Esta entrega está relacionada con la anterior, que habla de genios y figuras, como mi primo el Chato Peralta.
Se refiere a lo que dicen los cerebros de los taxistas londinenses:
Los taxis londinenses navegan una de las más complejas ciudades del mundo.
En 1999, la neuróloga Eleanor Maguire escaneó los cerebros de los taxistas y los comparó con otros.
Encontró que los taxistas con experiencia tenían más desarrollado el hipocampo, aquella parte del cerebro que tiene la función de recordar las representaciones espaciales.
Y lo más llamativo es que el tamaño de sus hipocampos estaba directamente relacionado con la experiencia de cada uno.
Esto demostró que las tareas que exigían una percepción del espacio modificaban su cerebro.
Este resultado era consistente con estudios en violinistas, lectores de Braile, practicantes de meditacion y víctimas de infartos que se habían recuperado.
La conclusión de la doctora Maguire es que nuestros cerebros se adaptan de acuerdo a lo que les exigimos.
Por eso los borrachos son capaces de manejar largas distancias sin saber siquiera por qué calle van y sin tener conciencia profunda de lo que están haciendo.
A mí, por supuesto, nunca me ha pasado eso… sino que me lo han dicho, je…
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