Trova y algo más...

jueves, 20 de enero de 2011

Tengo un mes con el mismo pantalón...

Este cabrón me ganó, debo reconocerlo.

Yo llegué a usar mis mezclillas —cuando yo era joven, bello, indocumentado y estudiaba allá en el DF— durante seis meses seguidos, pero no más, porque después de ese tiempo empezaba a sentir unas como cosquillitas en el arco del triunfo esquina con lo más profundo del jardín central, y uno, activo y generoso, no podía andar dando espectáculos de esa naturaleza a las espectadoras de las gradas de sol.

Nada de eso, amigos míos.

Ciertamente que a partir del cuarto mes los pantalones ya parecían cartones, por lo rígido y mugroso, y caminar con ellos era una proeza propia de héroes mitológicos, porque los cuatitos varoniles que penden de la horqueta del organismo más parecían badajos de campana que partes gentiles, nobles y sumamente importantes en el aparato reproductor del macherío ranchero de aquellos tiempos.

¡O tempora, o mores… o ovoides!

Y aún así, uno andaba más activo que Kalimba en sus noches más hornies.

Claro que entre los pantalones de antaño —estoy hablando de mis mezclillas de hace 30 años— y los vaqueros que se producen hoy existen años luz de distancia: hoy los Levi’s son para que los utilicen los Ken metrosexuales, mientras que la ropa de aquel entonces rasgaba la piel y hacía callo.

Y uno caminaba con un trotecito lento por la vereda, como de personaje de la canción Fina Estampa (caballero), así con la carga ladeada y otra cosita…

Si bien Ricky Luis, hoy convertido en una lumbrera como locutor en una cadena hispana de Estados Unidos, cantaba en aquellos ayeres Tengo un mes con el mismo pantalón (y qué), y yo duraba hasta seis meses con mi bluyins, este pinchi canadiense nos ganó a los dos, que ni sumando el mes del Rickyluis y los seis meses del Jesusarmando juntamos todo el montón de tiempo que Josh Le utilizó su pantalón sin cambiarse (quizá sólo de tanga y calcetín, que por más que uno quiera que duren puestas, los órganos sensibles del cuerpo también tienen su límite, y cuando dicen que no toleran más un calzón con sello o calcetines con suero, es que ya no lo toleran… y miren ustedes que los órganos cubiertos desde la cintura hasta los tobillos son más aguantadores que los descubiertos de la cintura para arriba o los de los tobillos hasta el suelo…

Bueno, el caso es que este cabrón del Josh Le, un estudiante de la Universidad de Alberta, en el oeste de Canadá, rompió un récord particular (de él, del Rickyluis y del Armando, de una vez) al utilizar el mismo pantalón durante ¡15 meses!, sin limpiarlo, para demostrar que la falta de lavado no tiene consecuencias higiénicas.

Josh llevó el mismo pantalón de septiembre de 2009 a diciembre de 2010 como parte de un experimento para comprobar la cantidad de suciedad que los tejanos pueden acumular, dijeron hoy medios de comunicación locales.

Tras prácticamente 450 días de uso ininterrumpido y sin limpiarlo, el pinchi canadiense tomó una muestra del pantalón para comprobar el nivel de bacterias acumuladas.

Posteriormente, lavó el pantalón y, tras utilizarlo durante dos semanas, volvió a comprobar el nivel de bacterias en el tejido.

Para su sorpresa, la cantidad de bacterias fue similar. La mayor cantidad se localizó en el área púbica (ahí donde las arañas hacen su nido, diría el Perro Bermúdez), donde se contabilizaron entre 8,500 y 10,000 unidades bacteriales por centímetro cuadrado.

La profesora de Ecología Humana de la Universidad de Alberta que supervisó el experimento, Rachel McQueen, señaló que los resultados indican que los pantalones tejanos sólo necesitan ser lavados una vez al mes.

Pero McQueen advirtió de que Le es una persona sana y que los resultados son el fruto de sólo un experimento.

El resultado del experimento es especialmente paradójico porque durante los 15 meses Le, de 20 años, sometió al pantalón a condiciones extremas: durante un mes durmió con él puesto, se secó el sudor de sus manos y tiró comida en la prenda.

Como sea, no queremos imaginarnos cómo dejó la cama: según dicen, las pulgas fallecieron de intoxicación, porque el pantalón podría pasar fácilmente como arma biológica…

En fin: así está mundo… algunos se sueltan disparando a diestra y siniestra, mientras que otros no se cambian de pantalón…

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