En Estados Unidos, la justicia falló a favor de un odontólogo que según él, tuvo que despedir a su secretaria porque le resultaba “irresistible”.
Como si esto fuera poco, además el tribunal pronunció un dictamen que anuncia que los jefes pueden despedir a sus compañeras de trabajo si observan que son muy atractivas.
El fallo del tribunal se basó en que tanto el dentista como su esposa vieron a la mujer sumamente atractiva y la consideraron una amenaza para su matrimonio.
El abogado del dentista Fort Dodge, comentó que esta decisión, la primera de este tipo en Iowa, representa una victoria para los valores familiares, ya que Knight despidió a Melissa Nelson para salvar su matrimonio, no porque ella fuera una mujer.
El magistrado Edward Mansfield, aclaró, “Tales despidos pueden considerarse injustos, pero no se trata de discriminación, sino de sentimientos y emociones”.
Paige Fiedler, abogada de la mujer, opina que la corte de Iowa está conformada solo por hombres y que su actitud es totalmente machista, no tiene en cuenta las discriminaciones continuas que sufren las mujeres en el lugar de trabajo.
“Estos jueces enviaron un mensaje a las mujeres de Iowa, en el que les dicen que ellos no creen que se pueda responsabilizar a los hombres de sus deseos sexuales y que las mujeres de Iowa son las que tienen que monitorear y controlar los deseos sexuales de sus jefes“, argumenta.
“Si ellos no los controlan, entonces las mujeres pueden ser despedidas legalmente por esta razón”, concluye.
La señorita de 32 años de edad, llevaba trabajando con el dentista 10 años. Siempre fue considerada una trabajadora ejemplar.
Pero últimamente el profesional noto que su mirada se distraía hacia sus curvas y no podía concentrase en su trabajo.
“En una ocasión le dije que sus pantalones ajustados marcaban mucho sus curvas, era una señal de que ella vestía en forma provocativa”.
O sea, en palabras circenses: los gringos de Iowa (o Ayogua, diría Raúl Velasco), que son más papistas que el poteiro, prefieren correr al león antes que ponerle freno al pinchi domador depravado. Ni más ni menos.
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