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lunes, 8 de octubre de 2012

Décimo cuarto rector: Pedro Ortega Romero



Hijo de Miguel Ortega Estrada, de Pilares de Nacozari, Sonora, y de Hortensia Romero Quijada, de Nuri, Sonora, quienes contrajeron matrimonio a fines de la década de los cuarenta y procrearon cinco hijos: Jesús Miguel, Ana Silvia, Armando, Pedro y Carlos Ariel.
Su padre, perteneciente a una familia de tradición minera, se trasladó en su infancia a Cajeme en donde creció e inició su vida laboral. Igualmente, su madre se mudó con toda su familia a esa misma población en donde radicaría toda su vida.
Don Miguel se dedicaba a la construcción. El cuarto de sus hijos recuerda que él y sus hermanos lo acompañaban en sus jornadas de trabajo, especialmente cuando tenían lugar los "colados" y se requería que varias personas estuvieran pendientes de todos los detalles para que no hubiera contratiempos. Pronto los jovencitos se habituaron a apoyar a los albañiles, herreros y carpinteros en sus labores. El padre de Pedro Ortega Romero fue el responsable de muchas edificaciones en Ciudad Obregón, algunas tan importantes como el Seguro Social, la terminal de camiones, la Cervecería Modelo y la concha acústica (ya desaparecida), además de hoteles, edificios para almacenamiento de granos y centenares de casas. Era tal el reconocimiento a su experiencia y conocimiento en el ramo de la construcción, que al correr de los años los ingenieros y arquitectos que se iban incorporando a los proyectos de desarrollo urbano de Ciudad Obregón recurrían a él para que les diera orientaciones sobre cálculos y presupuestos.
Don Miguel Ortega trabajaba intensamente para proporcionarles educación a todos sus hijos, a quienes les dejó el legado de un fuerte y sólido empeño para hacer las cosas y un gran sentido de responsabilidad para el trabajo. Cuando estaba a cargo de alguna obra fuera de la localidad, que lo obligaba a ausentarse del hogar por algún tiempo, procuraba invitar a su familia a acompañarlo los fines de semana o durante los períodos vacacionales. Así ocurrió cuando le tocó construir la primera marina de San Carlos, a principios de los años sesenta. También los llevaba en plan de esparcimiento a la playa de Los Mélagos, al Cochórit y a la isla Huivulai.
Durante su niñez, los hijos del matrimonio Ortega Romero pasaban muchas horas practicando deportes, sobre todo futbol y béisbol. Lo hacían en las calles del barrio pues no había muchos campos en donde jugar, por lo que no faltaban las pequeñas tragedias cuando accidentalmente rompían el vidrio de alguna vivienda vecina. A pesar de todo, dice Pedro Ortega, "la calle era el mejor campo". La existencia del barrio fue muy importante en su formación. Tanto hombres como mujeres, sin distinciones, jugaban al "fut" y al "beis". Para llevar a cabo los juegos no había ningún tipo de obstáculo pues si no tenían pelota la elaboraban con trapos o con algún otro material, y los mejores bats podían ser un palo de escoba o una rama caída de un árbol. Esta afición por los deportes la compartía toda la familia. No duda en asegurar que vivió una infancia feliz.
Era muy estudioso y leía mucho. Para realizar esta actividad solía separarse de las demás personas. Se subía al techo de su casa y ahí, con la luz del día y a veces de la noche, se ponía a leer y a reflexionar. En ese tiempo le gustaba escribir poemas; sus temas: la vida, la naturaleza, el ser humano. Otra de sus aficiones era observar las estrellas y hacer mapas de las constelaciones. Años después se entretendría comparando los mapas que aparecían en los libros de Ciencia y Desarrollo de CONACYT con las figuras que él había proyectado en sus cuadernos. N o eran iguales, pero le gustaba identificarse con otras personas que eran apasionadas de esa misma actividad.
Las materias que más le agradaban en la primaria y la secundaria eran la Geografía, la Física, la Química, las Matemáticas y las Ciencias Sociales. En la adolescencia se acentuó su temperamento reflexivo. "Pensaba mucho, creo que demasiado. Reflexionaba sobre el futuro, no tanto de las personas sino del mundo, de la sociedad. A fines de los sesenta y principios de los setenta, en la preparatoria, me impactaron los movimientos armados y las confrontaciones que se desarrollaban en algunas partes del mundo, sobre todo el movimiento del 68 en México, la llamada 'guerra sucia' en Sudamérica y la guerra de Vietnam. Esos acontecimientos me cimbraron e influyeron mucho en mi forma de pensar y de ver las cosas." Leía todo lo que caía en sus manos sobre la guerra de Vietnam, desde cómo se había originado, el impacto que estaba teniendo en la sociedad y en el mundo y cómo debido a ese conflicto estuvo a punto de gestarse una tercera guerra mundial, que habría sido catastrófica.
En la etapa del bachillerato se inclinó por dos áreas del conocimiento: las ciencias químico-biológicas y la Ingeniería Civil Su mamá le había regalado un microscopio portátil -que todavía conserva-, frente al cual se instalaba para ver plantas, animales y otros objetos. Con ello se reforzó su vocación hacia la Química y la Biología, pero por otro lado se inclinaba por la Ingeniería civil debido a la influencia de su padre. Cuando llegó a la Universidad de Sonora para inscribirse, dudó entre dos carreras, Química e Ingeniería Civil. Su intuición lo dirigió hacia la carrera de Química. "Ahí decidí mi futuro", asegura.
Cuando llegó a Hermosillo sus hermanos ya estaban instalados en la ciudad. Ellos lo apoyaron y le dieron la orientación adecuada para que se desenvolviera con facilidad en la nueva etapa que estaba por iniciar. Entre los principales cambios que experimentó, además de la experiencia que implicó el independizarse de sus padres, destaca el haberse enfrentado a una institución que lo avasalló por su magnitud. Había estudiado el bachillerato en el Instituto Tecnológico de Sonora en Ciudad Obregón, donde había una sola carrera y la preparatoria estaba a punto de desaparecer. Lo desconcertó la cantidad de libros que requería para sus clases y el hecho de que en la biblioteca no hubiera suficientes; tampoco tenía el dinero para comprarlos. De modo que se dedicó a buscar la manera de conseguir financiamiento para adquirir las publicaciones. Sabía que un señor destacado de Cd. Obregón, don Pancho Schwarzbeck Noriega, otorgaba becas a estudiantes. Intentó hablar muchas veces con él, sin éxito, hasta que un buen día logró que lo escuchara. Inmediatamente le dijo que contara con su apoyo, que localizara en Hermosillo a su hijo Francisco, quien estudiaba en la Universidad de Sonora, y que a través de él le proporcionaría ayuda, y así fue. A ellos les debe el haber podido contar con el material bibliográfico necesario para estudiar durante la carrera. "Es una persona que yo llevo en mi mente y en mi corazón porque me ayudó mucho. Lo admiro y lo aprecio. Además también ayudó a otros compañeros pues los libros que yo usé les sirvieron después a otros estudiantes. Posteriormente doné ese material a la biblioteca de mi escuela. Con los años nunca he dejado de tener contacto con don Pancho."
Entró a estudiar la licenciatura en Química el año de 1973. Como universitario fue muy inquieto. "Los estudiantes queríamos que mejorara la Universidad desde el punto de vista académico. La mayoría de nosotros éramos muy dedicados, teníamos un gran sentido de la responsabilidad y estábamos muy conscientes de que teníamos que prepararnos muy bien académica e intelectualmente, ya que ésa era la mejor arma, el elemento de defensa para cualquier petición o exigencia que planteáramos." Además de cumplir con las actividades académicas los estudiantes de la Escuela de Ciencias Químicas crearon varios clubes del libro y talleres de lectura. Les interesaba mucho la literatura y en general la vida social y política, lo que acontecía en la localidad, el estado, el país y el mundo, por lo que eran asiduos lectores de periódicos y revistas. También impulsaron mucho el béisbol y llegaron a organizar un campeonato de la liga universitaria.
En especial, recuerda una parte nada noble de la vida de los estudiantes de aquella época. Debido a los movimientos universitarios y a los de la guerrilla que tenían lugar tanto en Sonora como en otras partes del país, el hecho de portar una credencial de estudiante no era precisamente una garantía de respetabilidad por parte de las autoridades. "Yo recuerdo muy bien cuando viajábamos en los autobuses que a los estudiantes nos trataban prácticamente como delincuentes. Nos bajaban en la región de Empalme y nos trataban muy mal. Uno vivía con temores. Los años setenta fueron muy difíciles en ese sentido. En mi interior se originó una sensibilidad muy especial a partir de entonces."
En esa época, durante las vacaciones, trabajó como encuestador para un banco y posteriormente en el área de control de calidad de la Cervecería Corona. Una vez concluidos sus estudios, se trasladó al puerto de Mazatlán en donde participó en un proyecto de investigación oceanográfica que cubría todo el Pacífico mexicano y el Pacífico ecuatorial hacia Centroamérica. Recuerda con particular satisfacción sus travesías en el barco oceanográfico "El Puma". Además realizaba actividades de buceo y limpieza de flotillas de barcos. Una de las actividades que más disfrutaba era el traslado de veleros de La Paz a Mazatlán, lo cual realizaba en compañía de su amigo Laurence Mec.
Pasado un tiempo se fue a la Ciudad de México a estudiarla maestría en Ciencias del Mar, especialidad de Oceanografía Química, en el Instituto de Ciencias del Mar y Limnología de la UNAM, de donde egresó con mención honorífica en diciembre de 1983.
En 1984 recibió una invitación de la Universidad de Sonora para que colaborara en el proyecto de planeación de un pos grado en Ecología en el Centro de Investigaciones Científicas y Tecnológicas (CICTUS). Recuerda que llegó el 1 de marzo de ese año a Hermosillo, e inmediatamente se percató de que había mucha desorganización en el área a la que lo habían asignado. Era una época difícil para el CICTUS, pues no había recursos y existían algunos problemas políticos que afectaban las actividades. Por todo ello, a las dos semanas de su llegada decidió regresarse a Mazatlán, pero en esos días salió una convocatoria de CONACYT en la que se invitaba a los académicos a hacer propuestas de proyectos de investigación. Él presentó un proyecto y fue aprobado. Recibió un buen apoyo económico y se estableció definitivamente en la institución. "Ése fue el hecho decisivo que determinó que me quedara en Hermosillo", asegura. A partir de ese momento se dedicó de lleno a las actividades de investigación, ingresó al Sistema Nacional de Investigadores y fue consolidando su carrera académica.
En 1985 fue nombrado subdirector de Investigación del CICTUS y dos años más tarde director de ese Centro. En ese tiempo, en una graduación de alumnos de la Universidad, conoció a la que ahora es su esposa, Lorena Bringas Alvarado. Se casaron en 1986. Al poco tiempo ella se fue a estudiar un posgrado a la Unidad del Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Monterrey en Guaymas. Tienen dos hijos, Pedro y Pablo.
Él fue el último director del CICTUS, ya que en 1992 el Centro fue transformado en Departamento de Investigación Científica y Tecnológica de la Universidad de Sonora.
Ese año fue nombrado director de Investigación y Posgrado de la Universidad, cargo que desempeñó hasta 1995. En su gestión le dio prioridad al área de planeación estratégica. Era y es un convencido de que las áreas que se deben fortalecer para que una universidad adquiera prestigio y se posicione entre las mejores del país son las de investigación y posgrado. Debido a ello, considera que es necesario otorgar un reconocimiento especial a las personas que sentaron las bases de esas actividades en la Universidad de Sonora, como el doctor Eugenio Cetina, que vino a Sonora durante el rectorado del licenciado Alfonso Castellanos.
En 1995 fue nombrado vicerrector de la Unidad Regional Centro. Permaneció cuatro años en el cargo y después hubo una elección, de la que resultó nuevamente ganador. Durante el tiempo en que ocupó el cargo de vicerrector se abrieron cinco nuevas licenciaturas y siete programas de posgrado, y se aprobaron ocho nuevos reglamentos, entre otros logros.
En 2001, cuando se aproximaban las elecciones para contender por la rectoría, decidió registrarse como aspirante, y ganó esa posición.
Como antecedente de ese importante cargo lo avala una trayectoria de dieciocho años, durante los cuales trabajó con todos los rectores de la institución a partir del ingeniero Manuel Rivera Zamudio. "Lo hice con mucha dedicación y respeto, pero también dejando siempre muy claro lo que yo pienso que debe ser la Universidad. Al contender por la rectoría había más de diez aspirantes, todos con mucha experiencia, cualidades y aptitudes. La Junta Universitaria tenía que elegir a uno y yo fui el elegido. Cuando llegué a la rectoría tuve la gran ventaja de que la comunidad académica ya me conocía. Asumí la responsabilidad con mucho conocimiento de la institución, el cual obtuve a partir de la formación y la experiencia que me dieron los diferentes cargos que desempeñé; además había tenido la oportunidad de conocer otras instituciones del país y del extranjero, lo que me permitió ampliar mi panorama de la educación superior."
Fue un momento muy intenso el que vivió cuando su antecesor, el maestro Jorge Luis Ibarra Mendívil, le impuso la insignia de Rector en el auditorio Emiliana de Zubeldía, como acto culminante de la ceremonia de toma de protesta. "Sentí que se me estaba delegando una gran responsabilidad. Ese medallón tuvo un significado enorme para mí." En el tiempo que lleva como rector ha portado el emblema en dos fechas muy significativas: el Día del Maestro y el 12 de Octubre, cuando se conmemora el aniversario de la Universidad de Sonora.
Pedro Ortega es una persona muy exigente tanto en los aspectos académicos como en la ética que debe prevalecer en su equipo de trabajo. Para él las personas, cualquiera que sea su desempeño, deben actuar en forma transparente y ser responsables en todo momento de sus actos y de todas las actividades y retos a los que se enfrenten.



El proyecto académico de su rectorado estuvo centrado fundamentalmente en los estudiantes, en los jóvenes, en quienes él tiene una gran fe. Su administración buscaba formar egresados con mucha solidez académica, competitivos dentro y fuera del país, pero que al mismo tiempo sean personas sensibles a la problemática social, política y económica de su entorno. Seres humanos que sean reflexivos, participativos, que externen opiniones, que defiendan sus derechos, que se indignen ante las injusticias. En una palabra, individuos con una formación integral. "Considero que la Universidad de Sonora está iniciando una gran reforma en lo académico, en lo educativo, eso es lo que estarnos trabajando en los órganos colegiados: la ubicación del estudiante corno centro de los propósitos educativos."
Sobre su esposa, Lorena Bringas Alvarado, universitaria de muchos años, dice convencido que ella no va detrás de él en el camino, sino a su lado. Ambos se han complementado muy bien en su vida matrimonial. En ella tiene a una interlocutora inteligente, con quien puede comentar abiertamente sus ideas y proyectos. Para él la opinión de su esposa es muy importante. La describe como una mujer muy inteligente, activa, responsable, disciplinada y muy sensible.
En general la virtud de la responsabilidad ha sido para Pedro Ortega el fundamento de su vida y en particular de su trabajo. Considera que, teniendo como base el talento, si una persona es responsable, constante y si hace las cosas con dedicación, todo lo demás puede darse de una manera natural. En la vida las oportunidades se generan por una combinación de circunstancias internas y externas, asegura. Si bien en su caso las condiciones externas eran favorables para que recayera en él el nombramiento de rector, "hay una parte última que uno tiene que construir, que uno tiene que culminar."
En su vida las cosas que ha logrado no han sido fáciles, pero reconoce que ha transitado por un camino ascendente. "Todo ha sido cuesta arriba, con el cimiento de mucho trabajo, de mucho esfuerzo. La formación de un ser humano es una suma de muchos factores, de muchas influencias. Hay que ser muy inteligente y hábil para ir haciendo a un lado las cosas negativas, no sin antes aprender de ellas."
Está convencido de que ninguno de los rectores que han dirigido el alma mater ha actuado nunca con la intención de perjudicarla. Cada uno de ellos, en su momento y con las condiciones propias del momento histórico por el que se atravesaba, hizo lo que creyó que era lo mejor para la Universidad.

Cosecha de reconocimientos
Los reconocimientos y los premios, tanto para la Universidad como para grupos de universitarios y universitarios en lo individual, para 2005 hacían ya una lista respetable. Pero en el lapso 2005-2009 se obtuvieron los más elevados, lo  que colocó a nuestra Casa de Estudios en los primeros lugares nacionales. En buena parte, fue el resultado de la permanente labor de certificación de los programas de estudio, que culminó en diciembre de 2008, al izar las autoridades de la Secretaría de Educación y de la Universidad la bandera blanca, indicadora de que había certificado el cien por ciento de los programas de licenciatura.
Antes de esa fecha, se obtuvieron las siguientes preseas: El 22 de marzo de 2006, el presidente Vicente Fox Quesada entregó en la ciudad de México reconocimientos a 37 universidades, incluida la de Sonora, por el número de programas acreditados; el rector Ortega habló en nombre de todas. Dijo al titular del Ejecutivo Federal que quedan importantes problemas que resolver en este rubro, y además se requiere apoyar a las instituciones educativas que están más rezagadas. El Centro Nacional para la Evaluación de la Educación Superior, CENEVAL, que seleccionó a las 37 universidades, informó que la nuestra ocupa el quinto lugar entre las 314 evaluadas.
El 5 de mayo del mismo año, el Rector aceptó el grado de Doctor Honorario de la Michigan Technological University, entregado por el rector de la institución Glenn D. Mroz, en una ceremonia impresionante que tuvo lugar en el Estadio de los Huskies. Había más de 600 nuevos profesionistas de 88 diversos países en espera de su titulación. El doctor Pedro Ortega Romero es el primer rector de nuestra Universidad que ha recibido un doctorado honorario de otra universidad, en este caso, una institución con la que se ha sostenido un fructífero intercambio académico.
En septiembre de 2007, en un acto que tuvo lugar en las instalaciones de la Secretaría de Educación Pública, en la ciudad de México, la titular Josefina Vázquez Mota entregó un reconocimiento al Rector por la calidad de los programas académicos. Manifestó: Hagan llegar este reconocimiento a cada uno de sus maestros y maestras, también a su personal administrativo y a sus trabajadores. Felicidades a sus estudiantes, por supuesto, que son el propósito más importante; háganle llegar este reconocimiento y multiplíquenlo en esa comunidad tan orgullosa y tan vibrante. En el marco de la IV Cumbre Iberoamericana para la Calidad Educativa Formando seres humanos felices, sanos y prósperos, celebrada en Guayaquil, Ecuador, en agosto de 2008, el presidente del Consejo Iberoamericano en Honor a la Calidad Educativa, entregó al rector Ortega el trofeo que lleva el nombre de ese Consejo y el título honorífico de Master en Gestión Educativa. Se reconoció así a las autoridades universitarias su trayectoria y gestión, que reflejan perseverancia y constancia en el camino de la excelencia educativa y los inapreciables beneficios aportados a su país. Estos conceptos están contenidos en la comunicación oficial previa que el Consejo Iberoamericano envió al Rector.
Por su parte, el Rector entregó al presidente de Bolivia, Evo Morales, un diploma de reconocimiento por su contribución en la búsqueda de una cultura de la mediación. El acto tuvo lugar durante el IV Congreso Mundial de Mediación celebrado en La Paz, Bolivia, al que acudió una delegación de maestros y estudiantes sonorenses.
En diciembre del mismo año, en una ceremonia que tuvo lugar en los jardines de la entrada al campus, bajo un sol espléndido, el subsecretario de Educación Superior de la SEP, Rodolfo Tuirán Gutiérrez, junto con el rector Ortega izaron dos banderas blancas, una con el escudo de la Universidad y otro con el de Sonora. Señalaron así que el cien por ciento de los programas de licenciatura de la Casa de Estudios había quedado acreditado con el más alto nivel de calidad.
El subsecretario Tuirán expresó que la noticia debe ser una gran satisfacción para los universitarios y los sonorenses, y una señal de confianza para los empresarios que emplean a los egresados de la institución. Recordó la frase de los españoles: Lo que no se evalúa, se devalúa. Y señaló la inconveniencia de este éxito: la evaluación no es definitiva, es necesario trabajar de modo constante para mantenerla pues se efectúan evaluaciones periódicas.
Por su parte, el coordinador general de los Comités Interinstitucionales para la Evaluación de la Educación Superior, CIEES, Javier de la Garza Aguilar, destacó el esfuerzo que logró colocar a la Unison en ocho años, en el grupo de cinco universidades que tienen todos sus programas evaluables reconocidos por su calidad. El primer reconocimiento se otorgó a la Universidad de Yucatán en 2004; el segundo a la Universidad Autónoma de Nuevo León y a la de Coahuila, en 2007; y en 2008, a la Universidad Autónoma de Ciudad Juárez. A su juicio, ayudó a alcanzar la meta la ausencia de conflictos en el exterior y en el interior de la Casa de Estudios, así como el liderazgo del doctor Ortega.
El Rector informó que la acreditación fue solicitada en 2001, la primera reunión para evaluar se llevó al cabo el 12 de noviembre de 2002, ya lo largo de los años de esfuerzo, se recibieron 2,100 recomendaciones de los CIEES, que fueron atendidas en su totalidad. Con orgullo podemos decir que hemos hecho nuestro trabajo con respeto, dignidad y con visión de futuro, concluyó.
Unos días después, la secretaria de Educación Pública, Josefina Vázquez Mota, entregó un documento firmado por ella y por el subsecretario Tuirán, confirmando el reconocimiento a nuestra Universidad como institución ejemplar en planeación estratégica y desarrollo. En la ceremonia, celebrada en la ciudad de México, fueron objeto de distinción similar otras 39 universidades, de las 101 reconocidas por la SEP. El doctor Ortega recibió el honor adicional de pronunciar un discurso en nombre de todas ellas.
El Rector fue nombrado vicepresidente de la Unión de Universidades de América Latina y del Caribe, UDUAL, para el periodo 2007-2010. Además de los reconocimientos a la institución, los universitarios alcanzaron muchas otras de las que sólo se mencionarán algunas.
El coordinador del Área de Astronomía del Departamento de Investigaciones en Física, Antonio Sánchez Ibarra, fue elegido por la National Aeronautic and Spaces Administration, NASA, de los Estados Unidos, para colaborar como asesor del proyecto de educación Ancient observatories tieless knowledge. Su trabajo consistió en revisar los materiales educativos producidos por la NASA para las actividades que en 2005 se realizaron con motivo del Día del Sol y de la Tierra.
En septiembre de 2005, estudiantes de Contabilidad y Administración recibieron dos premios del Institute of Management Accountans (lMA): el Outstandings Students Chapter Award 2004 por haber sido el grupo más destacado, y el Clark Johnson Award por haber realizado las mejores acciones de promoción del IMA, una asociación que agrupa a profesionistas del área y promueve la certificación.
A fines de 2007 el maestro Jesús Leobardo Valenzuela obtuvo el Premio Nacional de Educación en Ciencias de la Tierra 2007 que le otorgó la Asociación de Ingenieros de Minas, Metalurgistas y Geólogos de México, en la XXVII Convención Internacional de Minería, celebrada en Boca del Río, Veracruz.
Daniel Berman Mendoza, del Departamento de Investigación en Física, ganó el primer lugar en el Primer Concurso Centro y Sudamericano de Investigación Aplicada promovido por el CONACYT-IMPI y la Medalla de Innovación 2007 con el trabajo Detector de radiación ultravioleta de alta eficiencia de Silicio.
El maestro del Departamento de Física Raúl Pérez Enríquez recibió en Gales la medalla de oro en Química Hadrónica 2008 medalla de oro en Química Hipor parte de la Asociación Científica Santilli-Galileo por su trabajo Solución exacta del modelo de tres cuerpos de Santilli-Shillady. Mediante esa solución es posible analizar la molécula de hidrógeno para ser utilizada como fuente alterna de energía limpia. El acto respectivo tuvo lugar en agosto de 2008.



Impulso sin precedentes a la investigación
En este periodo la investigación, función básica de la Universidad, se consolidó por los campos de trabajo seleccionados, el número de investigadores y el financiamiento ganado por la calidad de los proyectos presentados al CONACYT y otras instituciones. Los mejores indicadores son los resultados de los programas de Fortalecimiento de la Investigación, Articulación Investigación-Docencia, Divulgación del Conocimiento y Vinculación Científica y Fortalecimiento del Posgrado.
Al iniciar el doctor Pedro Ortega el primer año de su primer rectorado (2001-2002), la Universidad tenía 62 profesores en el Sistema Nacional de Investigadores; en 2007, el número había subido a 159. El ingreso al SNI no es fácil. Se califica al solicitante de acuerdo con varios criterios, uno de ellos, su productividad y la medida en que sus actividades contribuyen al desarrollo científico, tecnológico, cultural y social del país. El Rector explicó el mecanismo en uno de sus informes: El sistema funciona a través de órganos colegiados encargados de evaluar y dictaminar el trabajo académico, tanto de los miembros como de los aspirantes.  Dichos cuerpos colegiados están integrados por investigadores de los más altos niveles científicos y tecnológicos de las distintas áreas disciplinarias, los cuales emiten sus juicios mediante un debate colectivo entre pares, tomando en consideración tanto la reglamentación del sistema, como la trayectoria académica, institucional y los productos científicos y tecnológicos de cada investigador que se somete a evaluación.
Para tener una idea de las dimensiones del trabajo, indiquemos que sólo en el periodo 2007-2008 se concluyeron 136 proyectos y 386 se hallaban en proceso: el 47.2 por ciento en investigación aplicada; el 45.3 por ciento en investigación básica y el 7.5 por ciento en investigación relativa a desarrollo experimental y tecnológico.
En los informes rectorales y en sus anexos se enumeran los centenares de proyectos realizados en este ciclo, las fuentes de financiamiento, los autores, el campo de investigación. Algunos de ellos, por su curiosidad, fueron materia de notas de prensa, como el caso de la ingeniera química Beatriz Concepción Valenzuela Macías, recién egresada, que creó en 2008 el vinomiel. Un empresario norteamericano le ofreció 250 mil dólares por la patente para comercializarlo en los Estados Unidos, pero ella se negó y prefirió planear su propia empresa. En Caborca, un equipo de estudiantes de la carrera de Químico Biólogo Clínico logró convertir el sebo, que se produce en gran cantidad en aquella ciudad, en biodiesel, con el que pueden funcionar motores de combustión interna sin necesidad de modificarlos.
Cinco estudiantes de ingeniería de la Unidad Regional Centro diseñaron en mayo de 2008 un bastón para invidentes, con cuatro funciones: la primera, cuenta con iluminación automática para que la persona que lo porta se desplace en las noches; la segunda, a la altura del dedo pulgar de quien lo lleva hay un botón que al ser oprimido emite un sonido similar al de las ambulancias, con el que podrá advertir que cruza la calle o que requiere auxilio; la tercera función se lleva a efecto con un control remoto que permite al invidente ubicar el sitio donde se halla el bastón, si lo ha olvidado; finalmente, tiene un sistema de vibración más intensa cuando el objeto que se interpone en el trayecto es grande: una pared, un vehículo, o más leve si se trata de cosas pequeñas: sillas, por ejemplo. Los estudiantes ganaron con este invento el primer premio en el Foro Estatal de Emprendedores 2008, que consistió en becas para asistir al Segundo Encuentro Latinoamericano por el Empleo Juvenil, celebrado en Panamá.
Aunque ésos son ejemplos modestos, ilustran la creciente tendencia de la Universidad a vincular la investigación y la tecnología generadas en el campus a la vida económica y social de Sonora. Otra muestra, y muy elocuente, es el Programa Institucional de Transferencia de Tecnología, TxTec, primera incubadora reconocida en el Estado como modelo válido de incubación de empresas de alta tecnología por la Secretaría de Economía. En junio de 2007 se graduaron 9 de las 32 empresas incubadas; y para la lectura del informe de 2008, otras 6. Estas empresas están calificadas para ofrecer sus servicios al gobierno, al sector productivo y al educativo con éxito seguro en el mercado. Se apoya el desarrollo de empresas en áreas de energía, nanotecnología, biotecnología, robótica, telecomunicaciones y tecnologías de comunicación.
Entre 2005 y 2009 el número de posgrados reconocidos dentro del Programa Nacional de Posgrados de Calidad, PNPC, pasó de 9 a 19; 9 en el Programa Nacional de Posgrado, PNP, y 10 en el Programa de Fomento a la Calidad, PFC. La Universidad de Sonora ocupa el primer lugar entre las instituciones estatales en el mayor número de programas reconocidos.



Principales avances de la Universidad de Sonora
durante el rectorado de Pedro Ortega Romero

-En noviembre de 2002, la Universidad de Sonora fue evaluada como una de las mejores instituciones de educación superior del país, según los Comités Interinstitucionales para la evaluación de la Educación Superior, CIES. Del total de programas académicos de la institución, el 57% cubre los requisitos de calidad para ser acreditados en el corto plazo, índice que supera la media nacional (31%); el 36% cuenta con el nivel 2, es decir, con posibilidades de acreditarse en el mediano plazo.
-Se elaboró la propuesta de Lineamientos Generales de carácter Académico, en base a los cuales se definirá el Modelo Educativo que regirá la vida académica de la institución.
-En 2001 se comenzó a aplicar en la Universidad de Sonora el Programa Integral de Fortalecimiento Institucional (PIFI), que es una estrategia impulsada por el gobierno federal para mejorar la calidad de los programas educativos y asegurar la de aquellos que han logrado su acreditación por organismos reconocidos por el Consejo para la Acreditación de la Educación Superior (COPAES).
-La Universidad se incorporó al Registro Nacional de Instituciones de Empresas de Ciencia y Tecnología.
-Se abrieron las carreras: Finanzas, Sistemas de Información, Biología, Informática, Comunicación Organizacional y Comercio Internacional.
-Se estableció el Programa Institucional de Tutorías para atender de manera personalizada la problemática de los alumnos.
-Se creó el módulo de acceso a la información para discapacitados visuales, con atención a más de 850 usuarios.
-Se creó la Red de Repetidoras de Radio Universidad en Frecuencia Modulada en Hermosillo, Caborca, Santa Ana y Navojoa para divulgar la ciencia y la cultura.
-Por primera vez en su historia, la Universidad de Sonora obtuvo el primer lugar de medallas en la Universiada Nacional 2002, celebrada en Baja California.


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Fuente:
Guadalupe Beatriz Aldaco. Nuestros rectores. Edición conmemorativa del 61 aniversario de la Universidad de Sonora.
Carlos Moncada. Historia General de la Universidad de Sonora. Tomo V.

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