Qué curioso es todo esto, ¿no?
Resulta que el mismo Manuel Espino Barrientos, un individuo más yunquista que Tomás de Torquemada, y que fuera atacado de manera descarnada por el PRI y los priístas cuando era presidente nacional del PAN, es ahora adorado en forma sublime por los tricolores, sobre todo los sonorenses, al grado de que ya se habla de levantarle una estatua en el Centro de Gobierno agarrado de un micrófono y llevando su libro Señal de alerta en el sobaco derecho, porque el izquierdo es sólo para comunistas.
Y todo porque en entrevista con Ciro Gómez Leyva, quien finalmente se convirtió en soldado del gobierno en turno y cuyo noticiero se transmite por Telemax, la televisora del gobierno de Sonora, descalificó la actuación de ¿su partido? por su ansia de ganar votos a costa del dolor ajeno: “una situación sumamente lamentable en términos humanos en los que lamentablemente también nuestros compañeros allá incurrieron en la falta humana de querer medrar con la tragedia de la guardería”.
Los que no saben leer entre líneas y los que de al tiro les da flojera pensar, se fueron por la fácil al creer que Espino sólo criticó al PAN, sin detenerse a reflexionar, sin fijarse, pues, en la palabreja también, que involucra la presencia de otros personajes o de militantes de otros partidos, como el PRI, ciertamente.
Y sí, como dicen: era obvio que Espino dijera lo que dijo, considerando que dejó la presidencia de su partido de una manera no muy amistosa y ahora anda como náufrago en busca de su isla…