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sábado, 18 de agosto de 2012

Universidad y ciudad...


En mayo de 1945, casi tres años después de la colocación de la primera piedra, el reciente conjunto urbano hace sentir su influencia como tal en las inmediaciones. Un poco al norte de las instalaciones universitarias estaba la “zona de tolerancia”, lo cual fue planteado por padres de familia y maestros universitarios como un serio problema:

La proximidad de la zona de tolerancia a nuestra Ciudad Universitaria en formación, está creando problemas del orden moral que nuestras autoridades deben a toda costa resolver. Varios centenares de estudiantes tienen que pasar cerca de dichos barrios y cuando queden terminados los edificios en construcción, ese número aumentará y habrá también mayor afluencia de gente en todos los sentidos al abrirse la Biblioteca y Museo del Estado”.

Llama la atención que ya desde estos años se hable de la “Ciudad Universitaria”.

Durante la década de 1950, se construyeron las avenidas que vienen siendo los límites norte y oeste del conjunto. Primero fue el bulevar Abelardo L. Rodríguez, inaugurado el 6 de febrero de 1952, ubicado en el Museo y Biblioteca. Años más tarde, en mayo de 1955, Manuel P. Muñoz publica un artículo titulado “Hermosillo crece más, y no se embellece”, en el cual hace un recuento de las transformaciones urbanas. Dedica un par de párrafos al recién construido bulevar Abelardo L. Rodríguez y a la Universidad de Sonora:

No pasarán cinco años para que todo su trayecto esté coronado con modernas y bellas construcciones, que armonicen con ese otro rinconcito bello, que lleva como centro la plaza de la Universidad, en donde últimamente se levantó una estatua a la Madre…”

Al conjunto de edificios que daban nacimiento a la calle Rosales (conocida durante algún tiempo como calle de la Universidad), el Edificio Principal y el Museo y Biblioteca, también de la escuela primaria Alberto Gutiérrez, faltaba, según el cronista, otros espacios que completaran su “importancia y belleza”. Proponía la construcción de un elegante hotel o de un teatro en la “desmantelada placita” que en un tiempo honró a los Niños Héroes y hoy se dedica a los cien años de Hermosillo como Capital del Estado.

En el mes de octubre de 1957, el Gobierno del Estado realizó una gran exposición y feria con el nombre de “Sonora en Marcha”, dentro de los terrenos de la Universidad. A la exposición fueron invitados los gobiernos estatales de toda la República, así como empresas extranjeras. Este evento trajo como consecuencia la prolongación de la calle Pachuca (hoy De La Reforma) en terrenos universitarios y el trazo de la actual trama interior de la Universidad. Ambas obras son un momento importante en la historia urbana de la institución: la primera por marcar el límite poniente y la segunda por dar origen a un manejo espacial que surgió de necesidades ajenas a la Universidad. De esta época deben ser también los dos “tramos” de bulevar que flanquean al Edificio Principal, parafraseando la trama que marcara el ambiente urbano del Hermosillo posterior al gobierno del general Abelardo L. Rodríguez.

La prolongación de la actual calle De La Reforma resolvía también algunos problemas urbanos de la ciudad en su conjunto: “está destinada a convertirse después en un amplio y hermoso Bulevar que entroncará con la carretera a Bahía Kino al norte y con la carretera Internacional, por el Malecón del río, al sur”. Por otra parte, las instalaciones de “iluminación ornamental” dentro de los terrenos de la feria se utilizarían posteriormente para resolver el problema en algunas calles de la ciudad.

El crecimiento de la ciudad motivó al gobierno del Lic. Luis Encinas (1961-1967) a instrumentar un programa urbano. Conocido con el nombre de “Plan Hermosillo”, se proyectaron y realizaron obras urbanas que transformaron la imagen de la ciudad. Entre ellas, se abrió el bulevar Encinas, conocido también como bulevar Transversal, que cruza la ciudad de oriente a poniente. Esta obra urbana es aún en la actualidad uno de los ejes viales de mayor importancia, y junto con el bulevar Abelardo L. Rodríguez-calle Rosales, forman el principal sistema de vialidad de Hermosillo. La obra ya estaba en construcción en los primeros meses de 1965, y constituye el límite norte de la Universidad de Sonora.

El espacio de la Universidad de Sonora es un conjunto de gran relevancia dentro de la ciudad, y sus diferentes sectores se han ido formando a la par de Hermosillo. Limitada por cuatro avenidas de importancia, calle Rosales, bulevar Luis Encinas o Transversal, y su prolongación bulevar Navarrete, calle De La Reforma y Yucatán, comparte con cada una de éstas el ambiente que las distingue. Dos son los puntos, en mi opinión, en los cuales se da un mayor contacto entre el campus y el exterior. El primero, formado por el conjunto del Museo y Biblioteca y la Plaza Emiliana de Zubeldía, y el ubicado al noroeste, entre el Área Departamental y la zona comercial formada por el “nodo” calle De La Reforma y Transversal hasta el límite del Hospital General.

Las escalinatas del Museo y Biblioteca son un espacio que debe estar grabado en la mente de la gran mayoría de los universitarios. Ha sido el escenario de múltiples eventos, que van desde mítines políticos en tiempos de la FEUS y podium de las autoridades civiles y militares durante los desfiles. La explanada superior ha sido testigo de cientos de graduaciones. Pero sobre estos actos de relevancia, las escalinatas han compartido los intrascendentes momentos de ocio y horas sueltas, viendo el movimiento de autos y transeúntes. El encuentro cotidiano en este espacio limitado por los grandes arcos marca una de sus más importantes características espaciales.

La Plaza Emiliana de Zubeldía, espacio de constante trajinar, tiene también una historia de contacto universitario. Aunque no pertenece a la Universidad de Sonora, recibe de ésta el movimiento que le da vida: festivales, exposiciones de todo tipo, mítines y hasta huelgas de hambre. En las calles aledañas y desde muy tempranas horas, los vendedores de hot dogs se ven rodeados por los comensales de estas viandas que ya son una tradición. Entre ambos espacios, la calle Rosales dio lugar a una extraña simbiosis urbana, donde automovilistas y peatones han instrumentado un “código” no escrito para un cruce sin problemas.



La Plaza Emiliana de Zubeldía juega, además, el papel de “integradora visual” tanto del Museo y Biblioteca como del Edificio Principal. Las áreas arboladas a lo largo de los límites norte y sur permiten que la explanada principal que la recorre en eje del Museo y Rectoría, centre las perspectivas de ambos edificios. Hacia el oriente, viendo el edificio del Museo y Biblioteca, el espacio horizontal remata en forma vertical teniendo como motivo los arcos y escalinatas de esta construcción.

El otro punto de contacto Área Departamental-Centro Comercial es un “nodo” que empezó a formarse en los primeros años de la década de 1970. En el cruce de bulevar Luis Encinas y calle De La Reforma construyeron en estos años un conocido centro comercial, posteriormente se edificaron otros, además de un local para cines. Con la desaparición del antiguo Hospital para Enfermos Mentales, en la cuchilla formada por bulevar Navarrete y Luis Encinas, y la construcción de un centro comercial, el sector definió su carácter actual. Este es un sector de constante movimiento peatonal, por lo que se hace necesario la construcción de un área libre que defina el acceso al campus por el sector del Área Departamental.

La Universidad de Sonora se desplanta en lo que en los tiempos de su fundación eran las orillas de la ciudad. Huertos al oeste, monte y algunas casas al sur y el viejo casco al norte eran sus límites. El crecimiento de la ciudad envolvió al conjunto, obligando a la mejora de la imagen por estos rumbos en sus primeros años y, posteriormente, la construcción de nuevas avenidas fueron dando forma al conjunto universitario que en la actualidad queda en la zona centro de Hermosillo.

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Fuente: Universidad: Espacio y Arquitectura. Memoria Gráfica de la Arquitectura de la Universidad de Sonora. Jesús Félix Uribe García y Joel Montoya Haro.
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