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lunes, 13 de agosto de 2012

Universidad de Sonora: la primera piedra, el primer esquema...


El 12 de octubre de 1941, el general Anselmo Macías, en su calidad de gobernador del Estado, colocó la primera piedra de la Universidad de Sonora. El evento fue acotado por la inspiración del poeta sonorense Leopoldo Ramos, quien “en versos burilados por helénica inspiración, dijo: Una idea en camino por los mares invisibles del espíritu ancló en este paraje”.
 
En verdad se trataba de un paraje o más bien del límite de un pueblo que veía sus casonas porfiristas como recuerdo de los dorados tiempos de fin de siglo en el viejo casco de la ciudad, y un monte que empezaba a poblarse con rústicas casas de adobe al norte.

En la línea que marcaba el viejo Hermosillo con su arquitectura porfirista, sus casonas de gruesos muros de adobe y patios interiores, fachadas de sencilla ornamentación la mayoría, que servían de ambiente arquitectónico a otras portadas con un poco más de ornamentación, y un caserío disperso entre matorrales, mezquites y otros árboles de las zonas semidesérticas, anclaría el espacio universitario sostenido por los ideales del nacionalismo vasconceliano de los veintes.
 
El proyecto del conjunto, presentado por el mismo arquitecto Palafox, es una combinación de elementos urbanos y las necesidades de una sociedad agropecuaria.

Abre la perspectiva una gran plaza, que en su tiempo pensó dedicarse a la memoria del jesuita Eusebio Francisco Kino, y que en la actualidad honra la memoria de la maestra Emiliana de Zubeldía.
 
El eje principal corre de oriente a poniente, cruzando la citada plaza con un remate visual en el centro, para después de cruzar por un jardín de pretensiones versallescas, rematar en el edificio principal.

En este primer esquema, no aparecen los edificios de Altos Estudios ni el de la Imprenta.

En eje transversal y cruzando longitudinalmente el jardín ovalado, se proyectaron al sur lo que parece un gran auditorio, y al norte otra construcción no identificada.
 
Se trata de un esquema de remates visuales que recuerdan el manejo espacial del barroco, utilizando elementos escultóricos y espacios abiertos.
 
Hasta aquí el conjunto se plantea urbano.

Sin embargo, los primeros espacios educativos tienen como principio tanto la diferencia de sexos como la formación de profesionistas acordes a las necesidades productivas del estado: la agricultura y la ganadería.
 
“Las mujeres de Sonora también tendrán cabida en la Universidad y contarán con dos interesantes escuelas: la de Economía Doméstica y la de Enfermería y Obstetricia. Las dos son de necesidad ingente y de importancia indiscutible; pues aprenderán a ser ejemplares amas de casa en la primera, o se capacitarán en la segunda para auxiliar a los médicos a impartir sus auxilios a los enfermos que padecen en los hospitales o en sus domicilios”.
 
La primera oferta educativa de la Universidad de Sonora se refleja en el manejo espacial del campus.

La mujer, que aún no consolidaba su presencia en todas las ramas y actividades, ocuparía un lugar en las aulas.

Por su parte, el sector masculino, propio de un estado agropecuario, contaría con extensos campos experimentales y de estudio ubicados dentro del mismo campus.
 
El peso de la sección agropecuaria sobre el resto del conjunto es de relevancia, mostrándonos así y de manera física cómo este primer esquema de conjunto viene siendo un reflejo de las primeras ofertas educativas.
 

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Fuente: Universidad: Espacio y Arquitectura. Memoria Gráfica de la Arquitectura de la Universidad de Sonora. Jesús Félix Uribe García y Joel Montoya Haro.

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