Ernesto Jerez es un comentarista dominicano de beisbol en el canal de televisión espn, famoso por su frase "A lo profundo... ¡No, no, no, no, no, no... díganle que no a esa pelota!" cuando alguien conecta un cuadrangular, cantaleta que le ha dado la vuelta al mundo beisbolero aunque a mucha gente no le gusta porque prefiere el tradicional "Se va, se va y se fue" con que los viejos cronistas nos narraban los jonrones por la radio. Ta'güeno, pues...
El caso es que el citado Jerez tiene otra frase acuñada, menos famosa que la de los palos de vuelta entera, y es "¡Joyita a la defensiva!", que pronuncia cuando algún jugador realiza una jugada enorme en el campo y saca al contrincante en las bases o impide que algún batazo alcance dimensiones diferentes a las que llega a tener gracias a la intervención del jugador de campo. (Como quiera que sea, me lucí con esta descripción que ya quisiera el Buqui Soria).
Y pues hoy, leyendo el diario de ayer, me encontré con una joyita a la defensiva que escribió Víctor Mendoza en El Imparcial.
Entre algunas cosas, este señor menciona lo siguiente:
Y por sí no les alcanzara (se refiere al gobierno federal), la tragedia que estamos viviendo en Sonora se convertiría en otra, quizá la principal cortina de humo para darle tiempo a su propósito.
Quién fuera a pensar que hasta un “war room” o cuarto de guerra se conformaría en torno a la Presidencia de la República para generar elementos distractores del escenario económico, y para que la misma tragedia sea culpa del Gobierno del Estado de Sonora.
Cuarto de guerra donde participan Germán Martínez (PAN), Daniel Káram (IMSS), en ocasiones el secretario de Gobernación. Aquí se trata de deslindar a toda costa al Instituto Mexicano del Seguro Social de la tragedia, ahí se decidió que Juan Molinar Horcasitas culpara al Gobierno estatal por la bodega donde se originó el fuego.
Pero eso no es todo, ahí mismo, en ese famoso cuarto de guerra se contempla y se promueve la realización de marchas, y como ejemplo, tienen en su programa de acciones, organizar una megamarcha para el próximo 4 de julio, marcha en donde se buscará entre otras cosas generar un malestar hacia el Gobernador y por supuesto hacia los candidatos priístas, como si con eso se pudiera resolver el problema, por todo ello, pues qué lamentable y es aquí donde uno se pregunta, ¿será posible que el poder se busque a costa del dolor?, bueno, pues ahí se las dejo de tarea.
Y, como yo siempre he sido muy hacendoso, pues yo sí hice mi tarea. Y no estoy defendiendo a nadie, como el señor Mendoza.
Está claro que en la democracia (y creo que vivimos en una democracia, ¿no?) hay espacio para todas las voces. Y es un espacio respetuoso. Ese espacio al que se refirió Voltaire cuando dijo: “No estoy de acuerdo con lo que dices, pero defenderé hasta la muerte tu derecho a decirlo”, o algo así, pues es que ya ven que a mí el francés no se me da muy bien.
Y lo defenderé siempre aunque la opinión no sea original, como en el caso de Mendoza, pues según mencionan sus lectores asiduos y televidentes despistados, lo que dice en la columna es un comunicado al que deben someterse como empleados de quien les paga. Eso dicen. No me consta. Se los juro.
Con lo que no estoy de acuerdo es con la intención de burlarse de la inteligencia de sus lectores. Si él está convencido de que las marchas han sido promovidas por el PAN en un “war room”, pues que se mire en el espejo y que se lo repita algunas veces hasta quedar ahíto.
Las marchas, hasta donde yo he constatado (por cierto, al señor Mendoza no lo he visto ni una sola vez en las marchas… ¿hay niveles o qué?), son un movimiento ciudadano que no le está gustando a algunos, ciertamente. Pero de eso no tenemos la culpa nosotros, los que marchamos, aunque se oiga feo.
Hay que recordar que el incendio de la Guardería ABC no fue un accidente, sino la conjunción de factores construidos por la negligencia de quienes tenían a su cargo el negocio (los dueños, pues) y la ceguera voluntaria de algunos servidores públicos que se negaron a ver el caudal de irregularidades que se conjuraban contra los menores.
Como dicen los expertos: es imprescindible que la opinión pública conozca los pormenores de su funcionamiento, cuántas personas cuidaban a los infantes y qué capacitación tenían, monto mensual que pagaba el IMSS por cada menor, calidad del mobiliario, sobre todo cómo fue que se autorizó (quiénes lo hicieron) que funcionara en una bodega a todas luces indigna e insegura, bitácora de las sucesivas revisiones y aprobación de las mismas.
Hay que desenmarañar la trama de complicidades que enlutó a las familias de Hermosillo y mostró nacionalmente la fragilidad de un sistema, el de las guarderías subrogadas, que puede repetirse en cualquier otro lugar del país.
Y eso que no estamos revisando aquí la otra historia: la de las explosiones, el olor a gasolina y los documentos que estaban quemando: esas son líneas de investigación que podrían arrojar mucha luz en la búsqueda de responsables.
Y sí, como dice Mendoza en su columna de marras: Los medios de comunicación tenemos que ser cuidadosos y evitar lucrar con el dolor, pues a como se ven las cosas, pareciera que entre más espectacular la denuncia más audiencia o más venta de nuestro producto.
Cuidado los que comunicamos podemos ser presa de un escenario complejo, somos responsables de que las pasiones no se desborden, tenemos que informar pero no alarmar, tenemos que decir todo lo que sucede, pero sin buscar el sensacionalismo, Sonora está pasando por un momento realmente difícil, cuidemos que la sangre no llegue al río, ¡más sangre ya no por favor!”, aunque en rigor me parece que quien debe poner el ejemplo es precisamente él, y que se deje de joyitas a la defensiva de quien no debería necesitar de que lo defiendan, porque con hacer prevalecer la ley bastaría, así que “¡No, no, no, no, no, no... díganle que no a esa defensa…!"