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jueves, 27 de diciembre de 2012

La industria editorial en crisis...


Durante los últimos años, de acuerdo con cifras de la Cámara Nacional de la Industria Editorial Mexicana (Caniem), se vive una especie de estancamiento: se crece, pero de forma muy lenta.

Así, en el informe oficial más reciente de los editores privados se habla de que en 2011 se comercializaron más de 142 millones de ejemplares, apenas 2.7 por ciento más que en 2010, y la facturación fue de alrededor de 10 mil millones de pesos, es decir, un aumento de 13.2 por ciento por el mismo incremento en el precio de los libros.

Durante el año pasado, la producción de libros en el país fue de 293 millones 688 mil 179 ejemplares, de ese total cerca de 132 millones fueron hechos por el sector privado.

Esas son las cifras oficiales, sin embargo, las preocupaciones de la industria están más vinculadas con el ingreso al universo del libro electrónico, una mayor participación en los libros de texto gratuito y la búsqueda de apoyos gubernamentales para incrementar su influencia como industrias culturales.

De acuerdo con Hugo Setzer, Vicepresidente de la Caniem, desde hace un par de años han cabildeado con diferentes autoridades educativas sobre la necesidad de una mayor participación en la elaboración del libro de texto gratuito, “y aunque no hemos logrado que las autoridades digan ‘estamos de acuerdo’, ya no hay, como en el pasado, un especie de tabú al hablar del libro de texto”.

“En los últimos tres años se ha dado una actitud muy receptiva, con argumentos importantes a favor y en contra, hemos tratado de ver cómo tener una contrapropuesta y creo que hemos avanzado mucho.”

El impulso a las bibliotecas de aula y escolares fueron un programa muy importante tanto en el ámbito educativo como para los editores, pero se han venido abajo las compras: 20 millones de ejemplares en 2006 a unos tres millones en 2011, recordó Hugo Setzer.

“Esas compras no sustituirían la necesidad de también participar en el libro de texto, pero se trata de un programa importante mucho más allá de la posibilidad que nos brinda a nosotros de vender libros, sino por lo que significa para la educación de nuestros niños”.

El libro electrónico
El informe Principales indicadores de la actividad editorial del sector privado en México 2011, el más reciente con datos oficiales de la Caniem, es el primero en el que se incluye al libro electrónico como parte de las estadísticas, si bien los números resultaron aún bastante pobres, reconoció Hugo Setzer.

Para Carlos Anaya, coordinador General del noveno Congreso Iberoamericano de Editores, celebrado en las ciudades de México y de Guadalajara a fines de noviembre pasado, una de las grandes ventajas en la actualidad es que cada una de las editoriales ya cuentan con la información necesaria para decidir si participan o no en los libros electrónicos, “ya con elementos muy claros”.

“En general lo que nos dio el congreso es el reconocimiento de que hay una transición, que el mundo del libro electrónico y en papel no se contraponen, sino son elementos de un mismo proyecto, simplemente con distintos modelos de negocio.”

En 2011, las ventas de libros electrónicos fueron del 0.1 por ciento de las ventas totales; en España andan como por el 2.5 por ciento y en Estados Unidos por el 20 por ciento, “suena como muy poco, pero hay que recordar que es un fenómeno que está creciendo en todos lados exponencialmente, entonces es previsible que esa cifra crezca muy rápido”, en palabras del editor.
Desde su perspectiva, si no es que en 2012, a más tardar en 2013 se notará un mayor crecimiento del libro electrónico en México, aun cuando avizora que estará por encima del 1 por ciento, lo que aún representaría una cifra marginal, “pero estamos trabajando fuertemente muchas editoriales afiliadas a la cámara para incrementar los materiales que ofrecemos”.

“Los editores estamos preocupados por hacer las inversiones que se requieren en este momento, porque todavía no son rentables los libros electrónicos, pero estamos convencidos de que debemos hacer la apuesta y no están siendo aún rentables, porque no hay tanta gente que los compre, debido a que no hay tantos disponibles y porque hace falta una mayor penetración de dispositivos”.

La crisis española
Ante la realidad que enfrenta la industria editorial mexicana, los problemas económicos que tiene España se han convertido en una posibilidad para participar de manera más importante en el mundo de los libros en Hispanoamérica, a decir de Carlos Anaya.

“La crisis española es, en este momento, una gran oportunidad; es lamentable que tengamos que esperar una crisis para tener esa posibilidad, pero la realidad es esa, con lo que podemos recuperar el lugar que en algún momento ya tuvimos, el primero en el mundo de habla hispana, para lo cual es necesario reconocer a la industria editorial como una industria cultural y la necesidad de crear políticas públicas para el desarrollo y la promoción del libro.”

De alguna manera, ciertas editoriales españolas están viendo una especie de salvavidas en Latinoamérica ante el difícil entorno español, lo que puede ser bueno para el consumidor y para aquellas empresas editoras y distribuidoras que traigan libros de España, pero resultaría importante aprovecharlo “para fortalecer alianzas entre editoriales de diferentes países”, destacó Hugo Setzer.

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Con todo y crisis, hay quienes creemos que los libros son la mejor herramienta para construir un futuro sólido como individuos y como país. Lo único que hay que hacer es leerlos, cosa difícil teniendo en cuenta que el futbol sigue siendo el opio del pueblo mexicano…

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