Trova y algo más...

lunes, 23 de mayo de 2011

Les guste o no les guste, les cuadre o no les cuadre...

Hoy, como dice la lépera sentencia: "les guste o no les guste, les cuadre o no les cuadre...", inauguramos la muy gustada sección "Si las palabras hablaran", que he tenido el atrevimiento (mjú) de fusilarme no sé de dónde, pero de que me la fusilo, me la fusilo...

Tengo la vaga idea que Reader’s Digest editó alguna vez el folletín, en cuya presentación (esto lo digo de memoria, eh) el filólogo Felipe San José dijo que Don Miguel de Unamuno, el polémico filósofo, el profundo lingüista, el desgarrado poeta, aconsejaba -¿o, tal vez, ordenaba?-: "Escudriñad la lengua, porque la lengua lleva, a presión de atmósferas seculares, el sedimento de los siglos, el más rico aluvión del espíritu colectivo; escudriñad la lengua."

El doctor Óscar Holguín, alias el Polacas©, grita cada sábado, ya bien borracho, en la mesa 6 del bar Pluma Blanca: “No es lo mismo tender a subir que subir a tender…”

Y decía el ilustre filólogo arabista Emilio García Gómez que "cada palabra es un mundo".

Efectivamente, un mundo extraordinariamente complejo y extraño, vivo y palpitante, cargado de historia, rico en misterios y sorpresas, con zonas bien conocidas y otras por descubrir.

Por eso, adentrarse en el mundo de las palabras es emprender una aventura apasionante.

Así que vamos a explorar aquí algunos de esos pequeños mundos.

Vamos a escudriñar unas palabras.

¿Vamos?

Vamos, pues…

-o-

Chocolate

La palabra chocolate nombra una deliciosa y reconfortante bebida y también una rica golosina.

Su origen es evidentemente americano y seguramente mexicano, pero su etimología no está del todo clara.

Dejando a un lado los galimatías de algunos lexicógrafos despistados, hay dos opiniones serias al respecto: una que supone un origen maya, y otra, tal vez más confiable, según la cual procede del náhuatl chocóatl, compuesto de chócoc: agrio, ácido; amargo, yátl: agua o bebida (literalmente "agua o bebida agria, ácida o amarga"), que dio chocolate y también cocoa.

Además, hay la versión según la cual la palabra proviene del náhuatl chocócatl o chocoxtícatl, compuesto de chocóxtic : café amarillento, yátl: agua.

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