Y si ya sobrevivimos a los 80,000 muertos de Calderón,
¿a poco no podemos sobrevivir a sus 80,000 imbéciles spots de despedida?
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No es que las historias cotidianas sean las más difíciles de vivir: se dice que son las más difíciles de contar... por eso estamos aquí. Compartamos esas historias. (armando.zamora@gmail.com)