Trova y algo más...

martes, 9 de octubre de 2012

Más murales y esculturas en la Universidad...

Andamios en movimiento. Alberto Morackis y Guadalupe Serrano


En marzo de 1993, el rector Marco Antonio Valencia develó la placa que da el nombre del desaparecido maestro Manuel Romo a la sala de exposiciones que se encuentra en la Biblioteca y Museo.

El 7 de diciembre fue inaugurado en la URN campus Caborca el mural Cultura, del pintor Nereo de la Peña, radicado en aquella población.

En las salas de exposición del Centro de las Artes se presentaron obras de los más grandes artistas. A principios del año 2000 se ofreció una retrospectiva 1964-1999 del arte de Toledo. Del 15 de febrero al8 de marzo de 2001, el público admiró obras de Siqueiros, Chávez Morado, Orozco y otros artistas mexicanos. Y en abril de ese mismo año, vino a Sonora el grupo La Cerchia, de Trento, Italia, y ofreció una rica colección de gráfica titulada Historias y leyendas del mundo alado. En septiembre del mismo año, ya en el primer rectorado del doctor Pedro Ortega, se expusieron 83 litografías de Dalí.

A principios de 1995 terminó el acondicionamiento de la Galería de Artes y Ciencias, dotada con mejor iluminación, y se reabrió con la exposición De qué manera te olvido, del sonorense Fernando Robles, con varios años de residencia en Europa.

Los muros del campus Hermosillo se enriquecieron con murales del pintor Roberto Peña Dessens. En noviembre de 1993 entregó un mural pintado con la técnica mixta al seco, según denominación del propio artista, en el vestíbulo del Departamento de Letras. Un año después, la Historia de las Matemáticas, en muro exterior con relieves en cemento, que fue salvada de desaparecer gracias a una oportuna restauración diez años después. El edificio era originalmente del Departamento de Matemáticas; ahora lo ocupa el Posgrado de Derecho. Roberto dejó sin terminar un mural en el Departamento de Agricultura.

En 1997, el desaparecido nogalense Alberto Morackis pintó, en colaboración con Guadalupe Serrano, Andamios en movimiento, a un costado de los almacenes cercanos a la Escuela de Economía. Los artistas utilizaron pintura vinílica que no ha resistido las inclemencias del tiempo y muestra serio deterioro. También en 1997 Luis Domínguez Vázquez pintó Ofrenda indígena en el edificio de la Maestría en Psicología. Sus alcances estéticos son modestos.

Quien estudió con minuciosidad los materiales y dio un tratamiento especial al muro donde creó La luz del conocimiento fue Eleazar Bórquez. Se le puede apreciar a un costado del edificio 9 del Departamento de Historia y Antropología. Lo comenzó en febrero de 1999 y fue inaugurado por el rector Ibarra Mendívil en febrero siguiente.

El 21 de septiembre de 2000 fue inaugurado en el atrio de la Biblioteca y Museo el mural Canto de Amalia, ejecutado por el maestro Melchor Peredo, de la ciudad de México. Vino a impartir un taller de muralismo al fresco a fines de 1999 aunque, irónicamente, no utilizó esa técnica en su obra sino el acrílico y utilizó parcialmente el área.


Entre 2001 y 2002, el maestro Carlos Ríos y sus alumnos de octavo semestre de Artes Visuales tomaron por asalto la biblioteca de la División de Ciencias Exactas y dejaron allí estupendos murales con una excelente disposición. Se pueden admirar conforme se suben las escaleras a los tres niveles y están ubicados de tal manera que permanecen fuera del contacto de quienes suben o bajan. La Geología es el tema de los dos primeros, fechados en septiembre de 2002, con las firmas de Araceli Ramírez, Juan López y Edgard Gil. En el último nivel, el maestro Ríos dirigió el proyecto Homenqje a la ciencia, trabajo de los alumnos María Eugenia López, Eréndira Treviño, Rocío Sánchez, Oscar Delgado y Cuauhtémoc Encinas. Es una obra al fresco dividida en tres páneles que muestra la evolución de las culturas representadas por prototipos humanos egipcio, griego, olmeca y americano. Fecha, 13 de junio de 2001.
El maestro Ríos ejecutó un mural más en el exterior del edificio, sólo apreciable desde cierta distancia por la altura en que quedó colocado.

En agosto de 2001, el sonorense Fernando Robles regaló a la Universidad el mural Fin de siglo, de 10 por 2.15 metros, realizado en París; está ubicado en la Biblioteca Central. Es acrílico sobre pilitoile, una mezcla de algodón, papel y fibra de alta flexibilidad. El 18 de octubre se rindió un homenaje al maestro fundador Francisco Castillo Blanco mediante una exposición que se instaló en el Museo de Historia Regional; los familiares del artista cedieron al Museo, en respuesta al Programa de Recuperación del Patrimonio Cultural, las estatuas de Diana y Minerva que durante muchos años estuvieron en el vestíbulo del desaparecido Cine Sonora. En ese Museo, por cierto, se encuentra una magnífica obra de Ignacio Asúnsolo: una madre de hermosa figura en yeso, con un hijo en brazos y otro de la mano, que hace muchos años estuvo colocada en el vestíbulo del Teatro Emiliana de Zubeldía.

En abril de 2002 fue inaugurado el vitral Los tres infinitos en la planta baja del edificio administrativo de la Unidad Regional Sur. No es un vitral de ventana sino el plafón, de gran colorido, inspirado en el espacio cósmico. Su autor es el arquitecto Francisco Cárdenas Angüis, radicado en Ciudad Obregón, que dejó este mensaje a la comunidad universitaria: Astros interactuando generan vidas y en forma de semillas cósmicas (cadenas de ADN) viajan por el universo sufriendo transformaciones a las barras azulamarillas que simbolizan la Universidad de Sonora. En sentido opuesto se interpreta que a partir de la Universidad surgen escaleras que conducen a las estrellas.

El pintor Gustavo Ozuna creó su Cosmogonía yaqui en el muro opuesto al de Melchor Peredo, en el atrio de la Biblioteca y Museo. A diferencia de Peredo, Ozuna aceptó el reto de pintar todo el espacio vertical a pesar de las grandes dimensiones, y logró mantener la armonía de la composición. Lo comenzó en abril de 2004 y lo terminó en agosto del año siguiente, de lo que da testimonio con su firma el pintor José Luis Cuevas. Como ayudantes del muralista figuran D. León A. y D. Ozuna H.

Las obras murales se encuentran diseminadas en el campus de la Unidad Regional Centro y no han sido publicitados de manera apropiada. De pronto el visitante se encuentra con uno escondido entre las construcciones, como el que firma Mem'98 Caleri, en el exterior de la Estación de Servicio Solar. Mide aproximadamente 3x4 metros. En la parte central deslumbra un Sol nimbado de rayos amarillos, al que observa un indígena, de espaldas, sentado sobre el globo terráqueo.



Un jardín para la escultura
Por lo que toca a escultura, la administración universitaria dispuso que el jardín posterior del edificio principal se convirtiera en área de exposición permanente. Allí se colocó una obra de la sinaloense Martha Robles, restaurada por Mónica Ejerhed, que por desgracia no fue cuidada con celo y se encuentra reducida a una porción del original. La propia Mónica donó a la Universidad una talla en madera y lo mismo hizo el maestro Alfredo Velarde, en su caso, una estilizada luna de hierro.

De Velarde es también la obra que se encuentra, desde 2004, a la entrada del Centro de las Artes: un par de peces amarillos en el momento, sugiere el escultor, de dar un salto. Los hilos de metal que sostienen la estructura podrían relacionarse con el sedal de un invisible pescador. Igualmente, la escultura del profesor Alberto Estrella, en el atrio del Teatro Emiliana de Zubeldía, lograda con impecable realismo. Al lado de la firma del autor aparece también la de Ruiz Ruso. Fue develada por el rector Ortega el 16 de febrero de 2004.

Los egresados de la Licenciatura en Arte han sacudido los anquilosados conceptos de la escultura en Sonora. Su presencia desentona, para bien, en los concursos que organiza el Instituto Sonorense de Cultura y en las exposiciones enmarcadas en los festivales de Álamos que rinden culto a la tradición. En cuanto a esculturas de gran dimensión destinadas al entorno urbano, una de las primeras fue La medicina moderna, de Hugo Darío Ruiz Rosas, inaugurada en junio de 2005. Mide seis metros de altura y reproduce en lámina, con líneas suaves y expresivas, el viejo emblema de los médicos discípulos de Esculapio. Se encuentra frente a la Escuela de Medicina, sobre el bulevar Colosio.

En Puerto Peñasco el colectivo Tekné, integrado por Darío, Alan Villa, Gissel Rascón, Inés Valdés, Febe Alday y Esteban Moreno, crearon El encuentro, dos águilas estilizadas que simbolizan la amistad de los pueblos mexicano y norteamericano. Mide seis metros de altura y pesa una tonelada y se encuentra a unos metros del mar. Forma parte de una plaza monumental en la que el mismo grupo elaboró dos murales, de 3 por 20 metros de longitud, que abrazan el espacio de los paseantes; los artistas utilizaron materiales resistentes al calor y el viento salino del océano. Cuando se terminaba este libro, en el verano de 2009, estaban por terminar la que tal vez será la más alta escultura del Estado, en el conjunto Musas, de Hermosillo.



Muertes plásticas
El 7 de diciembre de 1996 dejó de existir el pintor Roberto Peña Dessens, antes de que pudiera terminar su tercer mural en el Departamento de Agricultura y Ganadería.

En 5 de febrero de 2003 falleció el maestro escultor Ciro Sotelo, autor de El día y la noche, un mural de cerámica en las puertas de acceso al Teatro Emiliana de Zubeldía, antes que el teatro recibiera ese nombre, en 1986, así como bustos de Juan Navarrete, el Padre Kino, el relieve de Herminio Ahumada en el edificio principal, y otras.

El 15 de diciembre de 2008, a sus 49 años, murió el reconocido artista nogalense Alberto Morackis, quien a lo largo de su trayectoria se dedicó a la realización de murales y esculturas, de un padecimiento pulmonar. Fue catalogado por las autoridades culturales nogalenses como: “Un hombre excelente, trabajador, muy complejo, pero avalado por su gran trabajo, gran trayectoria sin límites, siempre descubriendo un espacio nuevo. Ofreció conferencias en ciudades de Estados Unidos como Phoenix, Tucson y Nueva York, también en Winnipeg, Canadá y Madrid, España. Su trabajo fue reconocido a nivel internacional, sobre todo por la forma en que plasmaba el tema fronterizo y migratorio, ilustrando además portadas de libros y revistas. Está ligado a la Universidad de Sonora por el mural que dejó en el Almacén General de la casa de estudios.

El 3 de octubre de 2011 falleció en Ciudad Obregón, Sonora, Héctor Martínez Arteche de un mal que le aquejaba en los últimos tiempos. Martínez Arteche fue el precursor de la enseñanza de las artes plásticas de la Universidad de Sonora. De él es el primer mural pintado en la casa de estudios, el ubicado en el edificio del Dictus.

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Fuente:
Carlos Moncada. Historia General de la Universidad de Sonora. Tomo V.