Trova y algo más...

sábado, 30 de abril de 2011

Tu risa...

Hoy, en mi país y en mi corazón, y en el corazón de mi país, se celebra el Día del Niño.

Y hoy, como pequeño homenaje a los más bajitos de mi alma, pomgo aquí estos versos escritos para Arlyn hace ya bastantes años, pero que siguen estando vigentes en mi esperanza.

-o-

Tu risa es una sandía

que enrojece mi corazón,

y en la escalera del aire

se va flotando mi amor.

-o-

Rebanada de sandía

que te brota como flor:

tus labios son dos palomas

que me alumbran como el sol.

-o-

Ríete, niña de mi alma,

para que se asome dios

entre la tarde amarilla

como trozo de melón.

-o-

Tu risa, roja sandía

que se reparte en tu voz,

va y viene como las olas

en la playa de mi amor...

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viernes, 29 de abril de 2011

La verdad, la justicia y los valores gringos ya no son suficiente...

Como respuesta a las revoluciones financiadas por los gringos en el Medio Oriente, ahora se les está revirtiendo el sartén a los hijos de Sam.

Resulta que la revolución empezó en el mundo del comic en inglés, específicamente el cómic norteamericano.

Y es que, bilivitornat, Supermán quiere dejar de ser estadounidense.

El personaje, símbolo de la fortaleza y protección de la nación de las barras y estrellas, está cansado de que el gobierno en turno use sus actos como un instrumento político.

“Quiero hablar en las Naciones Unidas mañana e informarles que renuncio a mi ciudadanía estadounidense. Estoy cansado de que mis acciones se interpreten como instrumentos de la política de los Estados Unidos“.

Así habla el Hombre de Acero en el último número, el 900, de la franquicia de DC Comics titulado “El incidente”.

En la historieta, la andanada de Clark Kent ante el consejero de seguridad de la Casa Blanca llega a raíz de su participación en una manifestación pacífica en Teherán contra el régimen de Mahmud Ahmadineyad. Una presencia que el Gobierno iraní entiende como un acto de guerra de los Estados Unidos y que podrían tener consecuencias terribles.

“Permanecí 24 horas en la Plaza de Azadi. No me moví ni hablé. Sólo me quedé ahí”, se defiende Supermán ante el dirigente estadounidense.

Harto de que se le considere un instrumento de la política de la Casa Blanca, el superhéroe estalla: “La verdad, la justicia y los valores estadounidenses ya no son suficiente. El mundo es demasiado pequeño, está muy conectado”.

La renuncia a su país de adopción —no olvidemos que Supermán, un ‘inmigrante alienígena’ venido de Kripton— es la última vuelta de tuerca que la editorial le ha querido dar al personaje.

Desde que en 1938 fuera creado por Jerry Siegel y Joe Schuster, el personaje ha vivido en universos paralelos, ha perdido sus poderes, se ha casado con Lois Lane, ha tenido un hijo e, incluso, murió una vez a manos del villano Doomsday.

Y ahora, ya harto, quiere ser ciudadano del mundo, no un instrumento más de los gringos… algo así como Facundo Cabral, pero sin tantas barbas…

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No a los privilegios heredados por los parásitos…

Antimonárquicos y republicanos británicos se congregaron este día en Londres en una fiesta de "No Boda Real", en el mismo momento en que tuvo lugar el país festejaba el enlace matrimonial entre el príncipe Guillermo y Catalina Middleton.

"No todo el país está en éxtasis ante la boda real", aseguró Graham Smith, dirigente del grupo antimonárquico Republic, a unas 200 personas congregadas en una céntrica plaza londinense.

Los republicanos británicos quieren que la monarquía sea reemplazada por un jefe de Estado electo y que haya una nueva Constitución republicana. "Es una institución rota que hace ya tiempo abdicó de cualquier responsabilidad en el poder, pero que sigue recibiendo lo que pueda de los contribuyentes", sentencia Republic en su sitio electrónico.

"Le deseamos a Guillermo y a Catalina toda la felicidad personal, pero estamos aquí para afirmar que hay 12 millones de republicanos que no están contentos con la perspectiva de que Guillermo se convierta en rey", dijo a la AFP Sophia Deboick, de 29 años, una voluntaria de Republic.

Con esta fiesta, Republic asegura celebrar la "democracia y el poder popular, y no a los privilegios heredados".

Durante la fiesta se vendieron tazas "republicanas", en oposición a los miles de tazones vendidos con las efigies de Guillermo y Catalina. En ellas, se puede leer "I'm not a royal weeding mug" ("No soy una taza de boda real"), pero se juega deliberadamente con el doble sentido de "mug": taza y tonto.

Como sea, la boda de los nuevos duques de Cambridge, Guillermo y Catalina, ha cumplido con creces sus expectativas sociales y mediáticas que han inundado las calles de Londres y los hogares de cientos de millones de ciudadanos del mundo, todo ello con una perfecta y espectacular ceremonia y una retransmisión televisada digna del mejor cine de Hollywood, muy superior en vestuarios, música y desfiles a la ceremonia de los Óscar y a cualquier otro acontecimiento, como la final del mundial de futbol de Sudáfrica, la olimpiada de Pekín o, incluso, la toma de posesión del primer presidente negro de los Estados Unidos, Barack Obama; un show televisado que quizás sólo ha sido superado por otro espectáculo cargado con el mismo sentido político imperial y déspota: el bombardeo de Bagdad en la primera guerra de Irak, que la CNN retransmitió al mundo entero en vivo y en directo.

Desde el punto de vista político, se percibió una creciente polémica por la ausencia de los ex primeros ministros laboristas Blair y Brown, y la expulsión del emir de Bahréin y del embajador de Siria, por su represión contra manifestantes.

Al final, la boda de un miembro de la realeza británica tuvo esa carga de propaganda oficial del Reino Unido que no tiene precio, y de la que los ingleses podrían sacar réditos políticos y económicos al convertir a la monarquía inglesa en su mayor embajador y agente comercial, porque como unidad nacional ya se ha visto que tiene sus fugas cada vez mayores.

Y es que no todos los británicos son Elton John y David Beckham, y —por supuesto— no todos han sido invitados a la boda de Guillermo y Catalina.

El ex cantante de The Smiths, Steven Patrick Morrissey, se halla en los dos grupos mayoritarios: ni está invitado ni quiere ir.

Aunque Elton John, Guy Ritchie, David Beckham o Rowan Atkinson —conocido por su papel de Mr. Bean— acudieron encantados al enlace de Guillermo con Catalina, muchas otras celebrities británicas se quedaron sin invitación oficial.

Es el caso de Morrissey, quien —por la opinión que ha expresado sobre la boda real— hará bien en no acudir a tal evento.

“¿Por qué tendría que ver la boda? ¿Por qué pasar tiempo delante de la televisión para ver eso? No me tomo en serio a ninguna de esas personas”, señaló en repetidas ocasiones.

“No creo que representen a Inglaterra y tampoco creo que Inglaterra les necesite. Creo sinceramente que son parásitos que se benefician de los ingleses y nada más. Tampoco creo que sirvan para algo”, sentenció el músico.

Morrissey había dicho días atrás en entrevista en la BBC: “Sal ahora mismo a la calle y habla a la gente acerca de esta boda. Estoy seguro de que se reirán en tu cara. Lo harán, sin duda”.

Y no se equivocaba.

Según una encuesta realizada por TNS, sólo el 39% de los británicos se declaró interesado por un evento que reúne, sin embargo, a más de 12,000 periodistas de todo el mundo. Por el contrario, el 58% de los ingleses señaló no estar interesado en el enlace.

Curiosamente, la boda de Guillermo y Catalina suscitaba más interés en Alemania, donde el 40% de los encuestados decía estar interesado en el enlace, y en España, sólo el 24% dio la misma respuesta.

En México, las televisoras no hicieron encuestas. ¿Para qué? Ellas saben que los mexicanos somos tan brutos que veremos lo que nos pongan y ya. Nada de educación. Nada de cultura. Sólo futilidad y deporte profesional, de ése que las televisoras manipulan los derechos porque son dueños de equipos y jugadores.

Entiendo que ambas cadenas —Televisa y TV Azteca— transmitieron la boda y recurrieron, como siempre sucede en las transmisiones de eventos de la farándula, a esos conductores de lo obvio que en vez de dejar que las imágenes del espectáculo hablen por sí solas, suelen perderse en anécdotas irrelevantes y en planos de personajes y situaciones que rozan lo imbécil, que es precisamente el sello indiscutible de las televisoras mexicanas.

Ni más ni menos…

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De cómo el café provoca alucinaciones…

De acuerdo a una investigación, los grandes bebedores de café son más propensos a tener alucinaciones o sentir "la presencia de personas muertas".

Un estudio encabezado por el Dr. Óscar “Polacas”© Holguín, interrogó a 200 estudiantes de Comunicación y de Letras sobre su consumo de cafeína, y se encontró que los mayores consumidores de café fueron también más propensas a haber visto u oído cosas que no estaban allí; es decir, alucinaron o “tripiaron”, como asentó el Dr. Holguín en ese lenguaje científico que suelen utilizar los investigadores que se creen intelectuales.

Según el estudio, aquellos estudiantes que consumían el equivalente diario de siete tazas de café instantáneo o más —o sea, usuarios de cafeína alta, cafeceros muy machos, pues—son tres veces más propensos a tener experiencias extra-sensoriales que los usuarios de poca cafeína, que consumían menos de una taza diaria, o cafeceros light.

El estudio, patrocinado por la empresa hermosillense “Café de Talega, no de Talegón, S.A.”, no sólo tomó en cuenta el consumo de cafeína, tanto en té como en café, sino también en las bebidas energéticas con cafeína, barras de chocolate y las píldoras de cafeína.

“Cuando se está bajo mucha presión, el cuerpo libera una hormona del estrés llamada cortisol. Una mayor cantidad de esta hormona del estrés se libera en respuesta a la tensión cuando la gente ha consumido recientemente cafeína”, indicó el Dr. “Polacas”© Holguín, aunque nadie le entendió mucho.

Y luego agregó que es este impulso extra de cortisol el que puede vincular el consumo de cafeína con una mayor tendencia a alucinar.

Asimismo, dio a conocer que a partir de mañana, en la mesa 6 del Bar Pluma Blanca iniciará un estudio similar entre bebedores de cerveza para saber qué marca y cantidad hace alucinar a los borrachos. “De seguro que será un estudio excitante —subrayó el “Polacas”©—, de hecho ya estoy salivando como perro pavloviano”, dijo y se limpió las babas con el dorso de la mano derecha, mientras alucinaba el volar de una mosca que pensaba que era el “Polacas”© intentando explicar un estudio sobre las alucinaciones provocadas por el café y la cerveza mientras volaba en círculos…

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Los hombres y las cabronas...

No hace mucho, se presentó en esta sub ciudad una puesta en escena de la obra “¿Por qué los hombres aman a las cabronas?”, una adaptación de Mauricio Pichardo al libro homónimo escrito por Sherry Argov, que en realidad debería, según los más castizos angloparlantes, titularse en español: ¿Por qué los hombres aman a las putas? (Why Men Love Bitches?).

He leído el libro y, por principio de razón y sensibilidad, en muchas de sus partes no concuerdo con lo que dice ni de las mujeres ni de los hombres. En resumen, el libro es una guía para las mujeres que son “demasiado buenas” en sus relaciones amorosas, o lo que ellas entiendan por eso. Se dice que la palabra cabrona del título (o puta, pues) no debe tomarse muy en serio pues simplemente representa en forma irónica el tono humorístico del libro.

Sin embargo, satírico o no, el título y el contenido presuponen lo que muchas mujeres piensan pero no dicen.

Con todo, los defensores del libro señalan que toda mujer ha sentido vergüenza por parecer demasiado necesitada ante un hombre; toda mujer ha tenido un hombre tras ella que en el momento que la consiguió perdió el interés. Así, toda mujer sabe lo que se siente que no la tomen en cuenta (aunque ciertamente esto no es privativo de un género). Subrayan que estos problemas son comunes para la mayoría de las mujeres, casadas y solteras, divorciadas, viudas y/o abandonadas por igual.

La cabrona de la que hablan no es la bruja sobre ruedas, dicen, ni un personaje malvado. Tampoco es la típica “cabrona de la oficina” odiada por todos en el trabajo. Según se infiere, la mujer que se describe es buena pero fuerte, tiene una fortaleza muy sutil, no deja a un lado su propia vida y no persigue jamás a un hombre; no permite que un hombre piense que tiene un dominio total sobre ella. Y se da su lugar cuando él se pasa de la raya. O sea, es una cabrona media cabrona. O algo así.

El asunto es que se supone que sobre eso trata la comedia que se presentó en Hermosillo del Pitic, una obra con detalles picantes que revela por qué es mucho más deseable una mujer fuerte que una tímida y miedosa que siempre dice sí a todo. Mmmm. “Un bombazo de emociones y verdades, confrontadas con la vida vacía y fugaz experimentada por las mujeres actuales, quienes, desde su jaula de éxito y logros profesionales, están más necesitadas de reconocimiento sentimental que nunca”, decía en alguna parte la publicidad.

Y, bueno, también está la opinión de los que no defendemos la obra escrita o puesta en escena, que según se entiende es la equivalente.

Quienes difieren de las opiniones anteriores se preguntan de la misma manera “¿Por qué los hombres aman a las cabronas...?” y la respuesta es rápida y contundente: Por el mismo motivo que esos hombres aman a las imbéciles, siempre que unas y otras tengan un buen par de pechos y un criterio del tamaño de una nuez deshidratada (acá tampoco es cuestión de género, pues la respuesta puede invertirse con los mismos resultados; es decir, el orden de los factores no altera el producto).

Más que preguntarse por qué los hombres aman a las cabronas, cosa que además de irrelevante es susceptible de ridiculizar, como hemos visto, cabría preguntarnos por qué existen personas a quienes se les permite escribir panfletos epidérmicos sobre relaciones emocionales cuya escritura es alentada y promocionada en todas partes, y no sólo eso, sino por qué ese tipo de personas, que supuestamente están un paso evolutivo arriba del resto de las mujeres “sumisas”, engañadas, dejadas, abandonadas y desencantadas, sigue buscando el éxito en una condición a la cual no se aplica la palabra éxito: sino el simple amor, el jodido amor... el cabrón amor...

El amor no es un logro, no es una meta, no es una recompensa, no es mejor ni peor que nada, no es un trofeo, no es un manual, no es una medalla, no es resultado de una ecuación, no tiene fórmula química, no es una medicina, no tiene fecha de caducidad, no tiene modelo, no hay catálogos de moda para el amor, no hay canciones para conseguirlo, no se puede sobornar, no tiene fecha ni edad: es un juego de azar si te llega, una proeza conservarlo y un milagro si no se te va... y nadie, nadie puede hacer nada al respecto.

Pero no. Según se desprende de la contraportada y los comentarios, para la autora del libro de marras, hay que ser exitosos en el amor para ser alguien. El éxito del amor, diría una de esas rumberas de poca monta que llegaron a ser conductoras de talk show, es amar y ser amados, robándole el marido a una pendeja, convirtiéndote así en una cabrona.

Sólo así se puede decir con todas las letras: “¡Uhhh: Qué cabrona soy. Ahora él me ama a mí. He obtenido el éxito como mujer, como ser que siente, que quiere cariño y dulzura. Ahora sí valgo la pena. Uff. Estuve cerca de valer lo mismo que una cáscara de plátano, pero ahora valgo porque soy una cabrona, valgo porque tuve los huevos suficientes para traicionar a alguien más y de enseñar más tetas que la otra. Ahora sí que valgo. Con mi hombrecito de la mano. Sí valgo la pena. Estoy salvada. He logrado el éxito. Uff. Y pensar que pude haber sido de las otras pobres mujeres que están solas. Pobrecitas, si son tan feitas que quién se va a fijar en ellas. Además, no sacan los colmillos para defender lo suyo. Ah, pobrecitas, como caracolillos de jardín. Se visten horrible además. Fuchi. ¡Arriba las cabronas!”

Y en el otro lado del escenario de la vida está (no porque ahí hubiera querido estar, sino porque ahí hay que ponerla para juzgarla) la tan manida y publicitada teoría de Argov de que los hombres aman a las mujeres cabronas. Aunque lo que sobresale en esta afirmación interrogativa es la generalidad. Porque, según dice la autora, habló con mil varones para después concluir en las líneas de su libro, pero mil hombres no hacen el género masculino. No se acerca a una verdadera descripción biológica, sociológica y/o psicológica. Ni siquiera como muestra representativa en bloques al azar.

Los argumentos de Argov menosprecian la inteligencia de los hombres, porque también hay hombres inteligentes, en serio. Lo que hace la autora es una “relación de hechos” de lo que presupone que es un hombre, aventurándose a describir las reacciones masculinas de manera determinante y salvaje, sin observar que un hombre inteligente sabe dar respeto a una mujer que se lo merezca, de la misma manera que una mujer inteligente lo hace con un hombre.

Es una tontería de la revista Quién (y de quienes la promueven) eso de que a los hombres nos gustan los retos, como si las mujeres fueran trofeos de caza. Tal vez a algún extraviado por ahí que cree que la vida es un safari pueda caerle bien esta aseveración, pero para los hombres con mediana cultura, los seres humanos son sujetos de relación, más que objetos sobre los cuales ejercer un poder ficticio.

Y es que según Argov “Los hombres no responden a las palabras. Responden a la falta de contacto”: el menosprecio al diálogo, a la claridad de la comunicación, la insinuación de que sólo se responde al acercamiento carnal, es de una simplicidad apabullante.

Esa visión generalizada de los hombres como falos motorizados que andan al garete por el mundo buscando desesperadamente su buen recaudo es un asunto que de a poco ha ido quedando atrás por muchas razones: las cabronas deberían darle un poco de crédito a la masculinidad y empezar por aceptar que en términos psicológicos y en atributos de relaciones amatorias ningún hombre es igual a otro.

Ciertamente somos iguales en muchas otras cosas; y, sobre todo, somos iguales a las mujeres en lo fundamental: carnal y espiritualmente. Ya se sabe que en las diferencias se nutren las relaciones, pero generalizarlas en manualitos baratos de auto ayuda bajo el vulgar epíteto de “estos malditos hombres”, lo que hace es contribuir a esa percepción de insulto muy generalizada.

Por último, me pregunto myself: esos medios que tanto le tupen a las administraciones públicas porque somos un pueblo que no lee, y que luego regalan boletos para algunos eventos a quienes compren el diario, ¿en lugar de una entrada al teatro por qué no regala el libro de Sherry Argov; o en vez de los calzones de Ricky Martin, un poemario; o en lugar de la bota izquierda del baterista de Los Tucanes, una novela de Carlos Fuentes?

Creo que así serían más coherentes con su queja, y pondrían su granito de arena para que dejemos de ser menos imbéciles de lo que creen que somos.

Pero no: Es mucho mejor manejar un doble discurso que garantiza ciertas ventas o presiones facilonas para seguir sobreviviendo... y luego nos preguntan ¿Por qué los hombres aman a las cabronas? (¿a las cabronas empresas de información, será?: Sabe).

En fin...

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jueves, 28 de abril de 2011

Entre Benedicto XVI y la crema de tuétano de grillo...

No, pues yo no sé si el Benedicto XVI se refirió a mí cuando en su homilía dominical pidió a sus fieles mantener un día exclusivamente para la reflexión sobre su fe y el destino del planeta, y les recomendó no rendirse ante "el desenfreno del mundo moderno". Y era tan temprano el domingo, cuando el Bene dijo eso, que ni ganas tenía este triste suricato que soy, que siempre he sido, de cometer desenfrenos mil.

Y déjenme decirles, estimados lectores, que el divino hombre siguió sin ponerse freno, se los juro: afirmó que las sociedades de Occidente han transformado los domingos en días en que las actividades de ocio han eclipsado el significado de la jornada, que debería estar dedicada a Dios.

Y no contento con ello, citó una frase acuñada por un obispo alemán en el siglo XX: "Entreguen alma a su domingo, entreguen al domingo su alma".

Pero ayamsorrri: los domingos son los días que le dedico a mi cuerpo para embellecerlo del trajín de la semana pasada, y a prepararlo para el trajín de la semana que comienza. Así que nomás llegado el mediodía, empiezo a flotar rumbo al baño para pasarme horas y horas, como Remedios la Bella, exprimiéndome los granitos de la cara, depilando los vellos faciales no deseados y ponerme mascarillas de tuétano de grillos en el rostro para mantenerme joven y esplendoroso. Así que mientras el menjurje ese toma su tiempo, aprovecho para leer. Y me encuentro con cada sorpresa, amable lector, que se acumula a mi ya célebre sabiduría.

Mire usted, amigo lector, no me acuerdo si alguna vez le conté esto, pero si no, ahí va de nuevo: según una revista para muchachas que habita en el baño de la casa (¿se ha dado cuenta usted, estimado lector, de cuánta sabiduría se acumula en los revisteros de los baños de las casas?) hay siete cosas que una mujer no debe hacerle a un hombre en la cama, y a saber son: no lo maltrates, no le hagas demasiadas promesas, no finjas ser la dama perfecta, deja de preocuparte por tu peso, no lo retengas tanto, no se excusen con dolores y, por favor, no limpien tanto. Ignoro si en verdad existan esas siete cosas que una chica no debe hacerle a su pareja en la cama (en mis tiempos había más imaginación que reglas a seguir), más bien me suena como a fanfarronada de la estulticia propia de revistas anodinas de inicios de siglo XXI.

Quienes tuvimos la semanal fortuna de conocer la revista Alarma!, y años después a su sucesora Casos de Alarma!, allá por los años setentas y ochentas, podemos darnos cuenta fácil de cuánto se ha desvirtuado la labor informativa y lúdica de las revistas, que ahora —a diferencia de aquellas espeluznantes notas salidas de la parte escatológica de los reporteros de Alarma!— sólo ensalzan el físico, el dinero y la cuestión sexual de las parejas, sin dejarnos ver todo aquello humano que nos vuelve bestias del hombre.

Seguro que alguien por ahí extrañará las fotos de cuerpos decapitados, o los encabezados que forman ya parte del anecdotario popular: “Quísole ganar al tren; claro: murióse!!!”, “Violóla, golpeóla y matóla con una pistola”, “Fuéronse de parranda ayer: hoy hay dos vacantes en la oficina” y muchísimas joyas más del periodismo mexicano.

Y es que entre las fotos de cuerpos sanguinolentos y las de modelos anoréxicas y semidesnudas hay un mundo de diferencia. Entre las fotos de los compadres dándose machetazos y la de los chicos de apariencia andrógina caminando por la pasarela, existe mucho más que la mexicana virilidad con la que se defiende el área chica: está en juego nuestra idiosincrasia, siempre tan bocabajeada y arrinconada por los intelectuales de café y los organizadores de concursos de belleza.

Y mayor diferencia hay entre los temas frívolos de la dietética universal, los problemas amorosos de las estrellas del cine, las fortunas de los monarcas europeos y la moda veraniega que se ha impuesto en Nueva York, y las escenas de la vida nacional que nos remiten al célebre caso del muchacho perturbado de la Colonia Donceles que mató a su abuelita y la hizo tamales, las Poquianchis y sus burdeles para políticos, la mujer de Navojoa que hizo cachitos al marido con un cuchillo cebollero porque la golpeaba con la hebilla del cinturón, y las infaltables peleas de arrabal en las que invariablemente algún voluntarioso vecino resultaba degollado y quedaba como personaje de canción de Chava Flores. ¡O tempora, o mores!, cantara el aeda antes de caer en las vías del metro y morir electrocutado, como dios y Alarma! mandan.

Las revistas ya no tocan temas tan abruptos como la inolvidable Alarma! de aquellos años: prefieren adormecer a los lectores con historias que nada tienen que ver con nuestra realidad, como la dieta que sigue Christina Aguilera los días nones de cada mes par, o la ruptura de Juanes y su modelo de mujer por razones que la vulgata no está preparada para conocer, pero que a todos nos tiene con el alma en un hilo. Son ahora los noticieros de televisión los que nos muestran los productos de la miseria humana en todo su brillante esplendor para que aquellos nostálgicos de Alarma! sigan creyendo que el mundo, dentro de su globalizada imperfección, sigue siendo un buen lugar para vivir y morir mientras llegan los marcianos.

Si, mientras el Benedicto me azota con su discurso dominical antiocio y la máscara de grillo seca sobre mi piel, mi alma de bardo enamorado extraña la revista Alarma! Y es que ¿sabe Usted que la historia de esta revista se remonta al inicio de la década de los años sesenta, cuando la empresa Publicaciones Llergo decidió iniciar un proyecto periodístico, un sueño que de pronto se convirtió en realidad? Algo así como la I, pero sin eso light que tiene la publicación jilesca.

Alarma! apareció por primera vez en los puestos de revistas el 17 de abril de 1963. En su portada se publicó la nota de una popular vedette de los años 60 que fue encarcelada por un supuesto fraude con casimires que comerciaba; y poco a poco empezó a ganarse el gusto de los lectores, las ventas subieron rápidamente; sin embargo, se presentó un caso policiaco que marcó de manera definitiva el rumbo de esta revista: Las Poquianchis.

El trabajo informativo del corresponsal de Alarma! en Guanajuato y el olfato periodístico de Carlos Samayoa cuajaron un gran reportaje que le fue encomendado a Jesús Sánchez Hermosillo. El reportero se trasladó hasta San Francisco del Rincón, Guanajuato, donde hizo un exhaustivo trabajo de investigación durante varios meses que culminó con la entrevista de Las Poquianchis, quienes de manera exclusiva contaron a Alarma! su macabra historia.

Semana a semana los lectores quedaron cautivados con los impresionantes relatos de las multihomicidas y estuvieron atentos al avance del proceso penal de las detenidas. El éxito fue tal que las ventas de Alarma! subieron hasta las nubes, pues llegaron a marcar una cifra récord de 2 millones de ejemplares vendidos a la semana, y su distribución alcanzó las ciudades más importantes de Estados Unidos, además de países como Francia, Holanda y Bélgica. Incluso algunos ejemplares se distribuyeron en Japón.

Y, bueno, mejor ya ni le sigo con la romántica historia de Alarma!, pues ya dejé el teclado de la computadora lleno de la milagrosa crema de tuétano de grillo... (que ese sería otro caso para Alarma!, se lo juro, oiga), porque hoy también me la puse, aunque no es domingo… porque tengo el valor y me vale….

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Messi es el puto amo...

Escombros... había gente huyendo por los túneles, sobrevivientes escapaban por las tribunas, Madrid estaba en llamas. Al minuto 87, Messi demolió el estadio. El Bernabéu era una ruina. Muy temprano, cinco minutos tenía el juego cuando Mourinho había retrocedido 40 metros. Una estampa vulgar desde las alturas, nueve Copas de Europa encerradas en un cajón.

Real Madrid no sólo cedió su terreno, entregó al Barcelona las llaves de la ciudad. Lo hizo en un momento cumbre de la historia del futbol, justo cuando el mundo impulsado con nuevas tecnologías acudía en tiempo real a un debate antiguo, ahora remasterizado por internet.

El futbol encontró esta semana argumentos perfectos para polarizar su afición.

La figura de los técnicos alcanzó en las últimas horas cotas mesiánicas. Las redes sociales montaban altares en nombre de Josep Guardiola o José Mourinho. El riesgo para el perdedor era enorme. Mourinho lo asumió negociando la historia de su equipo. Incluso corrigió a Di Stéfano.

Guardiola lo hizo en favor del suyo, sin renunciar a lo que es. El juicio de esta noche es sumario: el deporte que se juega con un balón en los pies pertenece al Barcelona. Sin embargo, la clave del partido, por excéntrico que parezca estaba en la ausencia de Carvalho y la presencia de Puyol. Sin el central portugués, el Madrid perdió el subconsciente de Pepe (expulsión rigorista), ese instrumento humano que Mourinho ha utilizado para demostrar su teoría robótica.

Mientras, con su capitán en el campo, el Barça encontraba los cimientos de su cantera. Hay en estos futbolistas catalanes un extraño lazo familiar. Son hermanos de sangre y piedra. El primer tiempo arrancó y terminó aturdido. Todavía se escuchaban las roncas declaraciones del martes.

El Bernabéu, ensordecedor como siempre, homenajeaba al puto amo, al puto jefe, con elocuencia, algo de ignorancia y mucha arrogancia.

El pequeño país, del que dice venir Pep Guardiola, apenas podía escucharse en el gallinero del estadio. La grada Alta del Fondo Norte del Bernabéu era Catalunya. Aquí otro factor concluyente, el futbol español, su prensa y afición sufren la más cruenta división política de su vida, cuando aún no se cumple el año del campeonato mundial de España. Los clásicos han servido para demostrar lo poco que valen jugadores como Casillas, Xavi, Piqué, Alonso y Villa para uno u otro bando. Sea en el Bernabéu o en el Camp Nou, son insultados como Barrabás.

El partido en su verdadera magnitud, la futbolística, tan olvidada por tanto escándalo, pasó desapercibido. Todo se resume a Messi (0-1 y 0-2). El jugador que recogió la pelota en nombre de un estilo y atravesó la cancha a nombre de un equipo. Detrás suyo iban cayendo palabras, frases, opiniones, ruidos y declaraciones. Acabó con todos. El Barcelona es a Messi, lo que Messi al futbol, casi todo.

Al final, como los grandes villanos, Mourinho volvió. Clavó el asterisco del arbitraje sobre el lomo del que puede ser el mejor equipo de la historia. Una crueldad para tan poco futbol.

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Escrito por José Ramón Fernández Gutiérrez de Quevedo para La Afición.

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miércoles, 27 de abril de 2011

Hace 27 años, por la mañana...

Un día como hoy de hace 27 años era viernes.

Y los viernes, según la tradición, la gente, sobre todo la gente joven —ya saben: impulsiva como es— se casa.

Y a veces los matrimonios duran un día, a veces un año y a veces toda una vida, con su muerte incluida...

Y así fue la historia:

Después de que el 23 de abril de 1981 dos locos se anoviaron (ella, cromosoma ARM; él, testosterona jaz), el 27 de abril de 1984 se casaron. O sea, tres años después.

Y lo demás es lo de menos: han llegado a 30 años navegando juntos y revueltos en buenos, malos y peores tiempos.

El caso es que al hecho de llegar a 27 años de casados la tradición le llama Bodas de Cromo.

Y para los que no saben, el cromo es un elemento químico de número atómico 24 que se encuentra en el grupo 6 de la tabla periódica de los elementos. Su símbolo es Cr. Es un metal que se emplea especialmente en metalurgia. Es un metal de transición duro, frágil, gris acerado y brillante. Es muy resistente a la corrosión.

Su estado de oxidación más alto es el +6, aunque estos compuestos son muy oxidantes. Los estados de oxidación +4 y +5 son poco frecuentes, mientras que los estados más estables son +2 y +3. También es posible obtener compuestos en los que el cromo presente estados de oxidación más bajos, pero son bastante raros.

Se utiliza principalmente en metalurgia para aportar resistencia a la corrosión y un acabado brillante.

Dentro de su papel biológico, el cromo pertenece al grupo de los oligoelementos, al igual que el silicio, el níquel, el litio, el molibdeno y el selenio; es indispensable para el organismo, ya que regula el metabolismo del azúcar, además de ayudar a la insulina a distribuir la glucosa a las células. Por eso es indispensable en el tratamiento de las hipoglucemias.

Al estar en relación con la insulina, el cromo a menudo se emplea para controlar el azúcar en sangre debido a que las personas con diabetes del tipo II absorben mejor la glucosa en las células.

El cromo, especialista en impedir la formación de coágulos en la sangre, es también una pieza clave para prevenir los ataques al corazón. Se ha comprobado que las personas que fallecen de enfermedades cardiacas, tienen menos cantidad de cromo en el organismo que la mayoría.

Asimismo, es un mineral importante para mantener el correcto desarrollo de nuestra dentadura, y regula los niveles de colesterol y triglicéridos.

La insuficiencia de cromo en el cuerpo disminuye la posibilidad de metabolizar la glucosa, las grasas e inhibe la síntesis de las proteínas.

La gente con mucha ansiedad por el dulce o que no pueden dejar de "picar" (not albur) entre horas suelen estar bajos de cromo. También aquellas personas con subidas y bajadas de ánimo muy exageradas.

Es muy habitual encontrar carencias de cromo en las personas que "fabrican" colesterol o triglicéridos.

Como ejerce una acción en el ojo, su carencia conlleva una opacación de la córnea, que si se arrastra durante mucho tiempo, producirá cataratas.

La forma más habitual de consumir el cromo es en tabletas o cápsulas en forma de picolinato o polinicotinato. Algunos estudios dicen que detrás de muchas depresiones lo que hay son estados de hipoglucemias y que los pacientes responden muy bien a la toma de cromo.

La dosis estipulada de consumo de cromo es de entre 50 mcg y 200 mcg, y lo podemos encontrar en aceites vegetales, en la levadura de cerveza (o sea… ¡salú, pues!) y en los cereales integrales como la cebada y el maíz. También lo encontramos en las nueces, la manzana y las verduras como la lechuga, las papas, berros, hongos (¡mochis, carnal!), la cebolla y el brócoli.

Y entre los productos lácteos y las carnes que contienen más cantidad de cromo están el hígado de ternera, la pechuga y muslo de pollo, y los mariscos.

Y ya que uno sabe todo esto, pues lo más sensato será, después de 26 años de matrimonio brincarse al 28, que son de Frutas, según la tradición… y ahí sí, ¿a quién no le gustaría probar un buen papayo, un plátano generoso o treparse al guayabo para comer a mordiscos tiernos una guayaba…?

Ya saben que en gustos se rompen géneros, sobre todo géneros gramaticales…

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Rechazan cambios ortográficos…

Ni la mismísima edición conmemorativa que recoge los trabajos del primer Congreso de la Asociación de Academias de la Lengua Española realizado en México en 1951, y que es coeditada por la Academia Mexicana de la Lengua y el Fondo de Cultura Económica, utiliza las nuevas reglas de ortografía que fueron discutidas por representantes de las 22 academias de la lengua española reunidos en el marco de la Feria Internacional del Libro (FIL) de Guadalajara.

La Academia Mexicana de la Lengua, impulsora de este libro que contiene la historia de ese primer encuentro, en el que curiosamente no participó la academia española debido a problemas políticos, declinó utilizar la nueva Ortografía razonada de la lengua española y no le quitó la tilde al adverbio sólo —proveniente de solamente— ni a los pronombres demostrativos como éste, ésta o aquél.

Aunque estuvieron a tiempo de apegarse a las modificaciones ortográficas que el académico español Salvador Gutiérrez Ordóñez, coordinador de la obra que será publicada en 2011, considera "una reclamación histórica" de una ciencia ortográfica que "necesitaba una obra que desarrollara el porqué de las diferentes normas y reglas", ni ese volumen celebratorio ni los libros que publiquen las editoriales mexicanas Cal y Arena y Fondo de Cultura Económica se ceñirán a las disposiciones propuestas recientemente por la Real Academia Española.

La nueva ortografía que plantea, entre otros cambios, que el alfabeto tendrá ahora 27 letras —la "ch" se suma a la "c" y la "ll" a la "l"— y que se escribirá exministro y exnovio, en vez de ex ministro o ex novio, no modificará los manuales de estilo de las editoriales y tampoco sus convenciones o normas de ortografía particulares.

Y es que esa "introducción científica, razonada y reflexiva de la Ortografía", como la definió Gutiérrez Ordóñez, es calificada por estudiosos y editores mexicanos como producto de una "ociosidad sin límite", una acción "ridícula", "una muestra de que la Real Academia de la Lengua está compuesta por un conjunto de paquidermos, lentos, viejos" y una serie de modificaciones que, de utilizarse, será por "comodidad e incluso por ignorancia".

Luis Fernando Lara, lingüista de El Colegio de México y coordinador del Diccionario del español de México, publicado por esa institución tras 37 años de trabajo, afirma que las modificaciones "parecen ser una táctica de venta de la academia española porque la verdad no es para tanto" porque eso de que quitó del orden alfabético la "ch" y la "ll" ya lo había hecho desde 1999 y "ahora lo saca para agitar un poco al público".

El único afán, dice Luis Fernando Lara, es "ser dizque más internacionales" (emparejarse con idiomas que no tienen acento, digo yo, como el inglés); sin embargo, agrega que esa internacionalidad se les atranca con la eñe, pues "con la eñe no pueden hacer nada porque sería ridículo que trataran de sustituirla como en francés con 'gn', como en catalán con 'nl' o como en portugués con 'nh', sería ridículo; entonces no hay tal internacionalidad".

Estas modificaciones a la lengua que tiene alrededor de 440 millones de hablantes, de los cuales casi 400 están en América Latina, y de ellos, más de 100 millones son mexicanos, son calificadas por el editor y escritor Rafael Pérez Gay como una ociosidad sin límite.

El director de la editorial Cal y Arena dice que "el lenguaje es la cosa más viva, moldeable, se está transformando todos los días".

Incluir nuevas palabras me parece perfecto, pero agarrarse a bofetadas con las tildes me parece una estupidez. ¿Qué sentido tiene que decreten que ahora 'sólo' no se va a acentuar?

Pérez Gay considera que "eso es una muestra de que la Real Academia de la Lengua está compuesta por un conjunto de paquidermos, lentos, viejos, que no van a ir a ningún lado, que van caminando a la desaparición".

Independientemente de lo que aprueben o dejen de aprobar las 22 academias de la lengua española, editoriales mexicanas como Cal y Arena y el FCE (además de este blog, lo siento mucho) no modificarán sus manuales o normas de estilo editorial.

Las posiciones van de la cautela a la radicalidad.

Tomás Granados asegura que el Fondo no tienen planeada ninguna adecuación. "Nosotros no nos planteamos en este momento hacer una adecuación exacta a la que vaya a decir la academia, desde luego vamos a ver con detalle todas las observaciones y probablemente utilizaremos algunas que sí aceptemos y otras que no, acogiéndonos más a nuestra propia tradición que a un dictado de una institución tan respetable como es la academia".

Existen otras posturas menos condescendientes.

Rafael Pérez Gay niega cualquier cambio a las convenciones de estilo editorial de Cal y Arena. "Editorialmente yo voy a seguir usando los acentos como me los enseñó mi maestra Eustolia, en quinto año de primaria. Me costó mucho trabajo aprenderlo, ya lo aprendimos, qué vamos a ganar con 'solo' sin acento, sólo ganaremos en confusión".

En eso coincide Luis Fernando Lara. "Creo que la academia no reflexiona suficientemente sobre cuál es su papel, debe tener opiniones bien fundadas y sobre todo conocer el uso. La academia lo ha pretendido siempre (imponer reglas) pero en una sociedad moderna eso cada vez tiene menos vigencia".

Para Granados las propuestas de la academia son sólo una referencia pero no es como un cambio a la Constitución, que puede decir que un individuo es ciudadano a partir de los 17 años y eso no es opinable.

Más allá de aceptar las nuevas reglas, queda la duda de ¿por qué modificar la ortografía?

Una explicación posible es la comercial.

Para Lara "parece ser una táctica de venta de la academia española".

Granados señala que parece haber una conveniencia de vender libros de ortografía. "Se crea, junto con la editorial que publica las obras de la academia, la sensación de que hay que renovar estas normas y entonces ahí vamos los escritores, editores, bibliotecarios y profesores a comprar ejemplares de una nueva serie de reglas. El lenguaje ocurre sin noticias y de pronto es inventar una noticia, un fenómeno y hasta un efecto comercial”.

Por lo que respecta a "Historias del Lado Sucio", se sabe que el gerente comercial de esta bitácora (jajaja) ha dicho que la Academia se vaya a "freír espárragos", que también podría entenderse como "que se vaya a Chihuahua al baile" o, en buen castizo, "que se vaya a tzingar a su madre", y que ya deje en paz de una vez por todas a las comas y los acentos... y a las y los ex… que cada quién sabrá qué hace con ellos…

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