ductos que se están abriendo para sacar a los trabajadores. Aclaró que estas estimaciones dependen “de que no encontremos fracturas importantes en el cerro y que haya una perforación continua”.

No sé cómo dirán los chilenos, pero los mexicanos sobre todo los que somos muy malhablados, pero hermanadamente bien intencionadosdecimos: “Vamos, cabrones: échenle huevos, que lo último que debe morir es la esperanza…

Porque qué hermoso sería que los 33 mineros cantaran a como puedan: “Yo pisaré las calles nuevamente de lo que fue Santiago ensangrentara, y en una hermosa plaza liberada me detendré a llorar por los ausentes…

Qué hermoso será el día de finales de octubre que canturreen esas líneas de vida…

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