Trova y algo más...

viernes, 15 de abril de 2011

Fecha histórica en el beisbol...

Jesús Alberto Rubio, un veterano periodista que hoy labora en la Universidad de Sonora, escribe desde hace como 30 años la columna “Al bat” (“Al murciélago”, pues, en español), y yo mismo myself tengo el grandísimo honor de presumir al Rubio como compañero de trabajo y de ocurrencias (es que como somos los más rucos de la oficina, ergo ya sabemos que el café hay que tomarlo sin azúcar, a las muchachas hay que verlas sin malicia y a fuerzas ni los spikes entran, no señor…)…

El caso es que este muchacho cercano ya a la tercera edad (digamos que en edad, el Rubio anda por ahí en los terrenos del short stop) me contaba ayer que hoy (¡hoy, hoy!, diría Chentefox, apuntando a la mesa con su dedote que supongo lo libra de cualquier cáncer de próstata, según vimos en otra entrega) se celebra el 64 aniversario de cuando Jackie Robinson rompió la barrera racial en el beisbol de las ligas mayores al entrar al terreno de juego con los Dodgers de Brooklyn.

A mí me gusta mucho el beisbol de las Grandes Ligas, lo que no me gusta son los cronistas mamones (como los de Televisa, los de Fox Sports y el tal Willie) y, aunque no es ligamayorista ni nunca lo va a ser, el Beto Coyote (quien ya es un monigote rebasado). Fuera de eso, disfruto mucho las jugadas, el profesionalismo de los jugadores y la amplitud de los estadios.

Es verdad que el beisbol profesional es un espectáculo, pero no es lo mismo ver el beisbol de la Liga Mexicana (sea de Verano o la del Pacífico, que son la misma monserga barata y tercermundista) que ver un juego Boston-Yankees o Dodgers-Mets. La diferencia radica básicamente en el sistema comercial y deportivo que sustentan a una y a otra liga. Ni modo, pero es verdad.

El caso es que las Grandes Ligas recordarán este día y le rendirán un homenaje a Robinson (hijo de Robin, según la etimología inglesa, y supongo que el Rubio será hijo de Batman, por aquello de su “Al bat”, jeje), especialmente por su legado al dejar atrás aquel insultante “Pacto de Caballeros” que impedía a peloteros de su raza y color jugar en ligas mayores.

Dice Jesús Alberto Rubio en su columna “15 de abril: histórico para el beisbol” (http://redbeisbol.blogspot.com/?spref=tw) que 1947 es el Año de Jackie Robinson, pero también el fin de la segregación racial, la que en medio de la tolerancia quizá no está erradicada del todo a pesar de imperar legislaciones que impiden la discriminación en el deporte y en particular en el beisbol.

Hoy hablemos de Jackie, uno de los jugadores de beisbol más excitantes (¿se saldría del clóset finalmente el veterano periodista? Misterio) de los últimos tiempos y quien cargó en sus hombros la responsabilidad de “romper la barrera del color” en pleno siglo 20.

Lo hemos dicho: fue el caballero hecho atleta; un ejemplo en casi todos los aspectos de su vida.

Era el primer atleta de cuatro modalidades en la UCLA; jugaba beisbol y basquetbol, corría y saltaba en pista, además dominaba completamente el campo de futbol americano.

En 1941 Jugó con Los Angeles Bulldogs y encabezó la marathon en 1939 con un promedio de doce yardas. Quedó en segundo lugar en la ofensiva total de la Conferencia del Pacífico en 1940, mostrando ese estilo agresivo en la carrera que sería su clásica característica en los diamantes del beisbol.

Jackie fue un héroe duro de detener en cualquier lugar.

Jackie Robinson era educado, estructurado y altamente moral. Un estudiante americano completo, con un honorable cargo de oficial de la Armada.

Todo esto le haría el candidato ideal para ingresar a las Grandes Ligas de beisbol si podía mantener su orgullo y temple en orden.

Nació en Cairo, Georgia, en enero 31 de 1919. Su familia trabajaba en una plantación de algodón en condiciones no mucho mejores que cuando los negros eran esclavos en el viejo sur de los Estados Unidos.

Su padre abandonó la familia antes de que cumpliera los dos años de edad. Y, con la esperanza de una vida mejor, su madre empacó pertenencias y con sus cinco hijos se mudó a un barrio de Pasadena, California.

El beisbol para Jackie fue desde niño su actividad favorita. En su sector, entonces no había discriminación entre blancos y negros, de tal forma que podían divertirse y conocer sus talentos desde temprana edad.

Pero, a medida que pasaba el tiempo, los Robinson tenían que luchar para sobrevivir. Jackie ayudaba su madre lustrando zapatos, repartiendo periódicos y otras actividades.

Incluso tuvo alguna influencia y participación de descarriado con una pandilla de niños pobres. Por fortuna el ministro de la iglesia del lugar logró que Jackie canalizara su energía en el deporte, donde fue excelente.

Uno de sus hermanos, logró destacar en el atletismo y tuvo participación en las Olimpiadas de Munich, en 1936, donde ganó medalla de plata en los 200 metros planos.

Por supuesto que estaba orgulloso de su hermano. Pero cuando regresó a casa se percató que el éxito tenía sus limitaciones si se era negro.

Aquellos años era la época de los famosos Trotamundos de Harlem donde se podía destacar en el deporte en el pueblo tan solo con tener talento para jugar basquetbol.

Las Ligas Negras ponían cientos de atletas negros uniformados y decenas de aficionados en las tribunas.

En 1930 ese beisbol, en efecto, era el negocio en poder de ellos más grande de América.

No fue el beisbol sino el futbol americano lo que le dio a Robinson una beca para ir a estudiar a la Universidad de California (UCLA), donde conoció a la mujer que se convirtió en la persona más importante de su vida: Rachel, con quien procreó tres hijos. (El mayor, Jackie Jr., moriría en un accidente automovilístico tras luchar por rehabilitarse del problema de la drogadicción, vicio que tomó en la guerra de Vietnam).

“Él no quería que nos involucráramos mucho hasta que no terminara la universidad. Se amaba mucho a sí mismo”, expresa Rachel.

Pero... un día de 1941 tuvo que viajar a Hawaii a trabajar en construcción, dejando lo que él llamaba su “sueño mundial de academia y atletismo”.

Iba en un buque de regreso a casa cuando llegaron las noticias del ataque japonés a Pearl Harbor.

El sueño mundial que él y los EU habían vivido llegó a su fin.

En la ola de patriotismo que inundaba a la nación el reclutamiento jaló a atletas prominentes como Joe DiMaggio, Joe Louis, entre muchas otras estrellas de diversos deportes.

Robinson se dio cuenta de las diferencias y restricciones entre blancos y negros, algo que no estuvo dispuesto a tolerar, y una vez se enfrentó a la ley marcial para probar ese punto, pero para tenerlo “quieto” la Armada lo nombró oficial mayor representando a los oficiales negros.

Jackie y Joe Louis lucharon hombro a hombro para evitar en el ejército la marginación racial de que eran objeto.

Después de la Armada, Jackie firmó para jugar con los Monarcas de Kansas City, en las Ligas Negras. Fue el pelotero mejor pagado en ese circuito, ganando cien dólares por semana.

El beisbol negro era desconocido para la mayoría de los americanos blancos, pero tenía muchos seguidores leales que admiraban su estilo vivaz para jugar y su profundo talento.

-.-

Intrigaba su talento

El talento de Robinson intrigaba a los Dodgers de Brooklyn mientras que también exploraban al catcher Roy Campanella y al poderoso joven pitcher Don Newcombe.

Branch Rickey, Presidente de los Dodgers de Brooklyn, dirigía a su organización de beisbol como un rey benévolo a pesar de su áspera imagen. Creía en un tratamiento igualitario para los negros.

Y cuando invitó a Jackie a Nueva York para unirse a su destacado equipo, Rickey hizo que su estrategia resultase:

“Tenía que ofrecerle un panorama real, con palabras y gestos, por todos los medios para que se diera cuenta frente a quién estaba y a lo que iba a aceptar, porque tenía que saber que iba a ser atacado y le recordarían su madre... Quería saber si podía ser capaz de manejarse así mismo de manejarse bajo tales condiciones. Luego, llegamos al acuerdo de que durante tres años tendría que poner la otra mejilla y decidimos lo que sería un verdadero campo de juego”. Su respuesta, iba ser el bateo.

La temporada de Jackie en 1946 con los Royals de Montreal, fue su destino de ensayo para el año histórico que habría de venir.

Fue en octubre de 1945 cuando Branch Rickey, anunció la firma de Jackie Robinson, shortstop de los Monarcas de Kansas City, además de Johnny Wright y Ray Parlow, pitchers de las Aguilas de Newark. Jackie fue enviado a Montreal y los otros dos a Tres Ríos, Quebec, en la Liga Internacional.

Montreal mostró ser una ciudad cosmopolita al aceptar su presencia, ya que en el equipo nunca habían tenido a un jugador negro. Pero había otros estadios donde provocaba choques.

Empero, Robinson respondió con su bateo y llevó al título de esa Liga Internacional a los Royals. Fue líder bat con .349 y 113 impulsadas, guiando también al banderín de la entonces conocida como Pequeña Gran Serie Mundial.

De ahí, saltaría a la historia, en Brooklyn:

En la primavera de 1947 el beisbol llegó a Brooklyn con mucha más fanfarria y expectativa de la usual.

El 15 de abril de 1947, fue un día nublado y frío en Brooklyn, pero el clima era completamente opuesto en el viejo Ebbets Field. Los frecuentes aficionados de los Dodgers de Brooklyn celebraron una vez más su Opening Day en Brooklyn, mientras que los afro-americanos festejaron el debut de Jackie Robinson, el tercer “negro” en participar en las grandes ligas, pero el primero en hacerlo durante el siglo XX.

Aquel trote de Robinson hacia la primera base con el uniforme de los Dodgers de Brooklyn cambiaría el curso de las grandes ligas en particular, y también repercutiría en cada rincón de la sociedad estadounidense.

26,623 almas se encontraban en las tribunas del Ebbets Field, de los cuales 14,000 eran afro-americanos, fue una tarde fría y lluviosa, recordó Rachel Robinson, esposa de Jackie, quien pidió prestado un abrigo para mantenerse tanto ella como su hijito a temperatura cálida.

Brooklyn enfrentaba a los Bravos de Boston, y aunque fue neutralizado en tres turnos, los Dodgers ganarían el partido 5-3; la sola presencia de Robinson agitaba el clímax, ya que era coreado por todos los asistentes.

Esa emoción era contraria cuando los Dodgers eran visitantes, Filadelfia fue la primera parada, desde las tribunas se vociferaron insultos raciales, tales como: “Negro vuelve a los campos de algodón”, “No te queremos aquí negro”, “¿Hey, copo de nieve, con cuál de las esposas de tus compañeros blancos de equipo vas a salir esta noche?”.

Incluso los jugadores de Filadelfia gritaban a Robinson, con consentimiento del manager de Filadelfia Ben Chapman, para que el afro-americano perdiera los estribos. El compromiso que tenía con Rickey previno que Robinson actuará de otra manera, y fue al tercer día cuando Eddie Stanky, compañero de equipo salió en su defensa, quedaba claro que quien se metía con el negro, se metía con la organización neoyorquina.

Su batalla apenas empezaba. Hubo amenazas de asesinato, advertencias de muerte hacia su esposa e hijo, si osaba seguir jugando. Los lanzadores le lanzaban hacia la humanidad, los hoteles donde dormían sus compañeros se negaban a hospedarlos.

Insultos, golpeado con los spikes, soporto todas esas vejaciones por una promesa al dueño del equipo y para que su hijo le dijera a su hijo que su padre inició el camino de una lucha por la libertad de otros.

Dejo que su ofensiva y defensiva hablará por él.

Conmocionó al público de Brooklyn por su manera de correr en las almohadillas, se robaría 29 bases (líder en la Liga Nacional; en su brillante carrera se robaría ¡20 veces! el home), además bateó para .297, con 12 cuadrangulares y 125 anotadas.

Ese año, los Dodgers ganarían el banderín, estableciendo un récord de asistencia de espectadores, al tiempo que Jackie Robinson sería electo como el primer Novato del Año de la Liga Nacional (recuerden que a partir de ese año se entregaría en ambas ligas).

Robinson se fue de 0-3 en su debut (Johnny Sain, el pitcher de los Bravos de Boston, vencedor ese día expresó años después: “No recuerdo alguna emoción especial en ese instante. Ni la banca demostró algo diferente. Jackie era un nuevo pelotero al que también había que hacer out”), pero al finalizar la campaña apantallaría al mundo beisbolero al ser nominado Novato del Año producto de su promedio de .297, 31 dobles, 5 triples, 12 jonrones, 48 impulsadas y 29 estafas para ser el líder en esa especialidad. (En su carrera se robó 20 veces el home).

Y, desde su arribo, Dodgers ganaría en los siguientes diez años seis títulos de la Nacional.

-.-

En 1949, finalmente se sintió un poco más confortable al poder revelarse contra sus delatores, y la Liga Nacional apoyó su causa al otorgarle el galardón al “Jugador Más Valioso”, liderando su circuito en average (342) y bases estafadas (37), además de anotar 122 carreras y remolcar 124 rayitas.

Entre 1949 y 1953, promedió.329 de bateo, 108 carreras anotadas y 93 carreras impulsadas.

Cuando dejó el terreno de juego sus números fueron: 311 de average, 1.382 juegos, 4.877 apariciones legales, 947 carreras anotadas, 1.1518 hits, 273 dobles, 54 triples, 137 jonrones, 734 carreras remolcadas y 197 bases robadas.

Fue la punta de lanza de los Dodgers de Brooklyn en seis banderines y un campeonato mundial, y también fue la piedra angular que hizo posible que tanto afro-americanos y extranjeros actuaran en las mayores.

Después de su retiro, Robinson se destacó como un luchador contra la segregación en su faceta de empresario y figura política. Se encargó de proyectos para mejorar la vivienda de la gente de color. Trató con personalidades como Martín Luther King, e influenció a presidentes con su actividad, entre ellos Eisenhower, Kennedy y Nixon.

Asimismo, trabajó con iglesias y organizaciones sociales.

En 1972, a la edad de 53 años, la diabetes pudo hacer lo que la discriminación no pudo: le arrebató la vida a nuestro personaje.

Su esposa Rachel dijo que la entrada de Jackie al beisbol ocasionó reacciones hacia él, con acciones racistas, amenazas y alertaron a América sobre el hecho de que este problema no solamente estaba en el sur, sino también en el norte de EU; algo así como una conspiración de nuestra sociedad que creaba una atmósfera donde mucha gente que podía destacar, no tenía oportunidades….

Después de la muerte del histórico beisbolista, su esposa fundó la Fundación Jackie Robinson, que otorga becas escolares con el objetivo de ayudar a la juventud necesitada para concederles educación y hacer de ellos ciudadanos útiles.

--

--