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martes, 18 de enero de 2011

Leao es el reflejo de la desolación...

En el cine el tema es así como un híbrido entre cursilón y tiernito, como para pieles sensibles y corazones acolchaditos, y uno suele terminar hecho un moco de llanto.

Así son las historias donde los perros de familia son los protagonistas de dramas que tienen que ver con pérdidas del dueño.

Recuerdo que no hace mucho vimos en la casa la cinta 'Siempre a tu lado. Hachiko', con Richard Gere.

Esta enternecedora película es la adaptación americana de la famosa historia japonesa de un leal perro de raza akita, llamado Hachiko.

Este perro, apodado Hachi, acompaña cada mañana a su amo, un profesor de universidad, a la estación de tren para despedirse de él y vuelve cada tarde para darle la bienvenida.

La reacción de este fiel perro cuando su rutina se ve rota por una inesperada desgracia, es lo que convierte a esta historia en una fábula para toda la familia; la ciega devoción de un animal hacia su amo nos enseñara cómo el más sencillo de los actos se puede convertir en el más grande de los gestos.

Dicen que esta cinta está basada en un hecho real, donde perro, amo y situación fue verídica. Pues quién sabe.

Lo que sí sabemos es que la realidad existe, y a veces suele ser mucho más canija que la ficción.

Y de la realidad está tomada esta historia:

Las lluvias y deslaves que diezmaron a Brasil en los últimos días han dejado desolados los campos; no obstante, la historia de Leao, o Caramelo, como otros lo llaman, un perro de raza brasileñamente callejera, es el reflejo de la desolación en la que está sumido el país.

Leao era un perro de la calle que fue rescatado por la familia de Cristina Cesário Maria Santana quienes vivían en Teresópolis, una de las zonas más afectadas por las inundaciones y deslaves.

Cuando la casa de Cristina Cesário Maria Santana y otros tres miembros de su familia fue llevada por un alud de tierra, Leao pudo salir con vida, aunque los cuatro ocupantes de la casa murieron.

En el momento en que llegaron los rescatistas encontraron a Leao buscando los restos de sus dueños, los cuales se encontraron gracias a la intervención del perro.

Ahora, que los tres ocupantes de la casa donde vivía el perro han sido enterrados, Leao se ha negado a dejar la improvisada tumba de Cristina Cesário en el panteón de Teresópolis, mientras que su imagen recorre Brasil y el mundo como testigo mudo de la tragedia que se vive al sur del continente.

Y así ha llegado hasta nosotros… con toda su carga de tristeza y melancolía…

Y ese coraje que nace por la impotencia de no poder hacer nada cuando suceden estas tragedias que parece que, como los grandes presupuestos, vienen etiquetadas para la gente pobre y jodida…

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