No sé porqué, al leer el diario recordé una historia fugaz:
No recuerdo con precisión la fecha, pero esto debió haber sucedido como a las seis de la tarde con 28 minutos de un día ubicado en el calendario entre marzo de 1985 y junio de 1993. El lugar todavía lo huelo: era el bar “Pluma Blanca”. Y los que ahí estábamos reunidos alcanzamos a oír claramente el reto de liarse virilmente a golpes de puño que José L. Parra, alias “El Alazán”, le lanzó a un conocido personaje de quien, para cubrir su capona personalidad, daré sólo las iniciales de su nombre: J (de José), E (de Escalante) P (de Pérez).
El motivo no viene al caso comentarlo aquí, sólo les mencionaré que el segundo le adeudaba cierta cantidad pecuniaria al primero, misma que venía declinando pagarle, cual debe ser entre gentes de buen nacer, según dicen de los panistas.
El caso es que el segundo, sacándole al bulto, huyó cobardemente de la taberna.
En el breve trayecto del segundo hacia la cancela, poterna o entrada del tugurio, el primero le espetó voz en cuello: “¡Pa’ eso me gustabas, ser de enorme antifonario, vástago de tu marrada progenitora!... ¡Llorón!”.
Después, seguimos bebiendo hasta bien entrada la noche.
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