Raquel Alatorre Correa, izquierda, presunta jefa del grupo de mexicanos declarados culpables
Managua, 19 Dic (Notimex/EFE).- El juez nicaragüense Edgar Altamirano declaró hoy culpables a 18 mexicanos detenidos aquí por el delito de tráfico internacional de drogas, en calidad de coautores.
El funcionario judicial había encontrado culpables a los procesados por los delitos de crimen organizado y lavado de dinero.
La decisión fue anunciada después de cuatro horas de alegatos de los abogados de la defensa, que pedían la declaración de no culpabilidad para sus clientes.
La Fiscalía nicaragüense pidió la pena máxima para los 18 mexicanos, que es de 30 años de acuerdo a las leyes en Nicaragua.
Según la acusación de la Fiscalía nicaragüense, la banda de mexicanos es un grupo criminal “altamente organizado” dedicado al tráfico de “grandes cantidades” de droga entre Costa Rica y México.
En la etapa final del juicio oral y público al que fueron sometidos, los procesados quedaron sujetos a la decisión del juez Edgar Altamirano, pero antes hicieron uso de la palabra para reiterar su inocencia y solicitar juicio justo.
Los acusados pidieron disculpas tanto a México como a Nicaragua por los actos cometidos.
El grupo de mexicanos fue detenido el pasado 20 de agosto en la aduana de Las Manos, en la frontera con Honduras, con seis camionetas con los logotipos de Televisa en los que escondían 9.2 millones de dólares para presuntas operaciones de narcotráfico.
Raquel Alatorre Correa, presunta jefa del grupo, se limitó a pedir su traslado de las celdas de la Dirección de Auxilio Judicial de la Policía en Managua al centro penitenciario para mujeres.
El mexicano David Gustavo Reyes Arce pidió un juicio “apegado a derecho” y que sean tomadas en cuenta las evidencias al momento de dictar el fallo.
“Si hice algún daño pido perdón a Nicaragua y México (…), espero un juicio justo, estoy en las manos de Dios”, afirmó.
En similar tenor se expresó Salvador Guardado, quien además denunció violaciones a sus derechos humanos durante la detención del grupo.
Rodolfo Jiménez Camacho, Osvaldo López Uribe, Raúl Alejandro Salinas, Valentín Guillén, Hiran Pacheco Basurto y Cecilio Torres hicieron cortas intervenciones y pidieron justicia, porque señalaron que se “está jugando” con su libertad.
Juan Luis Torres denunció violaciones a sus derechos humanos y muy poca asistencia para preparar la defensa con sus abogados, “tan solo siete minutos” en los 120 días que ha durado su detención. También aprovechó para enviar un saludo a su madre en México, cuyo nombre no mencionó.
Durante el juicio, que comenzó el 10 de diciembre pasado, peritos de la Dirección de Investigaciones Económicas (DIE) de la Policía Nacional afirmaron que Alatorre Correa se habría comunicado con el “Lic. Amador Narcia”, que coincide con el nombre del vicepresidente de información nacional de Televisa.
De acuerdo con la Policía nicaragüense, Alatorre Correa se habría comunicado 106 veces con Narcia antes, durante y después de que fuera detenida en Nicaragua.
Las llamadas fueron realizadas entre el 25 de julio y el 24 de agosto pasado, según agentes de esa institución.
Según las investigaciones, los mexicanos portaban una carta supuestamente firmada por Amador Narcia para que respaldara la cobertura periodística a los falsos comunicadores.
La Fiscalía nicaragüense informó esta semana de que Televisa les solicitó abrir una investigación aparte contra el grupo de falsos periodistas mexicanos acusados en Nicaragua de narcotráfico y otros delitos.
“La investigación es sobre si en realidad algún empleado de Televisa firmó o no la carta (de acreditación con la que viajaban). Esa es una denuncia que puso la misma Televisa en Nicaragua y que nosotros estamos obligados a complementar”, explicó el fiscal Armando Juárez.
Televisa ha negado algún vínculo con los detenidos.
El juez determinará la pena que se le impondrá a los 18 mexicanos en una fecha por definir.
A lo largo del juicio declararon como testigos agentes de la Policía Nacional, funcionarios de Migración, de telecomunicaciones, empleados del hotel donde se hospedaron los mexicanos y tres agentes, que lo hicieron con los rostros cubiertos para resguardar su identidad.
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