(RAMON BESA. EL PAIS. Barcelona 25/05/2009)
Joan Manuel Serrat (Barcelona, 1943) y el escritor Enrique Vila-Matas (Barcelona, 1948), dos símbolos del barcelonismo, conversan sobre la final de Roma, sobre Guardiola y sobre unas cuantas cosas más del Barça alrededor de una botella de agua y un cacaolat, signo de nuevos tiempos para el cantautor y el escritor, figuras célebres del país, personajes que invitan a la reflexión y a la calma con la palabra mientras su música y su literatura conquistan por igual a los que se sitúan a uno y otro lado de la raya: la que separa a los apasionados del fútbol de quienes no lo pueden ni ver.
Vila-Matas. Aún recuerdo la primera vez que te vi cantar. Fue en la Facultad de Derecho. Hablamos de 1966, diez años después de ir a Les Corts en un Barça-Sevilla. Al Sevilla lo entrenaba HH [Helenio Herrera] y del equipo recuerdo a Ruiz Sosa.
Serrat. Yo era del Barça desde pequeño, pero no pude ir a Les Corts hasta que mi tío Antonio me llevó en un amistoso contra el Botafogo. Tardé tiempo en volver. Veía jugar a los equipos de Tercera en el Poble Sec y al único campo que podía ir era al del Espanyol porque Arévalo, el botiguer [tendero] del barrio, era un gran perico y una gran persona y me invitaba con la esperanza de que me hiciera del Espanyol. Nunca lo consiguió. Al Barça yo le conocía por los cromos y por la radio. Nunca vi jugar juntos a Basora, César, Kubala, Moreno y Manchón [la célebre delantera de la canción Temps era temps]. Hasta que gané algún dinerillo y no fui al campo: no tenía posibilidades ni con quién acudir. Me hice socio en cuanto empecé a cantar.
Vila-Matas. A mí me hizo socio mi padre en la inauguración del Camp Nou, en 1957; de ahí, que mi número de carnet sea bajo: un dos mil y pico.
EL PAÍS. Hablamos de los años cincuenta y del equipo de Les Cinc Copes, uno de los mejores, junto con el de HH, el dream team, el de Ronaldinho y el actual. ¿Son comparables?
Serrat. Equipos distintos en épocas diferentes. A cada uno hay que contextualizarlo. El de Les Cinc Copes difícilmente aguantaría un partido en la actualidad. El fútbol se juega a otra velocidad y los marcajes eran diferentes. Tampoco tiene nada que ver con el de los setenta. Mejor no comparar. A aquel equipo, en cualquier caso, yo sólo lo vi en la plaça de Sant Jaume a su regreso de ganar la Copa Latina, cuando mi padre me llevó a cuestas hasta montarme en una columna para que participara del homenaje. Al primer equipo que recuerdo es al de Suárez y HH. A partir de 1958-59.
Vila-Matas. Eran muchos y muy buenos. Se defendía con catalanes y sobraban delanteros. Evaristo, Czibor, Kocsis... En los partidos en campo contrario, HH ponía a Ribelles y Coll. La lástima es que el equipo sólo duró dos años. Apareció el problema Suárez-Kubala.
Serrat. Hubo muchos cambios en poco tiempo. Kubala acabó por irse al Espanyol y Suárez al Inter. Representaban dos maneras muy diferentes de jugar y podían haber sido complementarios. Suárez era un futbolista moderno que jugaba para el equipo.
Vila-Matas. Suárez significó la aparición del fútbol moderno en el Barça. Es posible que siga siendo el mejor jugador español de todos los tiempos. Dejarle marchar fue como si ahora permitiéramos que Iniesta y Messi se fueran al Manchester. Un error histórico. Sospecho que el socio de finales de los cincuenta era en general muy conservador y de un sentimentalismo blando. Prevaleció la lágrima, es decir Kubala, a la inteligencia y modernidad de Suárez. Aquella fuga convirtió al equipo en un erial. Recuerdo que, cuando Kubala se fue al Espanyol, Vida Deportiva escribió que se había vendido por un plato de lentejas.
Serrat. El barcelonismo se ofendió, pero después perdonó a Kubala. También había llegado al Barça por un plato de lentejas. Kubala siempre fue muy barcelonista. La manera de entender la casa, el equipo, siempre será diferente a la que pueda tener un futbolista de ahora [el juego de Kubala quedó inmortalizado en una canción del propio Serrat].
EL PAÍS. ¿Cuál sería el hilo conductor de la historia del Barça? ¿A través de futbolistas? ¿De entrenadores?
Vila-Matas. La línea noble sería HH-Cruyff-Guardiola.
Serrat. Y Daucik; probablemente, sí. Hay momentos fantásticos.
Vila-Matas. El caso de Guardiola es especialmente revelador. Más que saber mucho, que también, conoce muy bien a la gente del Barça. No ha tenido que aprender nada porque ya lo sabía. Van Gaal, en cambio, tardó cuatro años.
Serrat. A veces, sin embargo, por mucho que conozcas a la gente, la pelota no entra. Si el partido del Numancia, el primero de Liga, se hubiera repetido tres o cuatro veces, probablemente Guardiola estaría en otro sitio. En su momento, cuando Guardiola era un futbolista emblemático, se fue y no recuerdo ninguna manifestación en Canaletas ni en Sant Jaume. Y fue un futbolista tan carismático como se dice ahora. Josep sabe de la importancia de los resultados y que si el marcador le es adverso alguna vez las cosas cambiarán. El trabajo de los entrenadores es muy duro.
Vila-Matas. A mí lo que más me gusta de Guardiola es que sea partidario de la cultura del esfuerzo, un fanático del fútbol, que se tome su faena con pasión, inteligencia y habilidad.
Serrat. Fue siempre un futbolista equilibrado, con sentido común, sensato. Uno no lee a Martí Pol porque sí. Ha llevado a la práctica las cosas que eran posibles en función de cuanto había aprendido. Ha podido hacer lo que quería hacer, le ha salido bien, la gente disfruta y a nosotros se nos cae la baba. Que dure. Tiene criterio y, de momento, se le respeta. Estaría bien que se le llegara a respetar como a Alex Ferguson en el Manchester, es decir, en los buenos tiempos y en los malos. Aquí, en nuestro país, cuando aprieta el mal tiempo y hace frío, en vez del paraguas sacamos a alguien para que se moje y sepamos si llueve mucho o poco. No hay que caer en el dramatismo cuando el marcador es adverso, sino insistir con lo que nos ha ido bien. Todo lo que está sucio hay que lavarlo y lo que está podrido cortarlo. Y hay que respetar a la persona.
Vila-Matas. Guardiola es inteligente, elegante, simpático, cordial, de buenas maneras. Representa el sentido del trabajo bien hecho. En la generación de David Trueba hay gente así. Huyen del síndrome de la caspa y del taxista nazi. Dedicación máxima al trabajo en oposición a la cultura de la jeta, tan sublimada en España. Y, además, es listo porque es valiente; si uno no se arriesga, no hace nada en la vida. Ha sabido ver que, sin esa grandeza del coraje en la búsqueda de la victoria, que no es incompatible con la lúcida visión de nuestra condición de indigente, se vive sin duda mucho peor. Está bien fracasar, es incluso elegante, pero aún lo es más el triunfo. Y es muy educado.
Serrat. Rijkaard también lo era y Robson, que tuvo un hijo que se llama Mourinho, quien, por cierto, es bastante mal educado y mira qué bien le va, tanto que incluso algunos serían capaces de ficharle.
Vila-Matas. Hay una ola de felicidad que no está nada mal. Guardiola ha sido tan prudente como ambicioso: el equipo ha ganado la Liga, la Copa y puede conquistar la Champions. Yo, con vistas a la temporada que viene, incluso le recomendaría que dejara la Copa o ampliara la plantilla.
Serrat. No creo que sea una buena solución. El Barcelona debe jugar para ganar cuantos torneos disputa. No puede esconderse. Además, ha ocurrido que lesiones como las de Milito no nos han dejado vivir más tranquilos. A mí me gusta la actitud de Guardiola, y más en la Copa, torneo que ha disputado con un equipo al que ha respetado hasta la final. Es tan importante ser como creértelo.
EL PAÍS. El equipo ha tenido un sentido muy coral y solidario, alejado del culto a las estrellas, tan pernicioso históricamente en un club como el azulgrana.
Vila-Matas. Hubo un momento en que se hablaba de messidependencia. Hasta hace unos 15 partidos no se acabó con la copla. Ahora se habla de su integración al equipo.
Serrat. También se habló de la dependencia de Henry y de Iniesta. Hay varios jugadores desequilibrantes. Antes, cada equipo tenía una alineación fija que competía en una Liga de 16 clubes, cosa deseable. Igual en poco tiempo se impone la Liga europea y la española pasa a mejor vida. Hay excesivos partidos, los jugadores acaban agotados, explotados por el calendario, por la FIFA y la UEFA. Pero, ciertamente, el Barcelona ha jugado como equipo.
Vila-Matas. El año pasado, con Guardiola, el Barcelona Atlétic ya jugaba de forma colectiva. Puede que fuera menos espectacular o, al menos, lo parecía porque la gente estaba acostumbrada a Ronaldinho y algunas de sus actuaciones eran un poco circenses.
Serrat. Yo ya tengo un buen recuerdo del partido contra el Numancia. El resultado fue decepcionante, pero el juego hacía prever que iba a pasar algo a corto plazo. La derrota en Soria y el empate contra el Racing fueron marcadores engañosos, aunque también algunos resultados positivos puede que hayan sido excesivos.
Vila-Matas. El cambio más espectacular es que la gente no se ha podido permitir llegar tarde al campo: había que estar pendiente del juego desde el primer minuto.
Serrat. Los futbolistas salen como fieras y no es fácil que 15 jugadores de diferente formación y nacionalidad no paren ni un minuto, que defiendan por igual, desde Messi hasta Alves, y que al rival ni siquiera le dejen pensar. Es fantástico. Hay alguien que se ha esforzado mucho y se ha ganado la credibilidad. Guardiola se lo ha ganado, pero también es verdad que el aficionado quería que eso pasara, que ganara el equipo y que ganara Josep. Hay mucha alegría por Josep. Mucha gratitud.
Vila-Matas. La gente ha estado por el partido y no por cuanto le rodea, como la prensa del corazón. Guardiola ha conseguido que la gente se interese por el juego.
Serrat. Ahora nadie habla sobre si los jugadores salen o no y los aficionados no discuten sobre sus relaciones, sus salidas, ni nada por el estilo. No se duda de su actitud. Al Chelsea, por ejemplo, se le ganó después de insistir una y otra vez por más plus de calidad que tenga el Barcelona. Y era muy difícil. Hay gente que tiene al Chelsea por un equipo de bestias y ya me gustaría a mi tener bestias como Drogba, Terry o Essien. El Barcelona no desiste en su esfuerzo y va a por el partido sin complejos
Vila-Matas. Ya no hay complejo de inferioridad respecto al Madrid: HH, Cruyff y Guardiola no participan del victimismo. Puede que el Madrid haya sido siempre un equipo más racial.
Serrat. El Madrid ha tenido equipos míticos, como el de las cinco Copas de Europa, equipos ordenados dentro y fuera del campo, como el de La Quinta del Buitre. El Madrid empieza a tener problemas en el campo cuando pierde la dirección fuera. El equipo necesita estar bien dirigido social, económica y deportivamente. Ahora, el Barcelona ha conseguido la tranquilidad que antes no tuvo con la misma directiva. La presencia de Guardiola ha sido decisiva, por lo que es y por lo que representa: la gente de la base. Una buena organización y una buena dirección son importantísimas. A veces nos olvidamos que el Barcelona no supo gastarse el dinero.
EL PAÍS. Más que los fichajes, ¿la clave es la cantera?
Vila-Matas. Tiene mucho peso en el equipo y en la selección. Xavi, Iniesta y hasta Messi son jugadores muy significativos. A excepción de Alves, apenas hay brasileños y, sin embargo, los brasileños van con el Barça en la final.
Serrat. Hemos fichado muchos jugadores, pero que procedían de equipos puente: Ronaldo, del PSV; Rivaldo, del Depor; Deco, del Oporto... Quiere decir que alguien se anticipó y que la tarea de captación no funcionaba bien. Recuerdo también a La Quinta del Buitre. Puedes montar un equipo a partir de lo que tienes, sabiendo que los jugadores que compras tienen una vida corta en tu equipo. Hay que aprovechar su momento porque después los pierdes. La gente que viene de fuera tiene que aprender las costumbres, el idioma, a veces hasta dos. A poder ser, mejor incorporar a un niño de Albacete o Rosario de 13 años.
Vila-Matas. A mí me gusta el estilo del Barcelona Atlètic. Cesc debería volver. ¡Mira a Piqué!
EL PAÍS. El cambio se explica entre otras razones por la salida de Ronaldinho y el protagonismo de Messi.
Serrat. El arte de ambos se basaba en su rapidez. Ronaldinho funcionó de forma excelente mientras le acompañó el físico: siempre le hacía la pirula al defensor porque le ganaba cinco centésimas de segundo en cada jugada. En el momento en que las circunstancias y la vida, y las circunstancias que acompañan la vida, le hicieron perder el punto de forma se convirtió en un jugador vulgar. Fíjate en el Milan. Sólo sirve para hacer anuncios. Y Messi basa su fútbol en un punto de velocidad imposible: es una sorpresa saber por dónde saldrá. La diferencia entre ambos es que Messi baja a defender, por más que a veces pone nervioso a la gente. Tiene momentos en que parece que se ausenta, pero, cuando vuelve, despierta a todos. Es un jugador fantástico que aún puede progresar. El mejor del mundo.
Vila-Matas. Puede llegar a ser un jugador del nivel de los cuatro indiscutibles: Di Stéfano, Pelé, Cruyff y Maradona. Me gusta mucho el fútbol argentino y Messi es una combinación de ese fútbol y del estilo creado del Barça. Ese híbrido es el mayor invento de los últimos tiempos. Al igual que Iniesta y Xavi, Messi es un jugador muy brillante y sabe sacrificarse. Únicamente piensa en el fútbol y no en ir a la peluquería. Guardiola ha sabido convencerle de que sea un jugador de equipo. Ronaldino me parecía muy circense y disneylándico, incapaz de ser un jugador de equipo. Su risa permanente no me producía alegría, sino una verdadera angustia. No olvidaré el día en que se marchó del Barça, con la sonrisa congelada. No olvidaré la mirada terrible que lanzó desde el coche. Me pareció, me sigue pareciendo, un enigma. Estoy de acuerdo contigo. Para jugar tenía que estar en plenas condiciones. Cuando éstas, por la extraña vida que llevaba, empezaron a fallarle, se convirtió en una rémora y un fantasma: nos hizo perder una temporada entera.
EL PAÍS. ¿Les recuerda Messi a Maradona?
Serrat. Maradona era un jugador punta, pero también un director de equipo. A Di Stéfano te lo encontrabas incluso de defensa central, era un todoterreno, estaba en todos los sitios, jugaba de punta a punta. Messi actúa en función de la otra gente. Al Barça le dirige un centro del campo espectacular: Xavi-Iniesta.
EL PAÍS. ¿Qué pronóstico tienen para la final de Roma?
Serrat. Me encontraré con mi hija y estaremos preparados para abrazarnos en cualquiera de las dos circunstancias que pueden darse.
Vila-Matas. Son los dos mejores y puede ganar cualquiera. Soy partidario de la felicidad, pero, si pienso que ganaremos, entonces no ganaremos, así que no digo nada.
Serrat. Recuerdo las finales que hemos perdido: la de Berna, en 1961, en un partido en el que la pelota iba de poste a poste del portero del Benfica y a Ramallets, en cambio, le puteó el sol; la de Sevilla, en 1986, contra el Steaua, que no teníamos que haber perdido nunca. Y la de Atenas, en 1994, cuando el Milan nos dio un repaso pese a que teníamos un equipo fabuloso y creíamos que el encuentro sería muy equilibrado. Y, claro, también recuerdo las dos ganadas: contra el Sampdoria, con todo merecimiento, en Wembley 1992, y la de París 2006 después de sufrir un poco con el Arsenal. Ahora toca el Manchester, un equipazo, pero sabe que juega contra el Barça, o sea que se preocupen ellos. Los azulgrana creen en sus posibilidades. Hasta Pinto paró el penalti copero en Mallorca y creyó que era el titular del Barça. Todos creen en su juego, en su manera de ser, en su fútbol, desde los técnicos hasta los futbolistas, y eso hace que puedan jugar con el descaro que juegan; eso no se hace simplemente a partir de un par de rondos. Yo pienso llegar al campo con mi bufanda histórica, la que compré el primer día, la que llevo siempre, agujereada, llena de francfurt y mostaza... Nunca la he lavado. Y en cuanto entre al campo cantaré: "Roma nun fà la stupida stasera" [Roma, no hagas tonterías esta noche].
(Gracias, Rosamaría).