Trova y algo más...

lunes, 6 de septiembre de 2010

Ni las gallinas ponen...

Hoy es lunes, y como dice el dicho: “Los lunes ni las gallinas ponen”.

Los lunes se necesita una triple dosis de ánimo para salir a la calle a levantar el cochinero que los ociosos impunes nos han dejado: así son, pues, y están tan acostumbrados a llenarnos de piedritas la vesícula, que nos tienen con el bajo vientre como tambor: y retiemble en su centro la tierra, ni más ni menos, a ritmo de banda de guerra… en fin…

El caso es que para levantar el ánimo, a mí me da por escuchar la canción Funiculi Funiculá, que aunque no le entiendo ni mátrix (lo que no es extraño, considerando que la canción está escrita en dialecto napolitano, y que en muchas y variadas ocasiones no le entiendo ni a lo que dicen mis propios paisanos, incluyendo al michoacano Calderón), me ayuda muy mucho a que mi espíritu encuentre las rutas de mi cuerpo para convertirse, por ahí de las seis de la mañana de los lunes, en la diablísima dualidad, o algo así…

El caso es que, como la enorme mayoría de las cosas grandiosas, Funiculi Funiculá nos narra algo muy simple, basado en un hecho aún más simple: la inauguración de un funicular y el deseo del autor de la obra de subir al cerro sin caminar, y ya trepado donde quiera dios y Eros (que uno es uno, el de los cardenales y papas, y el otro es otro, el de los seres humanos, más carnales que el Marcelo, diría Tin Tán) que uno se trepe, pues ver desde ahí Francia, España y las montañas y hondonadas de la pasión en los cuerpos desnudos que… ah, no, de esto último no habla la canción, pero en términos digamos que libres y liberales, podríamos darle paso al cochambre y soñar que sí, que sí dice eso que uno piensa y siente… es lunes, no lo olviden…

Para quienes no lo sepan, un funicular (del latín funicŭlus, “cuerda”) es un medio de transporte usado en grandes pendientes, cuenta con dos cabinas enlazadas por un cable sobre una vía de ferrocarril, a modo de ascensor, de tal forma que mientras uno sube, el otro baja (como verán, esta definición la obtuve de Wikipedia, puesto que mi funicularólogo de cabecera anda con resaca tipo mes de la patria y no quiere saber nada de subir, bajar o agarrarse de cables o rieles; o sea: es chiva de corazón).

Y en el caso de la melodía, direles que Funiculi Funiculá fue compuesta en 1880 por Luigi Denza con letra del periodista Peppino Turco. Conmemora, como ya les había dicho, la apertura del primer funicular del Monte Vesubio, y se cantó por primera vez (la canción, no el funicular, porque para cantar un funicular está medio ca’ón) en el Hotel Quisisana, de Castellammare di Stabia; es decir: como dos cuadras más allá del Mar Mediterráneo.

La rolita tuvo gran éxito, y eso inspiró a Turco y Denza para presentarla en el Festival de Piedigrotta en ese mismo año, siendo coreada por la perrada maravillosa, mucha de la cual en su chinche vida habían visto ni oído la palabra funicular…

Eduardo Oxenford, un cantautor inglés y traductor de libretos, publicó una versión que se popularizó en países de habla inglesa, y los Gipsy Kings, un grupo de músicos medio gitanos y medio mamones, hicieron una versión bastante ranchera en español más castizzzzo que los jolines… ¡jo'er!

Dice la mitología que rodea a la canción, que seis años después de haber sido compuesta, el alemán Richard Strauss (pariente lejano del nazi Rubio, ciertamente) escuchó la melodía durante una gira por Italia. Pensó que se trataba de un tema folclórico y lo incorporó a su sinfonía Aus Italien, que nunca he escuchado ni pienso hacerlo, al menos en los próximos 36 meses. Ni tardo ni perezoso, Denza presentó una demanda contra el Strauss de marras, ganó el pleito y, a partir de entonces, cobró un canon cada vez que el Aus Italien se ejecutaba en público.

Y es precisamente la versión de Richard Strauss la que a mí me gusta oír, sobre todo interpretada por el fallecido y muerto tenor italiano Luciano Pavarotti.

Y como esta tzingadera cibernética no me deja subir el video de Funiculi Funicula que tengo para uso personal, pues ahí les dejo de tarea que busquen la canción, que la escuchen y que la disfruten: no olviden que hoy es lunes, y en lunes ni las gallinas ponen… y mucho menos yo...

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