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viernes, 17 de agosto de 2012

En el borde del fin del mundo…


Me encanta la palabra “finisterra” (del latín finis terrae: “el fin de la tierra” o “el fin del mundo”).
 
Debo confesar que la primera vez que leí la palabra, en algún tomo de la enciclopedia “El tesoro de la Juventud”, allá en mi lejana infancia navojoense, y después de saber la definición, no supe dónde ubicar ese lugar en el planeta.
 
Entonces me aterrorizaba la idea de que existiera un lugar específico en el cual terminara el planeta y después sólo hubiera vacío: yo no sabía, en esa época jipiosa de mediados de la década del sesenta, que las primeras civilizaciones que habitaron el mundo creyeron que la Tierra era una superficie plana y que, obligadamente, tendría una orilla después de la cual flotaba el misterio… o algo así.
 
Verán: si tomamos el primer mapa del mundo, originario, editado y publicado en los tiempos de la civilización sumeria, nos encontramos con un mundo plano en el que, curiosamente, no se concebían límites posibles, mientras que por otro lado están los chinos e hindúes, cuyas civilizaciones creyeron hasta bien entrado el siglo XVII que la Tierra era plana con una forma finita.
 
Pero no entraremos mucho en esos detalles de la antigüedad.

Sólo quiero decir que andando el tiempo me encontré que sí existe un punto (de hecho, hay varios, pero creo que éste es el más emblemático) que se llama Finisterre: un cabo al norte de Galicia (Cabo Fisterra, en gallego), bautizado así porque los romanos pensaban que era el punto más occidental del mundo conocido.
 
En mi imaginación de poeta errabundo, hace algunos años, cuando llegué a San José del Cabo, en Baja California Sur, la brisa marina me dijo al oído, como en un susurro cadencioso: “Hola, marinero de agua dulce, qué bueno que viniste a este lugar donde los mares se encuentran y se recrea el universo desde la roca de la finisterra…
 


Bueno, todo esto viene a cuento porque he leído en Yalosabes.com una entrega que lleva el nombre “En el borde del fin del mundo” (misma que, como ya se habrán percatado, me fusilé vilmente), y que viene acompañada de fotografías impactantes.
 
Dejo aquí el texto original:
 
Nuestros antepasados creían que la tierra era cuadrada y que tenia un borde justo donde terminaba. Si así fuese terminaría justo aquí, en el Cabo Beachy, en Inglaterra.
 
Este es un lugar de ensueño que, combinado con la neblina, dibuja un posible fin la Tierra, un abismo sin fin. Donde parece terminar la realidad física que conocemos, y comenzar un reino etéreo.
 
Ubicado al sur de Inglaterra, junto a Eastbourne, dentro del condado de Sussex Oriental. Con 162 metros de altura, el Cabo Beachy es la pared de acantilado de piedra caliza más grande en toda Gran Bretaña.
 


Un sitio predilecto para fotógrafos y suicidas, es el escenario de un vislumbre del fin del mundo.
 
Este singular lugar ostenta el segundo puesto en suicidios, después del puente Golden Gate, en San Francisco: anualmente, alrededor de 20-30 personas se quitan la vida lanzándose al vacío. En los años setenta, este número llegó a 124 personas por año.
 
Para evitar los suicidios el área es patrullada por un equipo de capellanes y además se han colocado avisos de advertencia especial con números telefónicos en donde se le da asesoramiento y ayuda al posible suicida.
 
Y hasta aquí el texto de ese impactante lugar al que nunca viajaré. 

Les recomiendo observar las fotografías en el siguiente enlace: http://www.yalosabes.com/en-el-borde-del-fin-del-mundo.html, estoy seguro que alguna de ellas los impactarán.
 
¡¡Salú!!
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