No es que no se lo merezca el obispo, pero en un país donde no hay ni siquiera igualdad en la muerte como que hasta queda un sabor amargo en la boca.
Y es que hoy, el Felipe Calderón recordó el fallecimiento del obispo emérito de San Cristóbal de las Casas, Samuel Ruiz García, a quien definió como un gran mexicano comprometido con la gente, un hombre fiel a sus ideas, a sus creencias, a sus valores, hasta su último día.
(Casi casi decía el hombre: “Cuando yo sea grande, quiero ser como él”, pero no tiene tanto alcance el michoacano).
Esto fue no en una aldea indígena ni en un encuentro realizado ex profeso, sino en una pinchi comida con la comunidad méxicolibanesa, la más rica de México, la que chifla para que baile el perro, la que le vale madre la pobreza y los indígenas del país…
Ahí, el Calderón, al iniciar de su discurso pidió a los presentes que más allá de la religión personal se reconociera al obispo Samuel Ruiz, quien murió esta mañana en el Hospital Ángeles del Pedregal de la ciudad de México a consecuencia de complicaciones en su salud provocadas por la diabetes.
Y solicitó por el amor de dios un minutito de silencio para el fallecido prelado.
Y después del rollito demagógico, tragaron jubilosamente los libaneses y el michoacano como si México fuera el paraíso.
Mientras que en Ciudad Juárez —considerada la urbe más violenta de México, en la que se registraron más de 3,100 asesinatos sólo en 2010, con un promedio de 9 homicidios por jornada, y en lo que va de año ya han sido asesinadas más de 130 personas presuntamente por la disputa del control de la ciudad entre los cárteles del narcotráfico de Sinaloa y de Juárez— siete jóvenes fueron asesinados por un grupo armado mientras jugaban futbol: tres de ellos murieron en el lugar y cuatro más en diversos hospitales a los que fueron trasladados.
En un comunicado, la Fiscalía General de Chihuahua detalla que José Ángel Galván Esqueda, de 24 años, murió hoy por la mañana en el hospital donde fue atendido.
La dependencia estatal refiere que en el lugar fallecieron: Gustavo Alberto Moreno Lazcano, de 23 años; Ángel Ulises Reyna Domínguez, de 22 años, y Oscar Sánchez Rodríguez, de 21 años.
Murieron en los diversos hospitales en los que recibieron atención médica: Mario Magdiel Moreno Lazcano, de 19 años; Ernesto Flores Acosta, de 26 años; Aarón Prieto Gaytán, de 21 años, y José Ángel Galván Esqueda.
De las dos personas lesionadas, se reporta como delicado el estado de salud de un joven de 24 años, mientras que una adolescente de 13 ya fue dada de alta.
En la cancha de futbol rápido, ubicada en un centro comunitario de la colonia Francisco I. Madero en Ciudad Juárez, peritos del Servicio Médico Forense aseguraron 128 elementos balísticos, calibres .40, .223 y 7.62x39 mm.
Asimismo, personal de la Fiscalía de Atención a Víctimas y Ofendidos del Delito se entrevistó con los familiares de las víctimas y de los lesionados para ofrecerles el apoyo material y sicológico que requieran.
Supongo que la comunidad libanesa está muy preocupada porque recogieron 128 casquillos que van a tirar a la basura, pudiendo volver a utilizarse… pero “¡Pelillos a la mar!”, decía el libanés Joaquín Pardavé, cierta gracia, hay que reconocerlo.
¿Qué si cuántos minutos de silencio pidió para los fallecidos en Ciudad Juárez el Felipe Calderón…?
¡Por supuesto que ni uno!
Fiel a su estilo wikileaks, evadió el tema porque si hace mención de esas muertes sería como reconocer que Ciudad Juárez es lo más lejano que existe de una comida con la comunidad libanesa y ese simulacro de paraíso…
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