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sábado, 29 de diciembre de 2012

Felipe Calderón: un hombre sangriento, enajenado, indolente...



Creo que uno de los principales problemas estructurales de México es justamente que estamos en un sistema presidencialista y que nunca se modificó, pese a la mal llamada transición.

La verdad es que no creo que ni siquiera hayamos llegado a la transición, pero en fin. Lo cierto es que se terminan 71 años de gobierno del PRI, luego entra Vicente Fox, después Felipe Calderón, pero la realidad es que la estructura del Estado nunca cambió y el poder presidencial jamás fue acotado.

Felipe Calderón va a pasar a la historia como uno de esos terribles hombres que han manchado de sangre el mundo. Hombres como Pinochet, como Hitler, absolutamente enajenados e indolentes. Hombres que hasta al final, en su barbarie, creen internamente que tienen la razón, que está bien lo que hacen.

Felipe Calderón es absolutamente inmisericorde. Aun en esos momentos terribles, cuando por ejemplo en el Castillo de Chapultepec, las madres llorando, desgarradas de dolor, le pedían justicia para sus hijos desaparecidos, la respuesta era el regaño. De hecho, regañó hasta al poeta Javier Sicilia cuando éste fue a hablarle de la muerte de su hijo.

La gran farsa de Felipe Calderón es permitir el homicidio de mexicanos para proteger a un grupo criminal, no porque quiera combatir al narcotráfico.

Ojalá el Chapo Guzmán fuera una caricatura, porque eso sería indicio de que México está mejor, pero no es así. Creo que si bandas como las de los Zetas fueran una caricatura o un instrumento del Estado, nuestro país estaría menos mal, por decirlo así.

La gravedad de lo que vive México es que estos personajes, estos poderes, son auténticos y hacen valer su poder con dinero y balas. En estos últimos seis años en particular, la cruzada de Calderón para combatir a los enemigos del Chapo y a la vez proteger al Chapo, convirtió a esta organización criminal en una de las más poderosas del mundo.

El Chapo Guzmán existe porque el gobierno mexicano se hizo su cómplice. En ese sentido, como periodista, para mí es más nota aquellos que están al servicio del Chapo siendo funcionarios públicos que el Chapo en sí.

Felipe Calderón sabía perfectamente lo que hacía y por eso va a pasar a la historia como uno de los hombres más siniestros de la contemporaneidad. El tiempo me dará la razón.

Sabía que proteger a un cartel de la droga y utilizar el poder del Estado para atacar a los carteles enemigos del Chapo iba a generar violencia. No le importó la muerte de miles y miles de mexicanos.

Sabía que al llegar a Michoacán, iba a correr sangre. La idea de llegar a Michoacán no era acabar con el crimen, sino abrir la plaza para que el Chapo Guzmán y el Cartel de Sinaloa se apoderaran del estado. Sacar al Ejército a las calles de Tamaulipas no tenía como objetivo acabar con la violencia, sino limpiar el terreno para que quedara sólo un criminal.

Sabía que la policía que mandó a Ciudad Juárez estaba al servicio del Cartel de Sinaloa y que iba a desatar una masacre cuando se enfrentara a La Línea. Claro que lo sabía. No le importó, porque el negocio del narco durante el sexenio que acaba de terminar fue más importante que la vida de los mexicanos.

Todavía analizar muchas cosas. Falta el análisis de periodistas, de sociólogos, de economistas. No creo que haya indiferencia desde el momento en que el PAN no volvió a ganar las elecciones. Esa muestra de repudio electoral revela que no hay indiferencia, de que la gente se dio cuenta de lo que pasó.

Estos seis años de gobierno dejan a una sociedad totalmente aterrorizada ante el crimen organizado, aterrorizada ante el Ejército que cuando fue sacado a las calles en vez de otorgar más seguridad infundió más miedo. Aterrorizada frente a la policía federal que en lugar de proteger a la gente la secuestraba, como el caso de Alejandro Martí. La nuestra es una sociedad inmovilizada por el miedo. La poca gente que decidió salir de sus casas para reclamar por sus muertos como Marisela Escobedo, como Nepomuceno, como los Le Barón en Chihuahua, pagaron con su vida. Hubo un escarmiento por parte del crimen organizado y el gobierno federal que consistió en el que se mueve, se muere.

Es obligación del gobierno de Enrique Peña Nieto, si quiere restablecer en algo la confianza de la ciudadanía en las instituciones, empezar por juzgar a Felipe Calderón.

Hubo, además, gran complicidad de los medios de comunicación, como Ciro Gómez Leyva y el grupo Milenio que, inexplicablemente, todavía defienden la gestión de Genaro García Luna, cuando a todas luces se ve el fracaso de dicha acción.

Calderón es un hombre con muchas limitaciones personales que además tiene una grave tendencia al alcohol. Es un hombre que se enajena de manera muy fácil de su realidad. Empezando por su realidad personal, íntima. Un hombre que incluso fue miserable con su propia esposa, Margarita Zavala.

¿Qué podían esperar los mexicanos de alguien semejante? Lleno de contradicciones: ser de derecha y católico, pero al mismo tiempo beber mucho y tener vicios terribles, ser tan corrupto, son cosas que evidentemente dañaron de manera estructural la personalidad de Felipe Calderón. Detrás de un gran tirano siempre hay un hombre lleno de complejos, incapaz de ver su propia realidad y dispuesto a hacerle el mal a los demás.

El sexenio de Díaz Ordaz fue marcado por un evento en su gobierno. Calderón replicó ese evento sangriento todos los días de su mandato.

Creo que México vive una encrucijada de la que no vamos a salir pronto. Para empezar, no debemos olvidar que sólo el 17 por ciento de los mexicanos votó por el PRI. Estamos ante el gobierno más débil en la Historia de nuestro país.

Lo cierto es que los grupos criminales no se van a ir a dormir a su casa porque ya terminó el gobierno de Calderón. Y lo cierto también es que no podemos dar ningún paso hasta que no se haga un verdadero diagnóstico de país.

Peña Nieto ha propuesto una serie de reformas, pero no nos dice cómo encontró el país cuando asumió su gobierno. Qué México le dejó Felipe Calderón. ¿Qué encontró en la Secretaría de Seguridad Pública para querer disolverla?

El tema de la violencia sigue estando y las reformas de Peña Nieto son sólo maquillaje.

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Anabel Hernández.

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