Finalmente la crítica estúpida tuvo razón (lo siento mucho: el tener razón no le quita que haya y siga siendo estúpida): el llamado Mural más grande del mundo, pintado por medio millar de jóvenes sonorenses, no fue más que un evento que los organizadores (funcionarios estatales y municipales sumamente ignorantes) utilizaron para salir en la prensa en calidad de “buenos”.
El mural —con una extensión de 1,295.35 metros— se encuentra en la barda del Panteón Yáñez, del lado del Periférico Norte y las calles Escobedo y Yáñez, en Hermosillo.
Y está en tan lastimoso estado —de conservación, se entiende—, que uno sólo llega a pensar en que la chinga que se pusieron los cientos de muchachos durante la primer semana de noviembre del año pasado, sólo fue algo desechable para los dirigentes de los institutos de la Juventud del estado y el municipio —que sólo sirven, ya se sabe, para acarrear agua juvenil a su molino electoral—.
El mural se está cayendo a pedazos, y es fiel reflejo de lo que dijera el coordinador principal del evento ante la posibilidad de no superar la marca Guiness: “No pinten bonito, nomás pinten”, dicen que les decía a los muchachos por las noches, restándole valor al esfuerzo de los chicos por dejar algo de calidad; “la marca es por la mayor superficie pintada, no por la calidad artística de lo que se pinte”, añadía.
El mural —como consecuencia, pues, de la pobre calidad de los materiales utilizados— hoy es una muestra de cómo por alcanzar metas pueden algunos funcionarios y organizadores coludidos pasarse una buena obra colectiva por sus particular arco del triunfo, total que el fin justifica los medios.
En su momento, Everardo López Córdova, director del Instituto Sonorense de la Juventud (ISJ), destacó la participación de alrededor de 600 jóvenes que apoyados por la dependencia y los gobiernos del Estado y Municipio crearon el mural, cuyo tema fue el Bicentenario de la Independencia y Centenario de la Revolución Mexicana, “motivo de orgullo para todos los mexicanos”, subrayó sin ahondar más en el asunto.
“Este tema fue por el tema de nuestra historia de México, por nuestra historia de Sonora, los diferentes temas pueden variar pero siempre va con enfoque positivo hacia nuestra juventud y no hay que olvidar que la clave de esto es canalizar a nuestros jóvenes y ofrecerles un espacio de desarrollo por parte del Gobierno del Estado y los gobiernos municipales”, dijo en aquella ocasión.
El funcionario estatal destacó además el gran apoyo del gobernador Guillermo Padrés y del alcalde Javier Gándara para que se alcanzara la meta.
Danny Girton Junior, Coordinador Managger del Récord Guinnes, confirmó que se trata del mural más grande del mundo, siendo la decima ocasión en que se logra la proeza, y manifestó que se trataría de que el récord se incluya en la edición de 2011, pero de no ser posible, se incluirá en la del año siguiente.
La anterior marca pertenecía a Italia con un mural mucho más chico que mide 812.6 metros de largo.
Sin embargo, a como van las cosas, cuando salga publicado el reconocimiento, el mural de marras será sólo un triste recuerdo de la verdadera friega que se pusieron más de 600 jóvenes día y noche casi por una semana.
La pregunta es: ¿los institutos de la Juventud inmiscuidos en este logro rescatarán las partes que ya se cayeron y le darán mantenimiento al mural o dejarán que se caiga?
Total: el bicentenario y sus frustraciones ya pasaron, dirán por ahí …
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